Crítica de 'Reas': La Lola se va a la cárcel

Es un documental pero está tan rica, impasible y estoicamente ficcionado que como dirían en Mar de Plata y alrededores, te hace pensar en eso, en un 'drama tumbero' como aquel de la Montiel y Miroslawa, aquella 'Cárcel de mujeres'. Tiene un planazo final, desde la playa artificial del patio de la prision con la cámara jalando más y más hacia arriba, que te obliga a no olvidar que el director de fotografía es también el de 'El castillo', otra de esas obras indefinibles que se ven en festivales como el SSIFF.

Dirige Lola Arias, una creadora libre y salvaje; escritora, dramaturga, cineasta, su trabajo suele rozar lo imposible ( lo inadmisible dirían algunos) y reunir con fuste y rabia a veteranos de guerra, refugiados, trabajadores del sexo, presas, hombres y mujeres trans y criaturas cis (pero no del todo; o sí) en proyectos de teatro, cine, literatura, música y artes visuales y lo mismo se enrola (y enrolla) en residencias en el Royal Court de Londres que en Casa América de Madrid.

'Reas' es divertida. Atroz. Libre. Contemplativa. Bailonga. Y, desde luego, única en esta cartelera. Y en otras.