Un minuto de silencio y un cálido aplauso en solidaridad con Ucrania precedieron el concierto de ayer de la Euskadiko Orkestra, ocupado por un emotivo 'Réquiem alemán' que sonó tan contenido como los propios sentimientos que Brahms plasmó en esta obra sacra a la que dotó de un carácter casi ateo. El maestro Georg Mark supo extraer de la dúctil agrupación y de un sólido Orfeón Pamplonés el especial sentido que dio el compositor a este réquiem singular, tanto por los textos utilizados como por la música que escribió para los mismos.
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Fue el cuidado de las dinámicas, mostradas en amplios reguladores, la tónica general de la interpretación que recibimos. El coro –buen trabajo de dicción y emisión a pesar de las mascarillas– y la solvente orquesta, muy equilibrados en sonido, se movieron con expresividad tanto en las partes en piano como en las más contundentes, ofreciendo una lectura clara y sensible, pero siempre dentro de la contención. Los solistas defendieron con solvencia su papel, destacando la emisión y vocalización del barítono –muy convincente en su 'Herr, lehre doch mich'– y la proyección vocal y calidez de la soprano ucraniana Olga Pasichnyk en 'Ihr habt nun Traurigkeit'. El encuentro fue, por todo ello, un hermoso canto a la paz.
Euskadiko Orkestra
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Intérpretes Euskadiko Orkestra; Olga Pasichnyk, soparno; Johann Kristinsson, barítono; Orfeón Pamplonés. Director: Gregor Mark. Programa: 'Un réquiem alemán, op. 45' de Brahms. Fecha: 25-3-22. Lugar: Auditorio Kursaal. Asistencia; 1.300 personas
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