'Ema'
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Puntuación: 3/5
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Dirección: Pablo Larraín
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Intérpretes: Mariana Di Girolamo, Gael García Bernal, Santiago Cabrera, Giannina Fruttero
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Guion: Guillermo Calderón, Alejandro Moreno, Pablo Larraín
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Fotografía: Sergio Armstrong
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Música: Nicolas Jaar
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Nacionalidad: Chile, 2019
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Título original: 'Ema'
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Duración: 102 minutos
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Cines: Trueba
Es una de las películas más difíciles de calificar, clasificar y cuantificar de la temporada. Es también una de las más desconcertantes, apasionadas, subyugantes o ... irritantes. Uno cambia de opinión continuamente ante lo que va viendo, lo que plantea un Pablo Larraín al que hay que reconocerle una vez más la primera gran virtud: que en cada película se plantea un reto sin miedo a nada.
La fotografía algo brumosa de un Valparaíso espectral y fulgurante al mismo tiempo sirve de marco a una historia que planteada en dos líneas no da idea de su especial traducción en imágenes, músicas y sonidos. La pareja formada por los personajes de Gael García Bernal y Mariana di Girolamo, él coreógrafo, ella bailarina, se divorcia después de haber 'devuelto' al niño al que adoptaron, por su comportamiento agresivo extremo. Pero el relato se construye a base de pulsos musicales, impulsos dramáticos, diálogos entre el humor, el drama y la artificiosidad, y coreografías que invaden la acción.
El director de 'Jackie' se muestra balbuceante en la primera parte y de pronto alcanza un climax en tres secuencias magníficas. El disparatado y muy lúcido diálogo de García Bernal que trata de salvar su arte 'elevado' mientras Ema le da sopas con honda defendiendo en cuerpo y alma su entrega al reguetón y los ritmos urbanos, «el orgasmo que se baila», el espacio marcado por caderas en movimiento y contoneos inagotables, en el que junto a otras mujeres se siente arropada y libre. A continuación, una fastuosa serie de coreografías sobre la percutante 'Real', de E$tado Unido y Stéphanie Janaina, que a todo volumen en el cine cautiva e hipnotiza. El diálogo de Ema con la directora del colegio, otra brillantez del guion, marca la decisión de una mujer que se entrega también al poliamor y de un cineasta que teje una red de relaciones y dialécticas que nos recordaron al Medem más osado y juguetón y que corona esta montaña rusa de sensaciones, embriagadora en todas las acepciones de la palabra. Va con subtítulos para no perderse en el lenguaje chileno, 'hueón'.
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