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González Guillén.
«'Burdeles reales' es  la historia de la gran mentira que nos han estado contando»

«'Burdeles reales' es la historia de la gran mentira que nos han estado contando»

Francisco Javier González Guillén recoge en su libro momentos que se han ocultado «con el manto de la cultura»

T. FLAÑO

Jueves, 9 de febrero 2017, 08:14

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Francisco Javier González Guillén (1945) ha recopilado la historia oculta, la de las mentiras y conspiraciones, la de engaños y trampas de los últimos quinientos años de España. 'Burdeles Reales' (Mira Editores) es el resultado de más de cinco años de investigación con momentos desconocidos en el devenir político de un país que «es lo que es porque está en su ADN».

La historia de este libro de historias comenzó cuando, tras jubilarse, decidió poner en orden su biblioteca y los apuntes que conservaba de cuando estudió Ciencias Políticas. En concreto había una asignatura, 'Política moderna', «en la que no nos contaron toda la verdad, así que me tomé la libertad de empezar a revisar lo que me habían enseñado».

Comenzó con un personaje que califica de «curioso», Alfonso XIII, de ahí fue hacia atrás: Alfonso XII, el linaje de los borbones hasta Felipe V, a principios del siglo XVIII, «cuando empezó una de las partes más tristes de la historia de España», hasta que decidió poner punto final en Fernando el Católico «de quien me dijeron que era un ejemplo de la divinidad». A medida que profundizaba encontraba elementos fundamentales para la historia española «que no me habían enseñado nunca».

El título viene dado de tomar el libro con una perspectiva global. «No es tanto entender lo que ha sucedido en España en los últimos cinco siglos como una sucesión de hechos sino como un conjunto que es un gran burdel ocultado por el manto de la cultura que permite ocultar cosas que no se ha querido que trascendiera».

González Guillén hace especial hincapié en que «el aspecto sexual es lo de menos, es la estructura vertebral que me permite ir colocando el resto de miembros y órganos del cuerpo y establecer las formas finales de ese inmenso burdel en el que sin darnos cuenta nos han querido hacer vivir. Mi libro tiene una parte muy pequeña dedicada a lo carnal. 'Burdeles reales' es la historia de la gran mentira que nos han estado contado».

A pesar de ellos en el libro ha introducido una serie de imágenes históricas bastante explícitas, algunas de ellas realizadas por Valeriano Domínguez Bécquer, el hermano de Gustavo Adolfo Bécquer. «Las más atrevidas son litografías que proceden de la Biblioteca Nacional», explica el autor aragonés.

Entre los personajes que ha descubierto en sus investigaciones está Ramón José de Arce que fue inquisidor general del reino. Se sitúa en la época de Carlos IV, Fernando II, la invasión francesa... «Vivió todas las peripecias de esa época. Con las canonjías y demás ingresos eclesiásticos ganaba anualmente como un millón de euros actual. Fue arzobispo de Zaragoza durante 33 años y en esa ciudad solo estuvo 22 días. Además estuvo encamado durante 27 años con la marquesa de Mejorada. Me preocupa muy poco si se lo pasaban bien, pero el personaje me interesa porque refleja una sociedad y la podredumbre absoluta que había en la época».

Impotentes y bastardos

Entre otros descubrimientos demuestra que «Fernando VII era impotente» y también «una de las cosas que menos se conoce y que creo que todo el mundo debe saber: Alfonso XIII era hijo de Alfonso XII, pero no de la reina Cristina -María Cristina de Habsburgo Lorena-, que estaba embarazada cuando el rey murió, pero de una niña. Quien sí esperaba un niño era su amante Adela. El gobierno, con Cánovas del Castillo, Sagasta y Martínez Campos, no quería más mujeres en la Corona. Se llegó al pacto del Pardo y se decidió cambiar los bebés». Las indagaciones llevaron a González Guillén a descubrir dónde vivió en Barcelona esa niña que «debería haber reinado».

En sus investigaciones se ha encontrado con algunos muros, como cuando en el Ayuntamiento donostiarra no le quisieron facilitar el importe que se había pagado a Don Juan de Borbón en 1972 por el Palacio de Miramar. «Tuve que recurrir a varios abogados. Finalmente en el registro me facilitaron el contrato. Fueron 102 millones de pesetas».

BURDELES REALES

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