«Esto es arte, no un taller de MasterChef»
El japonés Shimabuku, que expone en el Centro Botín, experimenta en Mugaritz con artistas de todo el mundo la 'cocina a distancia' del sello Vicomtech
El restaurante Mugaritz está cerrado al público hasta que abra la temporada en primavera, pero esta semana parecía un moderno y plural camarote de los Hermanos Marx con artistas japoneses, cocineros guipuzcoanos, creadores de todo el mundo y hasta un sistema tecnológico que permite «compartir mesa» entre dos comensales aunque uno esté en Errenteria y otro en Singapur, por ejemplo. Había gildas, ordenadores y jóvenes con tanta curiosidad como talento. «Esto es una actividad artística, no un taller de Master Chef», advertía desde el principio Begoña Guerrica-Echevarría, directora del departamento de Arte del Centro Botín de Santander y una de las responsables de ese cruce de caminos con dos figuras centrales: el artista japonés Shimabuku y el cocinero Andoni Luis Aduriz. «Es un placer recibirlo en esta casa», saludaba el cocinero. «Tenía ganas de visitar este sitio y ver cómo trabajan», respondía el artista.
Porque en el principio de todo este experimento está el creador japonés, según relata Guerrica-Echevarría. «En el Centro Botín nos gusta producir nuestras propias exposiciones e involucrar a los artistas en el territorio cántabro, interactuar. Shimabuku (Kobe, Japón, 1969), conocido por tender puentes entre el arte y la gastronomía, no solo ha creado la muestra 'Pulpo, cítrico, humano', que sigue abierta hasta el 9 de marzo: dirige un taller con artistas llegados de Japón, Francia o Suiza, y ha implicado a los productores de anchoa de Santoña, los pasiegos o los mercados de Santander». Y en esa línea visitó Mugaritz. El restaurante de Errenteria es conocido por su creatividad y los responsables de I+D, con su jefe Ramón Perisé a la cabeza, no solo explicaron sus secretos a Shimabuku y sus gentes: también a los alumnos del máster del Macc (Madrid Culinary Campus) donde Aduriz es uno de los 'maestros'.
El proyecto 'Bazkaria'
Hubo más: los asistentes conocieron el proyecto Bazkaria, una innovadora iniciativa financiada por la Unión Europea que Mugaritz desarrolla junto al donostiarra Vicomtech, Centro Tecnológico especializado en Inteligencia Artificial, Visual Computing e Interacción, y en su aplicación a sectores como la hostelería. El sistema que pudieron probar los presentes «genera una experiencia inmersiva y aumentada de compartir una comida a pesar de la distancia», según explicó Sergio Cabrera, director del proyecto de investigación.
Eso se traduce en que uno puede estar comiendo un plato en Errenteria, otro en otra esquina del mundo, y con un sistema que parecen unas gafas de tres dimensiones y otros elementos los dos comensales tienen la sensación de estar en la misma mesa y conversar.
«Nuestro lema es que en Mugaritz hay que abrir la mente, además de la boca», repetía Perisé. Y el japonés Shimabuku apuntó entusiasmado la fórmula que resume el encuentro.
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