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Cómo se configuró Gipuzkoa hasta ser lo que hoy conocemos es la pregunta a la que trata de dar respuesta a la exposición presentada hoy en el Museo de San Telmo, a través de un recorrido que atraviesa mil años de historia. 'Ipuscua, 1.000 ... años. De Ipuscua a Gipuzkoa 1025-2025' ofrece un recorrido cronológico en tres apartados que reúnen mapas, piezas arqueológicas e históricas, objetos de armería, escudos nobiliarios, documentos, libros, relieves y una gran maqueta del territorio con sus 88 localidades, realizada en madera en 1951 y de seis por cinco metros. En total, medio centenar de piezas históricas, arqueológicas y documentales.
El alcalde de Donostia, Eneko Goia; la diputada foral de Cultura, Goizane Álvarez, la responsable de San Telmo, Susana Soto; y el comisario de la muestra, Iosu Etxezarraga, presentaron una exposición llamada a ser una de las grandes citas culturales del año y que permanecerá abierta al público en dos de las capillas del antiguo convento de San Telmo hasta el 11 de mayo. La definición de contenidos de la exposición ha sido realizada por con una comisión formada por personal técnico de San Telmo y de Gordailua, junto al comisario de la exposición y con el asesoramiento de Mikel Alberdi.
La geografía del territorio y sus formas de gobierno a lo largo del tiempo vertebran una muestra que recoge piezas del propio Museo donostiarra y de la Diputación Foral de Gipuzkoa, además de con préstamos de diversas instituciones del territorio.Dos vídeos e ilustraciones de Martintxo Altzueta completan un recorrido expositivo que arranca en 1025.
De aquel año data el primer documento en el que aparece la primera mención a «Ipuscua», punto de partida de un 'relato' que ilustra cómo el territorio pasó de ser una demarcación geográfica difusa a un enclave con entidad jurídica y con instituciones de gobierno propias que han perdurado hasta la actualidad.
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Tanto Susana Soto como Iosu Etxezarraga coincidieron en destacar las dificultades que presenta una exposición de estas características, tanto por la escasez de piezas artísticas, históricas y etnográficas de los siglos XI y XII como por las limitaciones físicas de los espacios que ocupa una muestra que se ha trabajado a fondo para restarle aridez y facilitar su accesibilidad para el gran público.
El primer apartado de la muestra ofrece una visión panorámica de lo que fueron unos territorios que en los siglos XI y XII constituían una región en transformación económica y social y, a la vez, inmersa en conflictos geopolíticos. Un momento, en definitva, en el que comienzan a perfilarse una configuración territorial e institucional que encuentra su pleno desarrollo en la Edad Media.
Aquí destaca el documento de donación, datado en el año 1025, en el que el señor García Acenáriz y su esposa Gayla donan al monasterio aragonés de San Juan de la Peña y la iglesia rural de San Salvador de Olazabal en el actual Altzo), junto con otras propiedades situadas en el valle medio del río Oria y la costa. Este documento identifica a García Acenáriz como 'señor de Ipuscua' bajo el reinado de Sancho III el Mayor de Pamplona.
En cuanto al testamento de Gayla, datado en 1048, constata que su origen es «Ipuçcha». El documento, escrito en latín, forma parte del llamado Cartulario de San Juan de la Peña y pertenece a los fondos de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, que lo ha prestado para esta exposición.
Otra pieza importante es la recopilación de los Fueros, que nos permite comprender la importancia del crecimiento urbano y la fundación de villas a través de las cartas pueblas. La primera villa fue San Sebastián, aforada hacia 1180 por Sancho VI de Navarra, a la que siguieron Getaria, Hondarribia, Mutriku y Zarautz. En el siglo XIII surgieron otras villas en los valles de Deba y Oria, culminando el proceso a fines del siglo XIV con Urretxu.
Varias piezas procedentes de diversas excavaciones arqueológicas, como la estela de Santa Teresa y varias hebillas recuperadas de una excavación en Getaria completan esta primera sección de la muestra e ilustran la vida en unas aldeas sustentadas en la industria pesquera, la ganadería y la siderurgia.
La segunda sección, presentada bajo el epígrafe 'Consolidación territorial e institucional', arranca a finales del siglo XIV con la denominada Hermandad que conformaron varias villas y que fue el germen institucional del territorio. Fue un proceso que avanzó a lomos del apogeo de las industrias naval y siderúrgica, así como el ascenso social y político de muchas casas y linajes guipuzcoanos.
El escudo de los Idiáquez, del siglo XV-XVI, la bombarda de hierro, del siglo XV, el arcón de Berastegi, las Actas de la Junta de 1397 y el Libro de los Bollones, referido a la Hermandad, se incluyen en este apartado que recoge también los altorrelieves de Jerónimo de Larrea, representación mitológica del escudo de Gipuzkoa, procedentes del Archivo General de Gipuzkoa de Tolosa, que constituye otro objeto central de la muestra y que por primera vez se exponen en una sala.
La exposición se cierra con 'Tiempo de cambios', un apartado centrado en la homogeneización de Gipuzkoa bajo del régimen liberal español del siglo XIX. En ese momento, Gipuzkoa adoptará los límites territoriales que tiene actualmente y establecerá una capital definitiva. Un dilatado proceso de transformaciones que alumbrará el actual entramado institucional del territorio.
La citada gran maqueta que se presentó en la exposición del Plan General de Ordenación Urbanística de la Provincia de Gupúzcoa que San Telmo acogió en 1951 fijaba las futuras zonas industriales, los desarrollos residenciales y las reformas de trazado de las vías de comunicación, tanto de ferrocarriles como de autopistas a cincuenta años vista.
El itinerario expositivo conduce al visitante a la iglesia del museo, en donde las once escenas representadas en los lienzos de Sert ilustran esta historia de Gipuzkoa. También ahí se ubican los sepulcros de Alonso de Idiaquez y Gracia de Olazabal, fundadores del convento de San Telmo y ejemplo de esas élites guipuzcoanas que prosperaron al servicio de las monarquías de Carlos I, Felipe II y sus herederos.
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