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Alejo Alberdi, este verano.

Alejo Alberdi: «Ni graciosos ni vanguardistas, estuvimos en tierra de nadie»

El cofundador de Derribos Arias considera a Poch «mi mentor, una persona muy inteligente y con un magnetismo increíble»

R.A.

Domingo, 13 de diciembre 2015, 16:42

Después de Derribos Arias, Alejo Alberdi (San Sebastián, 1960) produjo el disco debut de Aventuras de Kirlian, piedra angular del segundo Donosti Sound, el del pop de los 90. Sigue viviendo en Madrid, «metido de lleno en el tema de la política de drogas, escribiendo en Cáñamo, y muy volcado en las redes sociales». Y maravillado con esa «biblioteca de Alejandría que es Spotify, estoy disfrutando de la música más que nunca», afirma.

- ¿Cómo conoció a Poch?

- Supe de él estando en Barcelona, en una especie de piso patera de hippies, donde me encontré con un tío que se llamaba Ricardo y era de Bilbao. Estaba tan fascinado con Poch que me estuvo hablando de él durante hora y media. Lo que contaba era tan interesante, que me dieron ganas de conocerle. Yo acababa de volver de Inglaterra con un montón de discos y había visto en directo a muchos grupos: The Clash, The Jam, The Dictators, Stranglers, Richard Hell... Ese verano me encontré con Poch en las fiestas del Puerto de San Sebastián, le conté todo lo que había visto en Inglaterra y al poco tiempo estábamos colaborando.

- ¿Qué le fascinó de él, tenía razón el chico de Bilbao?

- Se quedó corto. Poch era una persona de un magnetismo increíble, sobre todo en aquella época, cuando la enfermedad y el personaje no estaban tan consolidados. Congeniamos enseguida, aunque había una diferencia de edad importante cuando tienes 17 años, él tenía cinco más que yo. Fue mi mentor, le debo casi todo lo que me ha pasado en la vida, y estaré siempre agradecido a que me diera esa oportunidad, porque no hubiera podido entrar en ningún grupo con mi escasísimo nivel musical. Con él aprendí a tocar, y todo lo demás. A pesar de esa extroversión aparente también era muy cerrado para determinadas cosas. Era muy difícil llegar a una intimidad con él. Ocultaba su maldición física con todo ese humor absurdo, con su personaje... Aunque cuando yo lo conocí no era tan personaje. Hizo tres años de la carrera de Medicina en Huesca y yo creo que llegó un punto en que se dio cuenta de que no iba a poder ejercer a causa de su enfermedad. Era muy buen estudiante, tenía un ingenio increíble y era muy inteligente. Difícilmente hubiera podido disfrazar su enfermedad siendo médico. En el mundo de la farándula, sí que pudo.

-¿Ese talante disparatado ha ensombrecido el valor musical y vanguardista de Derribos Arias?

- No éramos un grupo gracioso como Siniestro Total, ni tampoco vanguardista en el sentido más estirado. Éramos como un híbrido extraño. Puede que haya gente que se quede con la parte más chusca del grupo, pero una canción como 'Branquias bajo el agua', que abre la carrera del grupo, y la que lo cierra, 'Un poco shiego', que son dos de mis favoritas, no tienen nada de gracioso. No sé, siempre estuvimos en tierra de nadie.

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