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Manuel Harina
San Sebastián
Lunes, 13 de enero 2025, 07:11
Se dice que 'Galeana' en Évora es una, sino la más bonita, de las fincas ganaderas portuguesas. Cerca de la frontera con Badajoz, de allí ... salió y orgulloso regresó a los pocos días 'Almirante' número 47, negro mulato y bragado de la ganadería de Murteira Grave tras hacer historia en la plaza de toros de Azpeitia el 2 de agosto pasado y propiciar además un triunfo muy importante al joven espada venezolano Jesús Enrique Colombo.
Se trata de un toro con un carácter muy particular. Joaquim Grave, el ganadero de la vacada portuguesa me comentaba el mismo día de la corrida que el embarque en la finca fue muy dificultoso y que se tardó muchísimo tiempo en hacerle entrar en el cajón del camión. Al pisar el ruedo en el desencajonamiento lo describí como «un toro hondo, acucharado de pitones, serio, desconfiado y muy observador». Tras saltar al albero el encierro al completo, y ser examinado y aplaudido por los espectadores, el mayoral de la plaza inició la maniobra de agruparlo y conducirlo con la ayuda de los bueyes al corral correspondiente. Sin mayor dificultad pasaron todos: toros y cabestros salvo 'Almirante'. Retomo mi relato en estas mismas páginas: «Se emplazó en el centro del ruedo y allí estuvo durante veintisiete minutos girando sobre sí mismo y sin moverse. El mayoral de la plaza lo intentó con tres bueyes, luego con seis, después acompañados de un toro de la corrida a ver si se hermanaba y finalmente volvió al ruedo la corrida entera y al segundo intento 'Almirante' se convenció y entre una fuerte ovación todos abandonaron el ruedo».
La mañana del festejo en el tiempo del segundo reconocimiento, previo al enlotado, sorteo y apartado, daba la sensación de que el toro había desaparecido; se trata de un corral muy hermoso y 'Almirante' justo en un rincón, separado de sus hermanos, observaba y no dejaba que ninguno se acercara. Esa actitud la mantenía desde que habían llegado dos días antes al corral.
El venezolano Jesús Enrique Colombo repetía en Azpeitia donde ya había triunfado el año anterior; es un hombre joven, sonriente, que sabe levantar y provocar los aplausos del público. De corte taurino un tanto heterodoxo su fuerte son las banderillas. Atleta, sus carreras a lo largo y ancho del ruedo para buscar el mejor terreno para cada par constituyen un esfuerzo físico no sólo para él y su cuadrilla sino para el toro. Como detalle en el tercio de banderillas de 'Almirante' estuvo auxiliado no sólo por los tres miembros de su cuadrilla sino por un cuarto peón de una de las otras dos. Hablándolo con Rafael González Amigo me comentaba que, a ellos, les resultaba mucho más dificultosa la lidia de los toros de un matador banderillero como el venezolano que con otro matador que no realizara esa suerte: «lidias un toro y en el otro pones dos pares, además de tus compañeros están en el ruedo el tercero de la siguiente cuadrilla y los tres matadores, eso es lo habitual; es trabajoso y a veces complicado, pero físicamente nada que ver…».
Quiere esto decir que un torero como Colombo no quiere que el toro se canse ni pierda pases con el capote ni se emplee más de lo justo en el tercio de varas. Hay que reservarlo para banderillas y si responde y aguanta en la muleta, como es el toreo que el público más aprecia, miel sobre hojuelas. ¿Cómo fue por tanto la lidia de 'Almirante'? Escribí en DV: «El toro de salida embistió alegre a Colombo en una larga cambiada y en los lances sucesivos. Al caballo entró una vez, al sentir el hierro protestó y se dolió; no podemos saber cuál hubiera sido su comportamiento en un segundo encuentro. En banderillas costó fijarlo, pero más por el deseo de su matador de colocarlo para su propio lucimiento y se arrancó con nobleza. Protestó y embistió con arreones al fijarlo la cuadrilla antes de la faena. Comenzó esta por pases cambiados por la espalda y el toro demostró poder y codicia en las embestidas. Pero este encontró el sitio, el ritmo, la distancia y el toro respondió con nobleza, fuerza, fijeza, intensidad...».
Fueron momentos inolvidables: el toro que no paraba de repetir con nobleza, el público aplaudiendo, coreando 'indulto', flameando los pañuelos, el presidente pidiendo calma, consultando con el ganadero y finalmente sacando ese pañuelo naranja que significa la gloria para el Toro y en este caso para Joaquim Grave. El toro fue curado en la plaza, regresó a la ganadería, se repuso y terminará sus días como semental, esperemos que por muchos años. Después de debutar en 1985, la feria de 2024 era la cuarta vez que se anunciaba la ganadería de Murteira Grave en Azpeitia y en este 2025 será la quinta. En un futuro sería bonito ver lidiar en Azpeitia a algún descendiente de 'Almirante'.
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