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La hipotética conexión entre la canción de las Bangles 'Eternal Flame' y una vía de escalada a la Torre sin Nombre de Pakistán se antoja en principio algo más que improbable, pero existe. Cada uno de los versos de la canción denomina su correspondiente tramo ... o largo de cuerda en la vía hacia la cima que en 1986 abrieron Kurt Albert, Wolfgang Güllich, Christof Stiegler y Milan Sykora.
La anécdota se recoge en la exposición 'HARRI, ORRI, ARkatz' ('Piedra, papel, lápiz') que el colectivo donostiarra ExpoCroquis –formado por Rafa Elorza, Juancar Sanz y Eli Azurmendi–, ha organizado en la Casa de Cultura de Okendo, abierta al público hasta el próximo 15 de marzo. La muestra se centra en la tradición escaladora cuyo origen se remonta a hace más de dos siglos y que consiste en dibujar un croquis de la montaña antes de iniciar el ascenso –como ayuda para ubicarse durante el ascenso –, o al culminar el descenso –como herramienta para quienes vengan detrás–.
Más de trescientos croquis realizados por cerca de sesenta montañeros desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad conforman un itinerario expositivo que ilustra la evolución de las técnicas de dibujo: desde el lápìz y el papel hasta las herramientas digitales, pasando por el rotring y la acuarela.
'HARRI, ORRI, ARkatz-El arte en el croquis de la escalada' reivindica la dimensión artística de estos dibujos e ilustraciones montañeras a través de un recorrido organizado por áreas geográficas a través de trece paneles. Arranca en las montañas del País Vasco, continúa con macizos de la Península –como Pirineos, Picos de Europa, Riglos de Huesca, el Macizo Central, la montaña catalana y mediterránea–, y desemboca en los Alpes, Yosemite, la Patagonia, el Himalaya y otras montañas lejanas. Dos paneles dedicados a los cuadernos con informaciones útiles para las escaladas y al 'imaginario montañero', que recoge la relación de los croquis con la música, el cómic y otras artes, cierran la muestra.
Ahí se inserta la mencionada referencia a la canción de las Bangles y que se inserta en una práctica habitual. Eli Azurmendi explica que «claro que existe el 'universo montañero' y la música tiene mucho que ver porque es un elemento recurrente a la hora de bautizar vías de escalada», lo que explica la presencia en el panel de guiños a los grupos Manowar o Helloween, a la cantante alemana Nina Hagen, al personaje de Corto Maltés o incluso al «maldito Raphael». La comisaria de la muestra –junto a Sanz y Elorza–, asegura que «los nombres de canciones aparecen en miles de croquis».
Azurmendi indica que «antes que la fotografía está el dibujo y el croquis siempre ha servido como mapa a la hora de escalar una pared». Fue a finales del siglo XVIII cuando, tras la primera ascensión al Mont Blanc, los escaladores dejan una descripción de la ruta seguida.
«El croquis de escalada –indica Rafa Elorza–, siempre se ha basado más en el dibujo que en la fotografía porque, más que mostrar la pared en su conjunto, se trata de mostrar cada paso de la escalada por esa vía en concreto. Hacer eso en una fotografía es muy difícil;en cambio, un dibujo te permite reproducir los accidentes morfológicos que te vas a encontrar en la pared de una forma más esquemática y más sencilla de codificar». De hecho, aunque la exposición evidencia el carácter artístico del croquis de montaña, su primera función es como herramienta de escalada.
La exposición es la segunda parte de un proyecto que se inició el pasado año con la publicación del libro 'El arte en el croquis de escalada', cuyos 1.500 ejemplares editados mediante crowdfunding se agotaron rápidamente, y que concluirá con la realización de un documental, a estrenar a finales de año. «La primera parte del libro es más conceptual, ahí hablamos de su evolución desde su utilización como herramienta de escalada hasta su dimensión puramente artística», comenta Elorza, quien sitúa el punto de inflexión en los años ochenta, cuando el escalador catalán Armand Ballart comienza a realizar dibujos que incorporan elementos de la música, el cine y otras disciplinas artísticas. «Con anterioridad, en las cimas de las montañas del Palatinado alemán ya se dejaba un libro en el que los escaladores apuntaban informaciones, pero también incorporaban en sus páginas dibujos o elementos decorativo».
Además de los paneles, la exposición incluye varias vitrinas en las que se muestran los trabajos y los materiales de algunos autores, como el propio Ballart y otros escaladores, junto a los de Elorza, Sanz y Azurmendi. Además, se muestran también cuadernos de viaje de algunos de los más de sesenta autores de los croquis.
La exposición se presentó el año pasado en el Festival bilbaíno Mendi Film y ha pasado ya por Tolosa y Picos de Europa. Tras Donostia, es probable que se vea en Vitoria y Los Alpes.
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