«Buñuel está cada vez más vigente»

– Vuelve a San Sebastián, en donde recibió el Premio Nacional de Cinematografía hace cinco años.

– Y también la Concha de Plata (en 1986 por 'La mitad del cielo'), estando yo embarazada de mi hija Olivia. Tengo en la memoria esas dádivas que no dependen de una, pero que te vienen y te ponen contenta.

– Y en 2017 presentó la zarzuela 'Adiós a la Bohemia' junto a Joserra Senperena y al fallecido Rafael Berrio

– Era un amigo del alma, con eso se lo digo todo. Desde el primer momento en el que nos encontramos, surgió una confianza que nos hacía volar a la hora de hacer música juntos. Surgió esa amistad que para mí es eterna. Le tengo muchísimo cariño y para mí sigue estando con nosotros.

– Ahora vuelve para clausurar el ciclo que la Filmoteca Vasca ha dedicado con éxito a Luis Buñuel.

– No podía ser de otra manera porque Buñuel se deja querer y nos enseña lo que otros no quieren mostrarnos.

– ¿Siguen vigentes sus películas?

– Cada vez más y eso será siempre así, como un río de agua cristalina en el que nos vemos reflejados, no solamente en la realidad, sino también en los sueños.

– ¿Han cambiado mucho la industria y, en concreto, los rodajes desde que usted trabajó con él?

– Ha cambiado la vida. Ha cambiado todo porque la vida es cambio, para eso tenemos el arte de ir adaptándonos, creándonos y recreándonos con ella.

– De paso, entregará un objeto como legado al Instituto Cervantes. ¿En qué ha pensado?

– Voy a entregar un vestido de tafetán negro y azabache que llevé puesto en 'Las cosas del querer' (1989) y que está ligado a mi vida y a mi trabajo. Guardo un recuerdo muy saludable y alegre de aquel rodaje. Me enternece entregar este objeto que yo he llevado puesto y que he sentido con la música.

– ¿Le costó mucho elegirlo?

– ¡Nada! Lo decidí sin pensarlo. Lo divertido fue que el vestido lo guardaba en unos containers en los que tengo mis cosas y que están en una casa en el campo. Había tantas cosas que pensé que para encontrarlo iba a ser como dar con una aguja en un pajar. Había tantas cosas que le tendría que contar mi vida entera, que por otra partes, es como la de todos: con muchos movimientos. Entonces, la gracia fue que cuando nos metimos a buscarlo lo primero que sacó mi marido fue este vestido... «Tenía que ser así», pensamos y nos hicimos muchísima gracia y lo celebramos.

– Se lo entregará al director del Cervantes, Luis García Montero. ¿Es lectora de su poesía?

– Llevo sus libros en mi memoria porque los leo y los gozo. Forman parte de mí y me da mucha satisfacción y orgullo que mañana (por hoy) podamos reunirnos y celebrar juntos. No es algo fácil en estos tiempos. Tendré ocasión de agradecerle la labor que hace al frente del Instituto Cervantes de llevar al mundo nuestros sentimientos y nuestra forma de ser a través de lo más grande, que es la palabra.

– Lo que no le falta a usted, a diferencia de otras coetáneas suyas, es trabajo.

– No, la verdad.

– Es una actriz reconocida incluso por las nuevas generaciones de cinéfilos.

– Las nuevas generaciones son más listas que el hambre y traen lo suyo en las alforjas porque les están tocando unos tiempos bien controvertidos y nada favorables. Los jóvenes tienen unos principios muy especiales, sólidos porque los han heredado, y son luchadores porque la vida lo exige. Yo confío plenamente en ellos. Mi hija pequeña tiene dieciocho años y veo que son gente que conoce su propia paz.

– Estuvo usted a punto de interpretar el papel de Cristal que finalmente hizo Verónica Forqué en 'Qué he hecho yo para merecer esto'.

– Es verdad. Coincidió con que en aquella época yo estaba trabajando muchísimo en Italia y tuve que renunciar a varios papeles en España. Como tenía trabajo allí, no lo pude hacer pero todo tiene un sentido porque cuando vi la película, pensé que el papel no podía haber sido comprendido e interpretado mejor que por Verónica Forqué. Era tan divertido... Verónica congenió perfectamente con el arte de Almodóvar.