Continuación a la deriva

Mucho se ha dicho que el cortometraje 'Madre' (2017), de Rodrigo Sorogoyen, nominado al Oscar, era espectacular. Lo era en el mejor sentido y también un poco en el menos bueno: impresionaba su plano secuencia, la angustia de la madre que tiene de pronto al otro lado del teléfono a su hijo de seis años solo en una playa y en peligro; y angustiaba la creciente tensión modelada en dieciocho minutos que se cortaban sin solución tranquilizadora. Ante el admirable 'tour de force' también quedaba la sensación de que el desarrollo del argumento era un poco forzado.

Ahora el propio Sorogoyen ha decidido darle continuidad a ese corto, con casi dos horas más de metraje. Y el inicio del largo 'Madre' es el corto 'Madre', tal cual. Lo de darle continuidad es relativo, porque tras lo que ahora es el prólogo, la acción se traslada a diez años después, también a una playa en el sur de Francia que podría ser la misma y con la misma protagonista que arrastra el trauma de lo que pasó, aunque no se explica, con su hijo. Tampoco se parecen en estilo, en ritmo ni en tono una parte y otra, hasta el punto de que el prólogo sería prescindible. Lo que prevalece es una mujer con un dolor y un trauma anclados en su interior y a los que parece tratar de dar salida cuando conoce a un adolescente de la edad que tendría su hijo.

A partir de ahí Sorogoyen y su coguionista habitual, Isabel Peña, empiezan a perfilar algo muy distinto a sus anteriores filmes, 'Que Dios nos perdone' y 'El Reino'. Ya no hay thriller ni espectacularidad, sino un drama pausado que no termina de encontrar su rumbo. Y una relación bastante inverosímil que no se decide entre el carácter terapéutico, el intergeneracional o el conceptualmente incestuoso. Entre un 'Verano del 42' deslavazado y poco seductor y una personalidad hermética con herencias de 'La herida' pero sin su fuerza expresiva, esta 'Madre' alargada solo convence por el poderoso manejo de la cámara, por el atrevimiento del director de cambiar de registro y, sobre todo, por la recogida y estupenda interpretación de Marta Nieto.