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Una de las 17 obras de Tàpies expuesta en el caserío Zabalaga.

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Una de las 17 obras de Tàpies expuesta en el caserío Zabalaga. Lobo Altuna

Tàpies y Chillida se reencuentran en el caserío Zabalaga

Chillida Leku acoge hasta enero la primera muestra de un artista invitado con 17 piezas del pintor y escultor catalán

Jon Agirre

Hernani

Jueves, 10 de junio 2021, 14:46

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El reencuentro de dos amigos que compartieron infinidad de momentos y tuvieron gran influencia en la obra artístico del otro. Esa es la base de la exposición que Chillida Leku acoge desde hoy y hasta el 10 de enero de 2022 en el caserío Zabalaga, la primera ocasión que el museo abre sus puertas a la obra de un artista invitado. «No podía ser con otro que Antoni Tàpies», según la directora del museo, Mireia Massagué.

En palabras del hijo de Chillida, «el espacio acoge a Tàpies y lo ensalza. El vínculo entre las obras resulta casi palpable, es como si estuviéramos presenciando una conversación» entre las obras del artista catalán y el legado del artista donostiarra. Ha definido la jornada de «muy importante», ya que la familia ve Zabalaga «más como una obra que como una casa». «Sabíamos que este momento iba a llegar, pero no era sencillo. Había que buscar nexos entre los autores y veo la exposición como una invitación de mi aita a su amigo a que venga a casa».

Importancia de la tierra chamota

Ambos autores fueron coetáneos, nacidos «con apenas un mes de diferencia», como ha destacado el hijo de Chillida. Compartieron innumerables momentos desde la Bienal del 58 en Venecia a la experimentación de la tierra chamota en la galería Maeght. Dicha relación «ha sido el punto de partido para apostar por Tàpies como primer artista invitado». «Hemos buscado acogerle para que pudieran convivir y dialogar en Zabalaga», ha señalado Massagué.

La intención del museo es que la exposición, calificada por la directora del museo de «hito muy importante», sea «larga para que la gente pueda visitarla». Preguntada por futuros artistas invitados, Massagué ha declarado que «es pronto» para hablar de ello. «Lo tenemos encima de la mesa, pero el contexto nos hace ser precavidos y no programar o al menos no hacerlo público».

Obras impregnadas del imaginario de Tàpies

La exposición, que está compuesta por una selección de obras de pequeño y gran formato, fundamentalmente esculturas, está desplegada en el puso superior y dividida en tres salas. La primera acoge la obra Taula de despatx, un escritorio común impregnado del imaginario de Tàpies y que guarda infinidad de detalles y representa lo desconocidos. «Es la primera vez que sale de la Fundación Tàpies», ha resaltado la directora de Chillida Leku, que ha invitado a los futuros asistentes a fijarse con detenimiento en la obra pues «en cada visionado encontramos más cosas, como las siglas AT que pueden hacer referencia al autor o a su mujer Teresa».

En la segunda sala se expone otra obra por primera vez, Trespeus, un elemento de cocina para calentar comida hecha en lava esmaltada. La tercera y última sala está reservada para los libros de artista, «una de las grandes pasiones de Chillida», según ha explicado la directora del museo. Otra pasión que unía a los dos genios, ya que a Tàpies «le venía de familia», según ha indicado el hijo del escultor donostiarra. Cada obra tiene un código QR para que el visitante pueda descargarse el libro y obtener información complementaria.

Una mesa de archivo con dedicatorias de un artista a otro y fotos de momentos compartidos completa la exposición, que ha sido posible gracias a la colaboración de la Fundación Antoni Tàpies, la familia Tàpies y prestamos de diversas colecciones privadas.

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