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Las fotografías del Bilbao 'gris' de los 80, presentadas por Niko VázquezEl Photomuseum presenta nueva exposición, en esta ocasión del músico y artista gráfico Niko Vázquez (Bilbao, 1959) que lleva por título Make Bilbao grAl again ' ... Haz Bilbao gris de nuevo', exposición que se podrá visitar hasta el próximo 16 de febrero y en el que Niko recrea y reivindica el Bilbao industrial, sucio..., pero genuino y solidario de la década de los 80.
«Siempre se apela a la nostalgia selectiva para alegar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, los babyboomers nacidos en Bilbao (aunque mayoritariamente conste que fue en Barakaldo), tanto los hijos de los migrantes gallegos, andaluces, extremeños,... como los de los caseríos de los cercanos montes y valles que comenzaron a trabajar en las fábricas del Gran Bilbao buscando un futuro mejor, sabemos que no es así. Bilbao no era ni mejor, ni peor antes que ahora, era diferente», señala Niko para presentar su muestra.
Explica que Bilbao era una ciudad en la que se trabajaba en las minas, los astilleros, altos hornos, las fábricas,... en trabajos que resultaban repetitivos, pero que permitían pagar la casa, la comida y si llegaba, lo que la beca no cubría de los estudios de los hijos que superaban el instituto en la universidad pública, la primera generación de hijos de la clase obrera que accedían a la universidad.
«Las mujeres, obligadas por ley a dejar el trabajo al casarse, se dedicaban a lo que ahora hemos llamado trabajo reproductivo, cuidados y afectos, que muchas veces completaban con otros trabajos desarrollados en casa como complemento al sueldo del marido... economía sumergida que resulta ser la base sobre la que se sustenta el desarrollo del capitalismo».
«La crisis, el paro, los trabajos precarios, la heroína, convivían con los conciertos en esa sala de Sani, las tardes en Barrenka, los bocatas en Somera, Iturribide, los conciertos de grupos locales y estatales en los primeros años de fiestas, la humedad del sirimiri, la ría marrón o las calles grises, y se alternaban con la lucha por mantener los puestos de trabajo convertida en batalla campal, las manifestaciones y la represión cultural y política ejercida de la mano de la policía, de los grises, de la madera».
Para Niko, «Bilbao es ahora una ciudad en la que la franquicia en forma de contenedor temático de turno ha tenido la suerte de funcionar. Una ciudad con edificios de autor donde antes había depósitos de mercancías, con palacios de congresos donde había astilleros, con parques donde había fabricas..., pero para nosotros es una ciudad impostada, ajena, en la que no nos reconocemos».
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