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Las 10 noticias clave de la jornada
Ignacio Echarte en la parte posterior del Santuario donde la Comunidad jesuita cuenta con un amplio terreno para paseos y meditación. E.A.
«Tenemos que mantener cerrado el jardín del Santuario de Loiola para proteger la Comunidad»

«Tenemos que mantener cerrado el jardín del Santuario de Loiola para proteger la Comunidad»

Ignacio Echarte, rector del Santuario de Loiola, considera que su máxima preocupación en estos momentos es «salvaguardar la salud de los jesuitas de Loiola»

ELI AIZPURU

azpeitia.

Jueves, 7 de mayo 2020, 00:13

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La Comunidad del Santuario de Loiola consta de 50 jesuitas. Teniendo en cuenta que la edad media es muy elevada –de 82 años u 83 años– son un grupo de riesgo en esta pandemia del Covid-19. Sin embargo, al ser una comunidad privada no son considerados como una residencia de mayores por lo que han tenido que buscarse la vida por su cuenta (de la misma manera que lo han tenido que hacer las religiosas de Olatz o de Jesús y María, por ejemplo). El Santuario consta de diferentes realidades, la propia Comunidad, el Centro de Espiritualidad, etc. donde trabajan cerca de 40 empleados, por lo que se trata de un amplio colectivo. En todo este tiempo que está durando el estado de alarma han tenido 5 hospitalizaciones pero por causas ajenas al coronavirus. Uno de ellos, falleció en el hospital a raíz de un problema respiratorio. También han realizado pruebas a los hospitalizados y todos ellos han dado negativo. Están esperando que las pruebas se amplíen, al menos, a los trabajadores. Así lo ha asegurado Ignacio Echarte, rector del Santuario de Loiola y cuya máxima preocupación en estos momentos es «salvaguardar la salud de los jesuitas de Loiola».

–¿Cómo se encuentran?

– Lógicamente preocupados pero no hemos tenido ningún caso positivo por Covid-19. Al ser una comunidad privada hemos tenido que buscarnos la vida como quien dice. Desde el punto de vista sanitario, hemos recibido mucha ayuda de Osakidetza, de Osalan por el tema de relaciones laborales, etc. Al principio, cuando surgió todo, el Ayuntamiento nos envió unas diademas protectoras con pantallas de plástico y también hemos recibido mascarillas por parte de una empresa local. Entre las mascarillas que hemos recibido también por Osakide– tza y las que hemos conseguido por nuestra parte, nos han permitido campear el temporal hasta el momento. Además los trabajadores han respondido extraordinariamente: haciendo mascarillas incluso improvisando epis con bolsas de plástico...

–¿Han tenido momentos de miedo o de tensión?

– Sí, de hecho seguimos viviendo todo esto con tensión. Los que han estado hospitalizados tienen que mantener quince días de cuarentena total al volver a casa sin salir de sus habitaciones y al mismo tiempo, los que entraban tenían que hacerlo con todas las protecciones necesarias. De hecho, dos jesuitas que vinieron de fuera por trabajo, después de haber estado en Ejercicios Espitrituales, tuvieron que estar confinados en la habitación. Actualmente hay tres confinados en la enfermería y uno en la Comunidad porque han estado en el hospital pero esperemos que puedan salir la próxima semana. Eso supone que en la enfermería tienen que atenderles también con las debidas protecciones.

–¿Cómo les ha cambiado la vida?

– Uno de los principales cambios ha sido desde el punto de vista del trabajo. Las actividades en el Centro de Espiritualidad se encuentran totalmente cerradas y todavía no sabemos cuándo se podrán reiniciar; el albergue también está cerrado. Se ha suspendido el proyecto 'Más allá de las fronteras' (Mugetatik haratago) y tampoco se podrá llevar a cabo el año que viene por falta de financiación. La Basílica y La Santa Casa también están cerradas al igual que el Centro Loyola. Desde el punto de vista laboral, las pérdidas que suponen estos cierres son tremendas. Por el tipo de actividades que tenemos no hemos podido hacer teletrabajo por lo que hemos procurado reacomodar a empleados durante un cierto tiempo pero hemos tenido que proponer un Erte a siete trabajadores en concreto.

Ustedes cuentan también con un amplio jardín en la parte posterior del Santuario que les puede aliviar el confinamiento.

– Hay que tener en cuenta que el paseo o los jardines de la parte posterior del Santuario son privados. La gente tiende a pensar que se trata de un lugar público ya que aunque hay carteles en la entrada que señalan que se trata de un lugar privado, a lo largo del año no hemos restringido la entrada a la ciudadanía y permitimos que pasee la gente, pero hay que tener en cuenta que ahora, con el desconfinamiento, los mayores de la enfermería han comenzado a poder bajar a la huerta lo cual supone un respiro muy grande para ellos. Por lo tanto, tenemos que mantenerlo cerrado por protección de la comunidad. Mi preocupación es que si abrimos la verja podemos impedir que los mayores de casa puedan bajar y lo siento mucho pero tengo que proteger a los mayores de casa. Esperemos que en un futuro se pueda abrir.

– Cuentan con un sitio privilegiado pese a las restricciones que sin duda deben cumplir...

– La Comunidad tiene expresamente prohibida la salida del recinto del Santuario. Bastante tenemos con la huerta y la amplitud que contamos en las propias instalaciones. Tenemos un sitio privilegiado sí, lo reconozco, pero tampoco es que a Azpeitia le falten sitios para pasear. De ahí que entiendan que debamos cerrar el jardín.

–¿En qué fase del desconfinamiento podrán comenzar con la actividad?

– Estamos a la espera de que la semana que viene –en caso de que podamos entrar en la Fase 1– podamos reacomodar la Basílica para la celebración de misas. Hay que tener en cuenta que tan sólo dos personas podrán estar en cada banco, por la obligatoriedad de mantener los dos metros mínimos de distancia. Estamos preparando los cambios –como el hidrógeno en la entrada– si es que pasamos a la Fase 1, que esperemos sea así.

– En ese caso, ¿cómo van a llevar a cabo el comienzo de la actividad en el Santuario?

– Esperemos que la semana que viene podamos abrir la Basílica. La Santa Casa todavía no. Por el momento mantendremos las dos misas de las 11.00 y de las 19.00, entre semana. Los sábados y domingos suele haber más pero aún no sabemos si continuar con todas o no. Ocurre que en las propias normativas nos encontramos con dudas ya que la gente puede salir a hacer paseos de 6 a 10. Consiguientemente, ¿podrían salir a misa de las 11.00?. No está previsto salir a los centros de culto como sí lo está por ejemplo, a hacer la compra o a la farmacia. No está especificado. Los horarios de paseo no coinciden con los de culto. No está coordinado por lo que tendremos que experimentar la semana que viene para ponerlo después en práctica. El comienzo de la actividad ordinaria también la deberemos hacer de forma pausada y con todas las medidas para no ser tampoco foco de transmisión del virus.

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