Excelente inicio de temporada, de Fallas a la extraordinaria corrida en Arnedo

En el caso de algunos guipuzcoanos la rutina ha comenzado en Magescq. Ha sido el primer domingo de marzo, en este pequeño pueblo francés asistiendo a una fiesta campera matinal y a una novillada sin picadores vespertina. El reencuentro con amigos, el almuerzo, un poco menos multitudinario que antes del Covid, en el ruedo, el capricho del café en Le Relais de la Poste y el poder disfrutar de los novilleros, bien mereció la pena. Los erales nada fáciles y entre los novilleros Tristan Barroso que a poco que le respeten los toros y mantenga su afición dará que hablar dentro de pocas temporadas.

Y casi sin darnos cuenta, la primera Feria de relumbrón: Valencia en Fallas. Para abrir boca, el domingo 13, una interesante corrida de Victorino Martín, alimaña incluida, con un Daniel Luque quién presentó sus credenciales para esta temporada que debiera ser la de su consagración definitiva. Cortó la única oreja al segundo de la tarde, con un toreo serio, notable en su conjunto con largos muletazos sobre ambos pitones. Antonio Ferrera y Román cumplieron. Complicados los novillos de El Pilar del día 16, con el local Niño de las Monjasabriendo la puerta grande. El que parece ser el cartel estrella de la temporada, se anunció el día 17: Los 'juanpedros' descastados, mansotes, bobalicones y con poca fuerza; un saldo para el matadero.

Morante, profesional y honrado, Juan Ortega diluido y un poco perdido («solo del capote no se vive») y un Pablo Aguado recuperado de su lesión con un toreo elegante y profundo; faena medida en el sexto al que cortó una merecida oreja. La corrida del día 18, de Victoriano del Rio, tuvo de todo: los dos primeros complicados, el tercero y el quinto nobles y repetidores, un cuarto descastado y un sexto exigente y complicado. Frente a ellos, un cartel de lujo: Diego Urdiales, entregado enrazado y decidido. Sufrió una espectacular voltereta, que ocultaba una cogida interna de la que fue operado el martes. José Mª Manzanares, frío y artista en su primero realizó una gran faena en el quinto, toreo templado, seguro, con mucho sitio, malograda con el estoque. Un golpe sobre la mesa dio Roca Rey en el tercero; preciosista con el capote y faena valiente. Una oreja. Valiente, aunque algo zafio en el sexto, malogró su salida en hombros con el descabello.

Había levantado mucha expectación el cartel de San José en Arnedo. La plaza se llenó y el espectáculo no defraudó. De los seis astados de Jandilla, de correcta presentación, sirvieron tres, uno en cada lote. Morante de la Puebla, en el cuarto, inició de rodillas su toreo con el capote, banderilleó de poder a poder y al quiebro, y derrochó cadencia, arte y torería con la muleta: «Toreo de arrebato». En el primer Jandilla, Diego Urdiales después de unas extraordinarias verónicas y un quite por chicuelinas expresó en toda su pureza la verdad del toreo al natural haciéndolo en el platillo de la plaza. Juan Ortega en el tercero, tras su lección capotera, con la muleta paró el tiempo con su toreo de mano baja. Seis orejas, dos por coleta y triunfal salida en hombros.

Esta semana sigue la fiesta en Castellón y nosotros nos reencontraremos el día 3 con la Fiesta en Garlin, Los novillos de Pedraza de Yeltes, para disfrutar.