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Amaia Zalakain, invidente, lee con los dedos el texto en braille de una de las réplicas de Chillida. ARIZMENDI

Esculturas para quienes no pueden ver y alumnos en busca de una segunda oportunidad

Una original iniciativa basada «en la empatía y la innovación» aúna a los estudiantes de formación profesional de Ortzadar, la ONCE, Chillida Leku y la Fundación Orange

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Viernes, 12 de marzo 2021, 13:39

«Es emocionante tocar con las manos una réplica en miniatura de esas maravillosas e inabarcables esculturas que realizó Eduardo Chillida». Amaia Zalakain, invidente guipuzcoana, se mostraba feliz al sentir con sus dedos 'el arco de la libertad', una de las siete grandes obras del escultor donostiarra que han sido reproducidas en 3D y braille, en pequeño tamaño, por los alumnos del centro de Formación Profesional Ortzadar, un lugar donde los chavales que «fracasaron» en la enseñanza convencional buscan su segunda oportunidad. Porque el resultado final de este largo proceso son esas siete pequeñas piezas, pero es una emocionante historia basada en la empatía y en la innovación, con múltiples actores, que ha sido presentada en el propio Chillida Leku.

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Ortzadar es una «escuela de segunda oportunidad» para jóvenes que «fracasaron« (es el verbo que ellos mismos usan) en el sistema educativo ordinario, que apuesta por recorridos formativos personalizados en escenarios reales de trabajo. Ese centro de Donostia participa en el programa GarageLab, que anima a imaginar nuevos proyectos. Así nació, con el apoyo de la Fundación Orange y la complicidad de la ONCE, la iniciativa ArtAccesible, destinada a que las personas con problemas de visión pudieran disfrutar también del arte. Se encontró «la rápida complicidad» de Chillida Leku y el proyecto recibió el premio del jurado en el International Solidarity FabLabs Challenge, dotado con 10.000 euros.

Alumnos del centro Ortzadar y otros invitados a la presentación en Chillida Leku. ARIZMENDI

Esos son los datos fríos. El resultado era la presencia de once nerviosos y orgullosos alumnos de Ortzadar, de 16 a 18 años, en Chillida Leku, con sus siete reproducciones a escala de obras de Eduardo Chillida (El arco de la libertad, Homenaje a Balenciaga, Consejo al Espacio VI, De música III, Esertorki III, Homenaje a Fleming y Estela de Gernika II) realizadas con impresoras en 3D. Y el placer de la invidente Amaia Zalakain al tocar al fin esas obras, que también ha recordado que en el museo de Hernani siempre les dejan tocar las esculturas, «pero son tan grandes que nos resultan inabarcables». Y la satisfacción de Ignacio Chillida, hijo del artista. «A mi padre nunca le gustó hacer réplicas de sus obras, ni copias, pero en este caso hemos accedido porque el fin de lo justifica. Las piezas quedarán en nuestro museo». Ignacio Chillida ha 'validado' oficialmente las obras.

«Algo os une a todos: la empatía y la innovación», resume Alberto Inziarte, director de Ortzadar. Y en lo mismo han coincidido todos los que han intervenido en una ceremonia «que parecen los Goya», en palabras de Jesús Velasco, responsable de Innovación de Ortzadar y animador de la jornada. La anfitriona y directora del museo, Mireia Massagué, Roberto Doval de la ONCE, Luz Usamentiaga de la Fundación Orange y Rikar Lamadrid, del Gobierno Vasco, se han felicitado por este cruce de buenas voluntades. Pero nada comparable con la ilusión de estos chavales en busca de una segunda oportunidad y la felicidad de Amaia Zalakain acariciando las obras de Chillida.

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