«Fuimos los más sorprendidos, tardamos un buen rato en pasar del shock a la alegría»

A ellos no solo no les incomoda esa reacción mayoritaria, que puede dar lugar a pensar que se les sitúa algún que otro escalón por debajo de los que ocupan los oscarizados Almodóvar o Amenábar, sino que reconocen que fueron los primeros sorprendidos, así como los más impactados, al escuchar el título ganador.

Poco antes de emprender el regreso a San Sebastián, Aitor Arregi recordaba ayer el vaivén de emociones que, unas horas antes, había experimentado el equipo de 'La trinchera infinita': «Teníamos la esperanza de que el premio a la mejor actriz fuera para Belén Cuesta. Antonio de la Torre también se lo merecía, pero ya sabíamos que era muy difícil quedar por delante de Antonio Banderas. Cuando no hubo premio para Belén, el bajón fue enorme».

La decepción sustituyó a la esperanza y, cuando ya daban la noche por perdida, llegó el premio a la mejor película. «Basta con ver la cara que se nos quedó cuando lo escuchamos para comprobar que fue una sorpresa tremenda para todos. Nos parecía tan imposible conseguirlo que no llevábamos nada preparado... Pasamos en un momento de la ilusión a la decepción, de la tristeza al estado de shock, y tardamos un buen rato, yo diría que más de una hora, en pasar del shock a la alegría. Cuando en la fiesta posterior la gente venía a felicitarnos ya empezamos a creérnoslo», contaba por su parte Jon Garaño.

El premio, a juicio de Aitor Arregi, tiene el valor añadido de haberse conseguido «en un año tan bueno como 2019, en el que ha habido mucha variedad y películas de grandes nombres como Amenábar y Almodóvar. Desde ese punto de vista, íbamos con el papel de alternativa, y llegas a pensar que puedes pescar en río revuelto, pero era muy improbable».

Los premios Forqué, que inauguran una temporada breve pero frenética que desembocará el 25 de enero en Málaga en la entrega de los premios Goya, ponen también en marcha todo tipo de operaciones estadísticas y maniobras adivinatorias orientadas a determinar la importancia que tienen los premios previos en las posibilidades de ganar los más relevantes, los que concede la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. 'La trinchera infinita' espera la noche de los Goya con 15 nominaciones, incluidas las principales. Son dos menos que 'Mientras dure la guerra' de Amenábar, y una menos que 'Dolor y gloria' de Almodóvar, de nuevo sus principales rivales.

Y ya que lo que parecía imposible ha sucedido, no es descabellado pensar que puede volver a pasar. Como indicaba Jon Garaño, «no es que sintamos más presión de cara a los Goya, pero pasar de pensar que no teníamos ninguna posibilidad a empezar a creer que tal vez tengamos alguna da muchos ánimos. En los últimos siete años, la película que ha ganado en los Forqué ha ganado en los Goya».

«Se puede coger por el lado bueno o por el malo -puntualizaba Arregi-, porque aunque sea cierto que en los últimos años el que ha ganado el Forqué se ha llevado el Goya, Almodóvar nunca ha tenido un Forqué pero luego, en contra de lo que se dice sobre la mala relación que tiene con los Goya, se lo lleva». Para la estadística: tres veces ha ganado el Goya a la mejor película Almodóvar, y otras tantas Amenábar. Que no fuera reconocida como mejor película en los Goya es, justamente, la espinita que se les quedó clavada con 'Handia', cuyos 10 premios fueron, en cualquier caso, un resultado espectacular. «Todavía nos lo comenta la gente», bromeaba Garaño.

Para Aitor Arregi es relevante que «los premios Forqué los conceda una parte de la industria que también vota en los Goya». Esperan con ilusión los premios Feroz, pero estos galardones concedidos por los actores «tienen otra dinámica, no guardan tanta relación con los Goya». Unos Goya en los que, por cierto, todo está ya decidido, por lo que no cabe pensar en efectos sobrevenidos tras los Forqué, sino en posibles coincidencias previas.

En opinión de Arregi, el efecto que provocan los premios de cara al exterior es un tanto engañoso: «Si te dan uno, igual has perdido en siete. Llega el siguiente y, cuando crees que lo tienes todo a favor, el varapalo. Es difícil de explicar». Y también difícil de gestionar cuando pasas dos semanas -en su agenda hay más de media docena de eventos en quince días entre festivales, entregas de premios y varios- subido a una montaña rusa emocional y profesional.

Lo que está claro es que los premios, más allá de la «alegría que siente a nivel personal y profesional», son, como apuntaba Jon Garaño, «muy importantes para las películas, que pueden tener una nuevo empujón y llegar a más espectadores, pero también para las carreras». En la de Moriarti han sido fundamentales: «Los premios con los cortos nos permitieron hacer '80 egunean', que no funcionó bien en taquilla pero recibió 30 premios, que fueron los que nos permitieron hacer 'Loreak'. Gracias a 'Loreak' pudimos hacer 'Handia', y sus 10 Goyas han hecho posible 'La Trinchera'...».

Resultan especialmente importantes, a juicio de Arregi, «en la liga en la que nosotros jugamos. A día de hoy, nuestro objetivo es seguir consiguiendo prestigio, ir de forma escalonada. No somos de romper taquillas... Apostamos por las narrativas en las que nos sentimos cómodos, y es lo que vamos a seguir haciendo».

Todavía no pueden precisar cuál será su siguiente propuesta, porque tienen varios caminos abiertos, «cuatro o cinco proyectos en desarrollo». No saben cuál será el rumbo definitivo, pero lo que tienen claro es que «en nuestra liga, los premios ayudan mucho a sacar adelante los nuevos proyectos».