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El festival de la descentralización

El Rompeolas ha descentralizado de forma progresiva su programa, hasta celebrar un 60% de sus actividades en los barrios de la ciudad

A. M.

Martes, 22 de mayo 2018, 09:01

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Concebido como la encarnación práctica de aquellas 'olas de energía' que impulsaron la candidatura de Donostia 2016 y consolidado como el festival de primavera de las culturas ciudadanas, el Olatu Talka cumple este año su noveno aniversario con la descentralización de su programa como una de las banderas de la programación. Dos años después de la celebración de la Capitalidad Cultural Europea en San Sebastián, el festival Rompeolas sobrevive como parte del 'legado' e inmerso en un proceso de reflexión sobre su futuro a cargo de la institución que lo ha asumido: Donostia Kultura.

La programación del Olatu Talka, un festival cuya primera edición se celebró en 2010 cuando Donostia 2016 aún era tan solo una candidatura, siempre ha tenido presencia en los barrios de la ciudad, pero nació muy centralizado, con la mayor parte de sus actividades concentradas en el espacio que va de la Plaza del Centenario a la Parte Vieja. Desde entonces, la dispersión por todo el territorio donostiarra ha sido la tónica dominante, «con fluctuaciones en función de las actividades propuestas por los propios agentes culturales de cada barrio», señala el concejal donostiarra de Cultura, Jon Insausti.

Así, si en 2013, incluyó un total de 115 actividades -de las cuales 20 tuvieron lugar en el centro y 35 en la Parte Vieja, en total un 48%-, y las otras 67 en los barrios -un 52%, los datos demuestran que este año ese equilibrio ya es historia. La programación de esta nueva edición del Rompeolas cuenta con un total de 184 actividades, de las cuales 69 se han programado en el centro-Parte Vieja -un 38%- y las otras 115 -un 63%- en el resto de los barrios donostiarras. Este proceso no se ha producido de golpe, sino que es el resultado de una decisión política. Insausti recuerda que además de otras cosas, «el Olatu Talka se ha convertido en una oportunidad para que las casas de cultura de la ciudad muestren de puertas afuera las distintas actividades que desarrollan».

Un proceso irregular

Tampoco ha sido un proceso progresivo, sino con altibajos. De hecho, en 2014, el 56% de las 117 actividades se llevaron a cabo en el centro y el 44% en los barrios. Cambió la tendencia al año siguiente, con un 58% de la programación en los barrios y un 42% en el centro. En 2016, año en el que tuvo lugar la celebración de la Capitalidad Cultural Europea, el Olatu Talka celebró 147 programas a lo largo de los tres días que dura el festival, de los cuales sólo 57 (un 39%) fueron en el centro y 90 (un 61%) en los otros dieciséis barrios donostiarras. La cota más alta de descentralización se alcanzó el año pasado con 202 actividades programadas, un 31% en el centro y un 69% en otros espacios.

Con un presupuesto por encima de los 300.000 euros -similar al de este año-, los datos oficiales contabilizaron unos 25.000 espectadores que presenciaron las 202 actividades realizadas por los más de 2.000 agentes que se implicaron en la programación. Este próximo fin de semana se han organizado 184 propuestas culturales entre el viernes y el domingo.

La evolución por barrios también es desigual, aunque sí destaca el concejal de Cultura que no se produce un fenómeno de disminución de las actividades a medida que los barrios se sitúan más lejos del centro. También es cierto que en años como éste, Gros acoge 25 actividades y Egia, 22. En Intxaurrondo serán doce y en Altza cinco, pero en Añorga nada menos que trece, tras tres años ausente en el mapa de actividades. Por contra, Zubieta, que en 2013 acogió siete programas, se ha descolgado del Olatu Talka en los últimos cinco años.

Insausti destaca la importancia de contar en esta ocasión con el patrocinio privado de Keler -con actividades los tres días en el entorno del Kursaal- o la Fnac -que organiza un par de espectáculos en la Plaza Cervantes de La Concha-. El responsable donostiarra de Cultura considera que «estas incorporaciones son muy importantes para el modelo cultural de la ciudad porque lo hacen más sostenible. La idea es ir sumando más firmas en el futuro», apunta Insausti, que destaca también estos cambios como «una muestra de que el festival evoluciona y busca nuevas formas de financiación».

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