Bong Joon-ho, hijo de San Sebastián desde 2000
No lo decimos nosotros, lo ha dicho el propio Bong Joon-ho en entrevistas: «Soy hijo del Festival de San Sebastián». Normal, ... porque el ahora oscarizado director coreano es de talante agradecido, siempre lo ha sido y, por lo visto ayer, sigue igual; y porque realmente su primera proyección internacional fue en el Zinemaldia, que escogió su ópera prima 'Barking Dogs Never Bite' en el año 2000, cuando era un desconocido incluso en su país, y la programó en la Sección Oficial a competición. Tenía gracia e ingenio aquella barata producción y sencilla historia desencadenada por los ladridos de un perro que no dejaban en paz a un estudiante pero le facilitaban el conocer a una chica. Y fue bien recibida la película en un tiempo en que el cine coreano era casi desconocido.
La acertada apuesta del comité de selección de aquel año continuó con el siguiente filme, 'Memories of Murder', con el que Bong Joon-ho compitió de nuevo por la Concha de Oro en 2003. Y esta vez con importante recompensa: ganó el premio a la mejor dirección. Luego, poco a poco, vino la consagración internacional.
Por eso desde entonces Bong Joon-ho se siente hijo de San Sebastián y su nombre es uno de los que se pueden esgrimir ante quienes suelen repetir como un mantra absurdo que San Sebastián no descubre nuevos autores. En 2009 fue miembro del jurado internacional y presentó en Perlas su película 'Mother'.
'Memories of Murder' fue importante además porque ya deslumbraba, y desconcertaba por novedosa, con algunas de las características que ahora el cineasta ha desplegado a la perfección en 'Parásitos': la mezcla constante de géneros, el thriller que esconde comedia, tragedia y análisis sociológico sin que se noten las costuras. Lo hizo también en otra de sus grandes películas, 'The Host', que clausuró la Semana de Terror: parecía una más de monstruos, y era ya una obra maestra desde cualquier punto de vista.
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