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«Las bibliotecarias somos un gremio tapado por el estereotipo»

«Las bibliotecarias somos un gremio tapado por el estereotipo»

Arantza Mariskal, Biblioteca Ubik de Tabakalera; Susana Araiz, Biblioteca del Koldo Mitxelena; Arantxa Urkia, Red de bibliotecas municipales de Donostia

Alberto Moyano

San Sebastián

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Jueves, 1 de enero 1970

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Responsables de bibliotecas públicas que en total suman más de 200.000 carnés de socios –muchos de ellos compartidos–, Arantxa Urkia, Susana Araiz y Arantza Mariskal desgranan en esta conversación la situación actual y los retos de futuro de estas entidades, que el miércoles celebran su Día Internacional con una batería de actividades en torno al juego. En la charla, Urkia –al frente de la red de Bibliotecas Municipales donostiarras–, Araiz –al frente de la biblioteca del Koldo Mitxelena–, y Mariskal –directora de Ubik de Tabakalera–, coinciden en la necesidad de adaptar estos centros a los nuevos tiempos y evidencian algunas discrepancias, que en realidad responden más a los diferentes perfiles de las instituciones que dirigen. Eso sí: se rebelan contra los estereotipos que rodean su trabajo y ocultan su verdadera labor.

– En otoño de 2018, ¿En qué consiste el trabajo de una responsable de biblioteca?

– Arantza Mariskal:La dificultad está en llevar la gestión de un ente con muchas patas y un engranaje en el que si falla algo, falla todo. Hay que tener una visión globla del proyecto y el día a día, te exige estar pendiente de muchos pequeños detalles: el equipo, la colección, los usuarios, las excepciones, las incidencias, etcétera... Desde que se ha soltado el anclaje de una estantería hasta un usuario que te viene con una petición más complicada. La clave está en tener esa visión global.

– Susana Araiz: Estoy de acuerdo con Arantza. Por una parte, está la gestión del día a día. Brutal. Este trabajo tiene mucho de gobernanza, es decir, de ser una gobernanta. Otra, de coordinación de los equipos humanos, una parte de conocimientos técnicos de la biblioteca y, por lo menos, un conocimiento de todo lo que estás delegando: digitalización, catalogación, política de colección, etc... Y luego, tiene un aspecto relacionado con la representación en actos públicos.

– Arantxa Urkia: Suscribo. Mi trabajo es fundamentalmente el de la planificación y la gestión. Estamos estructurados, con una responsable de la Biblioteca Central, otra de la Infantil, y luego están las responsables de cada biblioteca. A mí me toca el control presupuestario, la representación y la planificación. Y finalmente, es muy importante la relación con los otros campos de Donostia Kultura.

– A.M.: En nuestro caso es lo mismo, está Tabakalera como proyecto cultural, con el resto de vecinos que conviven en el edificio también.

«Cuando hablamos con un usuario, ¿sabe quién se queja? El de al lado, que nos pide silencio: 'Tsss'»

Arantxa Urkia | Red de Bibliotecas de Donostia

«Los profesores saben que nos necesitan, igual que nosotros a ellos, para generar lectores»

Arantxa Urkia | Red de Bibliotecas de Donostia

– ¿Qué parte de las reclamaciones, quejas o peticiones de los usuarios llegan hasta la dirección de las bibliotecas?

– A.M.: Todas.

– S.A.: Todas. Absolutamente.

– A.U.: A mí no me llegan todas, yo hago un filtro. A mí me llegan siempre las más conflictivas, las últimas, aquéllas en las que el usuario realiza una petición que requiera de un presupuesto o una mayor apertura de horarios. Las demás peticiones se canalizan a través de las bibliotecas de cada barrio.

– ¿Y cuáles suelen ser las principales reclamaciones de los usuarios?

– A.M.: En Ubik, las solicitudes de adquisición de obras. Normalmente, la gente hace peticiones muy pertinentes. Tengo que estar pendiente de varios asuntos, desde cuestiones que suelen estar relacionadas con la señalética hasta situaciones más conflictivas. En nuestro caso, al estar la oficina en mitad de la biblioteca, las vemos enseguida y es mi responsabilidad intervenir. Y también hay agradecimientos, que también me toca gestionar y luego, comunicar a todo el equipo.

– S.A.: No voy a decir nada diferente porque es lo mismo. Desideratas, peticiones de obras, quejas variopintas –desde qué mal huelen los baños, que es casi a diario, hasta la climatización, pasando por algunas relacionadas con el trato–. También hay quejas entre usuarios y tenemos bastantes conflictos en la biblioteca con personas que entran y que hacen que otros usuarios se sientan amenazados o intimidados. También tenemos agradecimientos. Otra queja: el móvil. No permitimos hablar en las salas de estudio, pero sí en los pasillos.

«Para mí el silencio es importante, un bien escaso y necesario; es lo que buscan muchos en el KM»

Susana Araiz | Biblioteca del Koldo Mitxelena

«Toda esa imagen de la bibliotecaria de gafitas, haciendo punto mientras lee un libro, es falsa»

Susana Araiz | Biblioteca del Koldo Mitxelena

– Más allá de la batería de actividades que proponen, su ADN sigue siendo la lectura.

– A.U.: Nosotros somos bibliotecas públicas. Estamos en contacto para no duplicar los servicios. Y el tema de la lectura es imprescindible, teniendo en cuenta que damos servicio a los niños, somos el primer contacto, me considero un servicio de base, como el ambulatorio.

– S.A.: La lectura es el núcleo de las bibliotecas. Nosotros no damos ese servicio de base del que habla Arantxa porque nuestra edad de acceso es de dieciséis años. Parte de nuestro ADN es la adquisición, preservación, conservación y difusión del patrimonio, creo que sólo nosotros lo hacemos. Probablemente, la relación del Koldo Mitxelena con el territorio debería ser más potente de lo que es. La palabra 'patrimonio' no me gusta nada porque me recuerda a Hacienda...

– A.M.: Pues a mí me encanta.

– A.U.: A veces nos critican por nuestra jerga bibliotecaria. La presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (FESABID), Glòria Pérez-Salmerón, siempre insistía: «Huir de la jerga bibliotecaria».

– S.A.: Podemos utilizar palabras como 'legado' o 'memoria'. El acervo cultural, como la lectura, es la base de cualquier proceso de creación.

«Nuestra función es el fomento de la cultura, también de la lectura, pero no en exclusiva»

Arantza Mariskal | Biblioteca Ubik de Tabakalera

«Hay que reivindicar el trabajo de muchos años que ha permitirdo tener centros complementarios»

Arantza Mariskal | Biblioteca Ubik de Tabakalera

– ¿Es el debate entre espacios silenciosos y con ruido el gran conflicto actual de las bibliotecas?

– S.A.:Las tres bibliotecas tratamos este aspecto de manera diferente. Para mí el silencio es importante, es un bien escaso, raro y necesario. ¿Dónde hay silencio? Tenemos un cierto público que viene al KM y no a Ubik o las bibliotecas municipales porque es estolo que quiere de Koldo Mitxelena. Y no estoy diciendo que en los otros equipamientos no se pueda trabajar en silencio.

– A.M.: Es que somos complementarias. Es la gran riqueza que tiene Donostia en este ámbito. Es un trabajo de muchos años que hay que reivindicar. Desde esa complementariedad, cuando habláis de que una biblioteca ha de ser creadora de lectores nosotros no lo planteamos desde ese punto de vista. La Carta de la Unesco, que es la base común de todas las bibliotecas, dice muchas cosas: alfabetización, formación, creación, lectura... Muy bien, hay que seguir con el fomento de la lectura, pero hay otras muchas funciones que tendremos que desarrollar.

– ¿Pero existe el peligro de que la lectura acabe presentándose como una función marginal de las bibliotecas?

– A.M.: La lectura pública no es la función de Ubik porque ya tenemos otras bibliotecas que lo hacen bien. Nosotros hablamos de «lecturas», sean de textos, cine o sonidos. Nos centramos en la creación desde el punto de vista de que todas las personas somos hacedoras, somos 'makers', hay que dar herramientas y un marco de aprendizaje.

– S.A.: Hoy por hoy, no hay ese peligro. Una de nuestras señas de identidad es que tenemos las colecciones enteras de los autores. Quizás en las casas de cultura no puedas encontrar tres obras de Saramago, por ejemplo, pero en el KM sí puedes.

– A.M.: Yo creo que no.

– ¿El silencio es su mejor aliado?

– A.M.: Depende de para qué. Lo bueno es que seamos capaces de ofrecer varios ambientes:para trabajar en grupo o para hacerlo en solitario.

– S.A.: Luego hay un silencio hostil, el famoso «tsss», reclamando silencio, de las bibliotecarias. Eso ya no existe.

– Ya no se percibe al técnico bibliotecario como un vigilante... Eso ha cambiado.

– A.U.: Yo creo que ya no existe.

– A.M.: Ha cambiado porque hemos sabido adaptarnos.

– A.U.: En las bibliotecas de los barrios hay lógicamente más ruido que en la del KM, entonces, cuando alguno se queja, le dices: «Dese cuenta de que tenemos que servir a un montón de ciudadanos, desde el niño pequeño hasta el abuelo o al que viene a leer el periódico». Es importante que en los colegios enseñen a los niños lo que es una biblioteca. A veces no sé el discurso que da el profesor. A veces parece más antiguo que el de las bibliotecarias, que somos mucho más abiertas.

– ¿Son ustedes una prueba de que el estereotipo de la bibliotecaria como una señora severa es una ficción?

– A.U.: Eso ha cambiado totalmente. Eso no existe y no éramos ya así cuando yo empecé a trabajar. Cuando nosotras recomendamos a un usuario un libro, ¿sabe quién se queja? El usuario de al lado, que nos llama la atención: «Tssss».

– S.A.: A mí también me lo han dicho alguna vez.

– A.U.: Por supuesto que ha cambiado la profesión. Tenemos que ser más activos, tenemos que levantarnos de la silla, ir con el ciudadano y proporcionarle ese acercamiento facilitador.

– S.A.: Toda esa imagen de la bibliotecaria de gafitas, haciendo punto mientras lee un libro, es falsa. Incluso en el ámbito de la tecnología, me sorprende, pero estamos más preparadas en el día a día.

– A.U.: Todas leemos, pero todas bajamos a archivos, todas sabemos de programas...

– S.A.: Hay quien se sorprende de la figura del bibliotecario como prescriptor. Somos un gremio muy tapado y muy ocultado por el estereotipo que nos sitúa como gente muy al margen de las corrientes más modernas. Y no es cierto.

– ¿Se pierde el gusto por la lectura cuando se convierte en profesión?

– A.M.: Es que la lectura no es nuestra profesión. Vosotras, ¿consideráis que lo es?

– A.U.: No. Yo leo en mi casa, leía ya mucho antes de tener esta profesión. Se pierde el placer. Siento como un estrés porque viene un escritor, voy a decir la verdad, te miras su bibliografía. Hay un libro titulado 'Cómo hablar de los libros que no se han leído' (Ed. Anagrama), que lo tengo. Yo leo mucho sobre la lectura y eso sí que me agobia un poco porque qué difícil es hacer lectores. No me considero militante de la lectura, ni me gusta el proselitismo, pero creo que la gran batalla es hacer entender a los jóvenes que si no leen se van a perder algo. Por eso, cuando nos critican por la experimentación, respondo que no, que a mí me gusta hacer juegos en la biblioteca.

–¿Pero esas actividades conducen a adquirir el hábito de leer?

– A.M.: Pienso que sí.

– S.A.:Yo tengo mis dudas. El soporte ha cambiado tanto, que estas píldoras de información, basadas en algoritmos sobre cosas que has buscado, te llevan a un bucle. La serendipia –el descubrimiento por azar– ya no existe. Estás todo el rato leyendo el mismo tipo de noticia. Hace poco leí que los nuevos soportes han modificado absolutamente el tiempo en el que no hacíamos nada. Y ese espacio ha desaparecido.

– A.U.: Hay un problema de concentración. Igual vuelven los tiempos en los que la gente reclama espacios de silencio. Creo que vendrá un tiempo en el que se reclamará la desconexión, el tiempo sin pantallas. En cuanto a lo de la lectura, cuando yo empecé la consigna era: «Lo importante es que el niño lea, da igual el qué, y ya vendrá lo otro». Pues igual no. Hay que conseguir que lean determinadas cosas, pero no diciéndoles lo que tienen que leer. Hay que conseguir que entiendan que detrás del hilo narrativo hay otras cosas. Una señora preguntó en la tertulia de hace unos días: «¿Por qué 'Madame Bovary' es un clásico?» Claro, ése es el quid de la cuestión. Si un alumno sabe leer, pero no percibir lo que tiene un clásico...

– A.M.: Pero el aprendizaje cultural hoy en día ya va más allá del libro. Todo lo que te enriquece culturalmente es bueno, pero compaginada con el visionado de clásicos del cine, de la música...

– Igual toca asumir que hay gente que en ningún caso va entrar en una biblioteca...

– S.A.:Nosotros hablamos del no usuario.

– A.M.: Tienes que saber que tienes distintas tipologías de público en tu centro y pensar cómo puedes darle lo mejor a cada una. Desde mi proyecto mi objetivo es conseguir un público que no tenga miedo al pensamiento crítico y que se vea capaz de entender un proceso de creación para que pueda disfrutar de una película, de un libro, de un cuadro... Nuestra función es el fomento de la cultura, incluida la lectura, pero no en exclusiva, porque vosotras en vuestros centros no tenéis únicamente literatura: tenéis ensayos, manuales...

– A.U.: Claro, es que leer es el medio.

«La biblioteca es como el Boulevard: te encuentras con la realidad»

- En el último balance de Ubik, se destacó que se ha convertido en un espacio seguro para personas sin hogar.

- Susana Araiz: Eso lo compartimos las tres bibliotecas.

- Arantxa Mariskal: Es una realidad a la que antes no se le daba visibilidad.

- Arantza Urkia: En las bibliotecas siempre se ha atendido a estas personas, pero parece que va a ir en aumento. Son espacios agradables, con calefacción, con café a precio barato.

- S.A.: ¿Cuántos sitios hay en la sociedad que permitan pasar muchas horas, sin gastar un euro y donde vas a convivir con gente de todas las procedencias, condición y edad?

- A.U.: Y no les pedimos ningún carné.

- ¿Qué tal es esa convivencia entre diferentes usuarios?

- A.M.: Hay de todo. En general, es buena, pero cuando hay excepciones suelen ser muy fuertes.

- A.U.: Si se convierte en un problema, sí que tenemos procedimientos sobre cómo actuar.

- S.A.: Me llamó la madre de un chaval que aún no tenía la edad de acceso a la biblioteca, dieciséis años en el caso de que no vayan acompañados. Me dijo que su hijo era un chico serio, de complexión fuerte, y yo le expliqué que a veces en la biblioteca hay un tipo de usuario que puede ser conflictivo de cara a un menor. Y ella me respondió: «Me encanta que mi hijo esté ahí, que conviva con toda esa realidad, con esas personas que a veces no tienen casa». Y me sorprendió porque a veces la gente...

- A.M.: Cada vez vivimos más metidos en guetos. La biblioteca es como salir al Boulevard: te encuentras con la realidad. Y gestionar eso... Porque nuestra formación como bibliotecarias ha sido más técnica y de repente, te toca trabajar el aspecto humano, para el que en principio no hemos sido formadas. Es un ámbito muy potente.

- S.A.: Eso me ha hecho pensar que necesitamos un tipo de personal concreto. Normalmente, íbamos a perfiles muy técnicos y necesitamos mediadores, educadores. Y por otro lado, esto es un trabajo transversal: la biblioteca no puede asumir, al menos en solitario, la carga de tantas personas que no tienen dónde estar, ni qué hacer. Si hay personas que a las 8.30 horas de la mañana salen de un albergue y en las siguientes doce horas no tienen absolutamente nada que hacer, hay que hacer un trabajo, no sólo de la biblioteca, sino con la ayuda de otras instancias.

- A.U.: Nosotros, los de la red de Bibliotecas Municipales de Donostia, como dependemos del Ayuntamiento, tenemos mucha relación con los servicios sociales y los hogares del transeúnte. Disponemos incluso de un carné que se les presta si lo solicitan. Desde las bibliotecas, tenemos que ver cómo podemos apoyar o qué les podemos ofrecer.

- A.M.: Es un ámbito en el que se está trabajando desde el ámbito profesional más que antes.

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