Festival en construcción

Domingo, 2 de septiembre 2018, 09:23

Resultaría injusto reprochar a Dantz que aún no haya encontrado la fórmula perfecta. En dos años es difícil, por no decir imposible, que un festival así se consolide. El reto para futuras ediciones es reforzar los puntos débiles y potenciar los fuertes. Respecto a los primeros, es evidente que las pinchadas vespertinas en el exterior de Tabakalera tardan demasiado en atraer al público, sobre todo el viernes, y los artistas de primera hora actúan para una audiencia escasa. Lástima.

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Asimismo, el aforo de 600 personas en la Sala Patio parece excesivo y habría que preguntarse por qué sólo se llena la mitad cuando se programa a un productor de la talla del británico Rival Consoles, muy apreciado por la comunidad electrónica. Alguna culpa tendrán los espectadores que el viernes se perdieron un directo palpitante, lleno de subidas y bajadas, con juegos visuales sensacionales y un sonido tan rotundo que sólo cabe felicitar a la organización. Menos rica en matices pero también efectiva fue la DJ kazaja Nazira, aunque los menos familiarizados con el género echamos en falta sesiones orgánicas como las que en 2017 ofrecieron Islam Chipsy o Skip & Die. Hora y media de electrónica a piñón fijo entra más fácil de madrugada y la aprecian mejor los iniciados o quienes se 'motivan' de modo alternativo.

En lo referido a afluencia de público, la franja nocturna y en especial, las 'gaupasas' de Gazteszena como la de ayer, parecen funcionar mejor. Demos tiempo y espacio a un festival en construcción que debe encontrar su camino pero ya se ha ganado a pulso un hueco en la agenda donostiarra.

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