El comienzo es algo desconcertante, también tiene un punto humorístico, e inquietante, incluso onírico. En un par de minutos 'Sinónimos' ya ha pasado por todos esos estadios. Y luego no hace más que acrecentarlos, todos ellos a la vez. Y suma el deseo, la incertidumbre, la explotación, la desubicación de un hombre joven que ha dejado su país, Israel, y quiere borrar cualquier huella del pasado, de su identidad. Pretende construirse una nueva en París. Y empieza literalmente de cero, físicamente desnudo. Así se queda en una casa vacía, por un revés del destino, sin saber a quién recurrir, a qué puerta del vecindario llamar en busca de ayuda. O sea, una metáfora del inmigrante en el corazón de la sociedad europea.
Pero 'Sinónimos' no es el típico relato sobre inmigración y adaptación, en el fondo tiene poco que ver con eso. Va más allá. Apunta al descontento con la identidad propia (un pasado en el servicio militar, un padre también autoritario, el peso de un país y unas raíces a los que parece obligatorio amar), y la búsqueda de una nueva: las palabras en el idioma ajeno que Yoav repasa obsesivamente en largas listas, la relación con las primeras personas que le hacen caso, una extraña pareja con la que crea un no menos intrigante triángulo de deseos.
Surrealismo, sarcasmo, misterio y drama, nada es convencional en el relato a ráfagas de Nadav Lapid, con sus primorosos encuadres, sus situaciones chocantes, su momento de euforia con el 'Pump Up the Jam' de Technotronic sonando a todo trapo. 'Sinónimos' ganó el Oso de Oro de Berlín, no porque sea un filme redondo ni deslumbrante, pero el jurado debió apreciar su raro atrevimiento, su falta de prejucios. Y el desafío que el actor Tom Mercier supera con total entrega.
Sinónimos
-
Puntuación: 3/5
-
Dirección: Nadav Lapid
-
Guion: Nadav Lapid, Haim Lapid
-
Nacionalidad: Francia, 2019
-
Intérpretes: Tom Mercier, Quentin Dolmaire, Louise Chevillotte, Uria Hayik, Olivier Loustau, Yehuda Almagor
-
Duración: 123 minutos
-
Cine: Trueba