Chillida-Leku se abrirá en su nueva etapa por primera vez a obras de otros grandes artistas
Las exposiciones temporales obedecerán siempre a un vínculo con el escultor donostiarra | Los responsables del centro darán a conocer próximamente fechas, horarios y precios de la reapertura para iniciar las reservas de las visitas
Chillida-Leku reabrirá sus puertas el próximo mes de abril y aunque con este anuncio, adelantado por DV el jueves queda despejada la ... principal incertidumbre en torno al centro, que no era otra que la de su futuro, aún son muchas las incógnitas que los herederos del escultor donostiarra y responsables del museo deben resolver en los próximos meses. Entre las novedades -escasas- que se conocen por el momento, destaca la inclusión por primera vez en la historia de Chillida-Leku de exposiciones de otros grandes artistas contemporáneos en su programación. El objetivo es abandonar el estatismo en la oferta que el museo mantuvo durante la primera etapa, que desanimaba al público a la hora de realizar una segunda, tercera o cuarta visita, y proponer una programación «dinámica» que «atraiga a los visitantes repetidamente a lo largo del tiempo», en palabras de su nueva directora, Mireia Massagué, ex responsable del centro Gaudí.
«Grandes maestros»
Aunque durante sus diez años de actividad Chillida-Leku realizó periódicamente exposiciones temporales para renovar su propuesta, se trató siempre de variaciones sobre los mismos elementos, esto es, la obra de Eduardo en su conjunto a través de los materiales con los que trabajó, las temáticas que abordó y los formatos que adoptó. Aquellas exposiciones temporales tenían lugar en el interior del caserío Zabalaga y así está previsto que sea a partir de ahora, al menos, en los primeros meses de funcionamiento. Sin embargo, el centro contempla en esta nueva etapa abrirse por primera vez a la exposición de obras de otros «grandes maestros del arte contemporáneo», presentadas siempre desde su vinculación con la producción de Chillida «para ofrecer una visión más amplia tanto al público actual como a las generaciones venideras», según explica Massagué. ¿Significa esto que las obras del escultor donostiarra compartirán espacio con las piezas de otros artistas del catálogo de la galería suiza Hauser & Wirth? No. O, al menos, no necesariamente, apuntan fuentes de la familia. La elección de esos «grandes maestros» vendría determinada por su relación con la trayectoria artística y vital de Eduardo Chillida. En todo caso, la obra del escultor donostiarra, con 40 esculturas en gran formato en los jardines de Zabalaga y otro medio centenar en tamaños más reducidos en el interior del caserío, conserva el protagonismo del museo y de su programación. «Vamos a diseñar un programa de exposiciones temporales y actividades para Chillida-Leku que permanecerá fiel a la visión del artista, con muestras que estarán centradas en la obra de Chillida en toda su amplitud», indica Mireia Massagué.
Fidelidad al diseño original
El viaje de Chillida-Leku desde su inauguración el 16 de septiembre de 2000 hasta su reapertura el próximo mes de abril es el que va de una idea concebida por Eduardo y Pilar Belzunce en 1983, macerada durante más de tres lustros, y ejecutada en complicidad con el ya fallecido 'guardián del caserío' Joaquín Goicoechea y el arquitecto Joaquín Montero, hasta la actualidad. Ahora, el argentino Luis Laplace trabaja «en estrecha colaboración» con el también arquitecto y nieto del artista Jon Essery Chillida en la readecuación del museo, «de manera cuidadosa, siempre siguiendo la visión que el propio escultor tenía para el museo». Además, el proyecto cuenta con «la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento 'New Perennial' que introducirá sutiles elementos paisajísticos». Un viaje que podría ilustrar el tránsito entre la pasión pura y la profesionalización de una instalación que vuelve para quedarse.
A falta de una fecha concreta, todo apunta a que la reapertura sea antes de Semana Santa
Preocupa que «el público local sienta que puede venir cuando quiera, pero no lo haga»
Horarios, precios, entradas
Chillida-Leku tuvo en su primera etapa distintos horarios y precios: comenzó con una apertura matutina de 10.30 a 14.00 horas, con los martes como descanso semanal, y un precio único de 850 pesetas por persona. Posteriormente, el horario se modificó en función de la época del año. Así, en verano de 2005, abría al público de 10.30 a 20 horas, de lunes a domingo. En cuanto al precio de la entrada, en el momento del cierre de 2010 era de ocho euros. Ahora, los herederos del artista donostiarra prefieren no adelantar datos en este sentido «para que no empiecen a llegarnos peticiones de entradas y de reservas por internet». En próximas fechas, aseguran, darán a conocer los datos referentes al funcionamiento del centro.
Inauguración y primera exposición
A falta de una fecha concreta para la reapertura del centro -se ha hablado de la posibilidad sin confirmar de que sea doble: una institucional y otra, para los ciudadanos-, la lógica apunta a que se produzca antes de la Semana Santa para que el centro se beneficie del tirón turístico vacacional. En cualquier caso, no hay nada concreto procedente de la única fuente fiable: la familia. En cuanto a la exposición inaugural, «se centrará en las obras de Eduardo Chillida en toda su amplitud», según ha manifestado su hijo Luis esta semana, lo cual entra también dentro de la lógica.
Implicación local
En esta nueva etapa, el museo de Zabalaga buscará estrechar lazos con su entorno. Ya al poco tiempo de su inauguración en el año 2000, los responsables del centro detectaron una descompensación entre el número de visitantes vascos y de fuera. «En los cuatro años de existencia hemos superado los 400.000 visitantes, pero es una pena que tengamos más visitantes extranjeros que del entorno», reconocía Luis Chillida en 2005. Los diferentes estudios realizados revelaban que el 60% de los visitantes de Chillida-Leku procedían del resto de España (sobre todo, de Cataluña), mientras que el 20% eran extranjeros y sólo el otro 20% restante correspondería a visitantes vascos. Con el tiempo, esta tendencia se acentuaría hasta que sólo un 11% de los visitantes eran vascos en el momento de la clausura del museo, que registraba ya 810.000 entradas vendidas en diez años. Ahora, los nuevos rectores de Chillida-Leku pretenden sortear esta descompensación mediante la puesta en marcha de «una programación interesante para la sociedad vasca y el entorno local, que resulte verdaderamente atrayente», señalaba esta semana Mireia Massagué, quién advertía que quizás el mayor riesgo que afronta el proyecto sea «la inercia del público más local que, como sucede también en otras ciudades, al tener tan cerca un museo o una exposición siente que puede venir cuando quiera y termina por no venir... o sólo lo hace cuando tiene que traer a alguien que ha venido de fuera».
Otras mejoras
El caserío mantendrá su aspecto exterior, pero contará con una iluminación mejorada y con mayor aislamiento en suelos y techos, así como con una adecuada accesibilidad para personas con movilidad reducida. Además, las actuales obras permitirán el acondicionamiento de un centro de bienvenida y de una cafetería, así como la puesta en marcha de una tienda y la adecuación de las instalaciones de aparcamiento de vehículos.
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