Trabajar las ideas en política

Si el alcalde (de Lyon, en concreto) contrata a una chica ajena a la política y con conocimientos de filosofía es porque siente que ha perdido la «capacidad de pensar» y necesita alguien que le ayude a «trabajar en ideas». La elección de la siempre cautivadora actriz Anaïs Demoustier es muy acertada, porque no se trata de un personaje típico, dado al arribismo político, que se mueva con capacidad de mando entre los pasillos del consistorio, sino una observadora tranquila, casi melancólica, que trata de hacer su incierto trabajo lo mejor que puede, desde la sensatez y mesura que le caracterizan. Uno de sus primeros consejos deslizados en un discurso apela a la modestia: eso sí que es ir a contracorriente en política y en economía.

'Los consejos de Alice', que tiene un cierto parentesco anímico y formal con 'Una razón brillante', y gustará a quienes aún se preocupan del valor de las ideas, de los fundamentos filosóficos y del libro como transmisor de ellas, es una película discursiva, basada en el diálogo. Pero sabe describir desde el segundo plano de las imágenes esa premura y esa agitación desnortada que acaba atrapando a los que están ávidos de poder. Este segundo largometraje de Nicolas Pariser encuentra el espacio para que ambos personajes se pregunten sobre sus propias vidas y analicen si el mundo camina correctamente siempre en pos de los grandes proyectos, del crecimiento constante. Hablan de la impotencia que siente la población ante la política actual, de la necesidad de vivir en simbiosis con los otros y citan a Orwell y a Rousseau, cuando dice: «Habré querido a los hombres a pesar de ellos mismos». Todo en busca de un mundo a escala humana, aún.