Leire Apellaniz: «Solo falta dar alas a todo el talento que hay aquí, es el momento»

- ¿Hay más talento que nunca?

- Talento hay una barbaridad, pero siempre ha habido, y lo hay en todos los sitios. Lo importante es que se den las circunstancias para que ese talento florezca. Y creo que aquí se están dando. Que nosotros podamos contar con ayudas institucionales y con una ayuda potente de ETB, evidentemente está ligado a la posibilidad de hacer estas películas. Pero hace ocho o diez años también se hacían películas, la diferencia ahora es quizás que ha habido ciertas personas que han tenido otras ambiciones y otros objetivos más globales, internacionales o comerciales, o de otra dimensión artística. Y que hemos montado productoras aquí, con talento de aquí y tratamos de rodar también en nuestro entorno. Digamos que el talento vasco está menos desperdigado. Solo falta dar alas a todo el talento que hay aquí, es el momento.

- ¿También el grado de colaboración entre todos es inédito?

- Tanto en dirección como en producción se están generando unos equipos de trabajo que han podido soportar proyectos más ambiciosos sin tener que irse fuera a buscarlos, sobre todo en los aspectos técnicos. Eso es un camino que se ha ido haciendo, ahora se ve la punta de un iceberg que ha ido creciendo durante mucho tiempo.

- ¿Qué caracteriza a estos tres filmes, tan distintos entre sí?

- Es fundamental que los directores se han involucrado desde el principio en la producción para sacar adelante sus proyectos. Y también en otras productoras como Txintxua. Aritz Moreno y yo, en Señor y Señora, somos un pack, y nuestro objetivo principal era hacer el primer largometraje de Aritz, y es lo que hemos conseguido. Galder Gaztelu-Urrutia es parte de Basque Filmes desde hace un montón de años, está ahí metido. Y los Moriarti, lo mismo, han ido avanzando en la dirección y la producción al mismo tiempo con Irusoin. Eso es lo fundamental, que el talento creativo esté vinculado a la producción de las propias películas. Y que se decida hacer aquí las películas y se confíe en un equipo vasco con talento a nivel técnico como para soportar esa ambición artística, y también comercial, por supuesto. Lo mismo ocurre con Sayaka, donde se han asociado los directores Borja Cobeaga, Borja Crespo, Koldo Serra y Nacho Vigalondo, y la productora Nahikari Ipiña.

- ¿Han podido conseguir unos presupuestos considerables para esas producciones más ambiciosas?

- Sí, es muy bueno que nosotros tengamos la capacidad de generar una gran parte de la financiación, gracias al Gobierno Vasco y ETB, los incentivos fiscales que está proponiendo Euskadi respecto a las IAEs también propician que otras empresas quieran asociarse con nosotros para hacer películas de más envergadura. En Señor y Señora vimos que, por nuestra experiencia y tamaño, para sacar adelante una película como 'Ventajas de viajar en tren' necesitábamos a alguien más grande, y que en este caso opera en Madrid, Morena Films. Si de entrada ya puedes sacar un 30% de un presupuesto de 2,5 millones de euros, sin salir de casa, es una maravilla, te permite arrancar y buscar compañeros de viaje, ya tienes una garantía.

- ¿También se han liberado algunos corsés de lo que se supone que tiene que ser el cine vasco, en cuanto a temática, idioma, identidad...?

- Es que cada vez más el cine es global y si queremos tener una industria propia y que se sostenga a sí misma tenemos que generar contenido que viaje bien. Y lo local también viaja bien, pero no tienen por qué estar las dos cosas vinculadas, y es importante que las instituciones entiendan esto. Hay que hacer las cosas de forma natural, nuestro anterior documental, 'Mudar la piel', reflexiona en torno a muchas cosas que han sucedido en torno a Euskal Herria en los últimos años. 'Ventajas de viajar en tren', pues no. Debemos tener libertad para poder hacer las películas que queramos.

- Un filme como 'Dantza' sigue recorriendo mundo un año después...

- Claro, porque es un tema local tratado con una apertura mental impresionante y con una ambición artística espectacular. Y me consta que a Telmo Esnal le ha costado una barbaridad sacarla adelante. No hay una fórmula concreta, la cuestión es que tanto las instituciones como ETB se abran y nos den margen para que esto realmente se convierta en lo que parece que se puede convertir, una industria autónoma y que revierta en el lugar que la impulsa.