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Marijose Arregi, en una de las salas de Bizkargi Musika Eskola junto a su acordeón . E.A.

Azkoitia

«Si tuviera que escoger de nuevo una profesión sería la música»

Tras cuatro décadas al frente de la Musika Eskola azkoitiarra pasará el relevo a su sucesor, Carlos Muñoz, el próximo 1 de septiembreMarijose Arregi Directora de Bizkargi Musika Eskola

Eli Aizpuru

azkoitia.

Sábado, 28 de junio 2025, 21:23

Después de cuatro décadas al frente de Bizkargi Musika Eskola, su directora se despide con una mezcla de nostalgia, gratitud y nuevos proyectos. En esta entrevista repasa su trayectoria, los retos vividos y su vínculo inquebrantable con la música.

–¿Cómo se siente al despedirse de una profesión a la que ha dedicado cuatro décadas?

– Oficialmente me retiraré el 1 de septiembre. Me siento bien, pero tampoco me ha dado tiempo a pensarlo mucho. En este momento, mi prioridad es el relevo a mi sucesor, Carlos Muñoz. Se me hace difícil pensar que tengo que pasarle el relevo, y pese a que el proceso se ha llevado a cabo a lo largo del curso, es duro. Estamos en ello. Sin embargo, ya tengo pensado recuperar la parte musical que he tenido abandonada durante estos años por dedicarme a la gerencia. Quiero recopilar los trabajos que he hecho, crear un archivo para que en un futuro los alumnos puedan utilizar las partituras y composiciones. Tengo bastantes proyectos, pero lo dicho: la prioridad es solucionar la parte del relevo en la dirección de Musika Eskola.

Origen

«El ayuntamiento mostró interés y creamos una escuela en 1983 con todo el esfuerzo que suponía»

– ¿Se acuerda del primer día que comenzó a dar clases de música?

– Comencé a trabajar mientras cursaba mis estudios de música. Mi instrumento siempre ha sido el acordeón, aunque también estudié piano. En mis comienzos, cuando participaba en concursos, tocaba el acordeón de tecla. Más tarde cambié, solíamos salir al extranjero a diferentes cursos y demás, y opté por el de botones. Durante varios años trabajé por cuenta propia, pero luego la Musika Eskola de Donosti fue descentralizándose, y en vez de acudir a la capital a estudiar, se dio opción a la gente de los diferentes pueblos del territorio para poder aprender música en sus propias localidades. Ahí acudí al ayuntamiento porque tenía la oportunidad de extender el aprendizaje. Yo daba clases, pero al ver que sí había interés en Azkoitia para crear una escuela, nos expandimos hacia 1979-80 y provisionalmente comenzamos a dar clases en el edificio de la Misericordia. Creamos la escuela con sus propios Estatutos en marzo de 1983. Fue un reto. No solo mío, el ayuntamiento también mostró interés y era una oportunidad para la gente de Azkoitia, con todo el esfuerzo que ello suponía.

– De aquel reto inicial, ¿han venido muchos más a lo largo de los años?

– Una vez creada la escuela, ofrecimos al pueblo la oportunidad de aprender cosas diversas. Hasta la llegada de la reforma de la LOGSE, la escuela vivió varios hitos. El primer reto fue la obtención oficial del nivel básico, y como segundo, el reconocimiento oficial del nivel medio. Más tarde, con la entrada en vigor de la nueva ley, dimos un giro completo a la escuela; tuvimos que reorganizarla de otra manera y, a partir de 1992, tomamos otro camino.

– También han pasado por diferentes sedes.

– En enero de 1985, tras una gran nevada, trasladamos el centro a Gaztanenea. El cambio fue importante. Pasamos del plan del 66 a la LOGSE. Ahí pasamos un par de años bastante malos. Todo fue una apuesta. Trajimos diferentes instrumentos. Apostamos también por impartir clases de euskal dantza, que requerían también la enseñanza de nuevos instrumentos, y comenzar a impartir clases de diferentes instrumentos es siempre un reto. Más tarde, nos trasladamos a la sede actual, en Elkargunea, también un enero, en 2015, aprovechando las vacaciones navideñas para el traslado.

Despedida

«La despedida y el homenaje que me dedicaron en el festival de fin de curso fue toda una sorpresa»

– ¿Un cambio a mejor?

– Gaztanenea era un lugar privilegiado, pero no estaba concebido ni preparado para ser una escuela. Por fuera parece grande, pero se nos quedó muy pequeño, no entrábamos. Mientras que aquí, el lugar se creó expresamente con el objetivo de ser una Musika Eskola: la insonorización, el espacio... es otra cosa.

– ¿Qué instrumentos son los más solicitados hoy en día?

– El acordeón diatónico o trikitixa tiene mucho éxito, al igual que el pandero. La guitarra también es de las más solicitadas, y el piano. El año pasado introdujimos la especialidad de canto y ha tenido mucho éxito.

– La Musika Eskola está presente en muchos actos del pueblo.

– Es importante que la labor que realizamos en la escuela se traslade posteriormente a la calle y se haga visible en el pueblo. Por poner un ejemplo, la banda municipal ensaya aquí mismo, y los jóvenes que estudian en Bizkargi tienen la opción de pasar a formar parte de la banda de forma natural. Es una labor también de cantera a tener en cuenta.

– ¿Algún acto que le haya marcado especialmente?

–Han sido tantos que no podría escoger uno en concreto. Pero por cercanía, o porque no se me va a olvidar, me quedo con este último: con el homenaje y la despedida que me dedicaron durante el festival de fin de curso hace unas semanas. Fue toda una sorpresa —todavía se emociona— y lo llevaré grabado en mi memoria.

– ¿Qué valores ha querido transmitir durante todos estos años como directora?

– En un principio no estaba preparada para llevar a cabo una labor de dirección. Es una lucha constante. Mi trabajo ha sido el de gestionar el centro, pero siempre desde la perspectiva musical. Creo que para gestionar una Musika Eskola es importante ser músico. También es cierto que es muy difícil ser músico y gestor al mismo tiempo. Yo misma pasé muchos años con ganas de entrar en mi gela y dar clases, pero alguien tenía que llevar el timón, y es importante sentir la música.

– ¿Retomará ahora la parte más musical?

– Me gustaría. No será igual que hace años. Mi trayectoria musical arrancó con muchas salidas, a concursos, etc. Tomé parte también de una orquesta en Donosti y viajaba cada año al extranjero para hacer diferentes cursos, a la vez que trabajaba durante el año dando clases. Y siempre regresaba de este tipo de cursillos con un chute de adrenalina. Era mi vida. Estudié composición, además de estudios superiores de acordeón y pedagogía, y he tenido que reciclarme con el paso de los años porque los tiempos van cambiando. La gestión del centro me ha llevado tiempo y he dejado de lado esa parte.

– No hace falta decirlo: su vida es la música.

– Es lo que siento. Si tuviera que escoger de nuevo una profesión sería la música. A lo mejor cambiaría algunas cosas, pero siempre música. En este aspecto, reivindico la música en la educación ordinaria. Hay todo un mundo en la música: carreras, másteres... El panorama es muy amplio y las salidas inmensas. La gente de mi edad ya se está retirando, y la demanda de músicos en diferentes especialidades es impresionante, por lo que animaría a la gente a estudiar y acercarse a la música.

– ¿Qué consejo le da a su sucesor, Carlos Muñoz?

– Que cuide las relaciones con el resto de compañeros. Yo he tenido un equipo con diferentes ideas, pero hemos sido una piña. El trabajo en grupo es importante.

– Para resumir su trayectoria, ¿qué palabra utilizaría?

– Pasión. (Dice, sin apenas pensárselo, segura)

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