Un guion fijado para cumplirlo o romperlo
La guerra entre quienes quieren que la carrera llegue compacta a la subida de Murgil y los que quieren evitarlo marcará la carrera
La Clásica envió hace tiempo un guion a los equipos. Escapada inicial, ritmo de la carrera `in crescendo´, selección entre Jaizkibel y Erlaitz, frenética aproximación ... a Donostia y explosión final en Murgil. A partir de ahí, cada cual tiene en sus manos venir a Donostia a seguir la sinopsis marcada o a romper en pedazos el texto.
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La decisión de la mayoría de formaciones depende directamente del perfil de ciclistas que tengan inscritos en la carrera. Los que hayan podido traer corredores explosivos en buena forma se subirán al argumento oficial del libro de ruta. Los que tengan un buen diésel como mejor jefe de filas buscarán sabotear el guion. Los primeros trabajarán para que no pase nada hasta el barrio donostiarra de Igara y dicte sentencia Murgil. Los segundos tratarán de provocar el desbarajuste para sacar tajada del desorden. El resultado de esta contienda marcará el devenir de la carrera.
En el primer grupo figuran los grandes favoritos a adjudicarse la Clásica. Julian Alaphilippe (Deceuninck), además de portar el maillot arcoíris, es el mejor del mundo en rampas cortas y empinadas como las que subirán hoy a los ciclistas hasta Igeldo. Pero como nunca se puede saber si el francés, como cualquier otro, tendrá o no un mal día, y tampoco un podio en Donostia es despreciable, esperarán igualmente al punto álgido ciclistas con dinamita como Adam Yates (Ineos), su hermano Simon (BikeExchange), Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) o Bauke Mollema (Trek). Ya son cinco equipos, con sus respectivos gregarios, con interés en que el gallinero no se alborote demasiado. Dan Martin (Israel) podía ser otro de ellos, pero tras su paso por Tokio ha decidido no participar.
Alguno de estos podría pasarse al otro bando y probar a formar un grupo reducido en Erlaitz o los kilómetros que restan entre la bajada hasta Oiartzun y Donostia. Como en toda guerra, el éxito de la operación dependería de las alianzas. En ese juego deberán entrar, si quieren tener opciones en el Boulevard, corredores con menor cambio de ritmo pero de inmensa calidad como Patrick Konrad, Wilco Kelderman (Bora), Matej Mohoric y Mark Padun (ambos del Bahrain), Juan Ayuso (UAE), Luis León Sánchez (Astana), Rubén Guerreiro (EF Education) o Jai Hindley (DSM) entre otros. En esos ataques previos a la llegada a las calles donostiarras aspiran también a entrar los ciclistas guipuzcoanos que más lejos podrían llegar en la carrera: Gorka Izagirre (Astana) y Mikel Iturria (Euskaltel-Euskadi).
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Erlaitz como alternativa
La virulencia con la que se afronten las rampas de Erlaitz tendrá mucho que ver con la situación de carrera que derive después. La ascensión de las Peñas de Aia está más próxima a la meta que hace dos años, cuando tras pasar por Donostia había que descender hasta Orio para volver después a una segunda subida por Murgil.
Desde la cima limítrofe entre Irun y Oiartzun, quedan poco más de treinta kilómetros hasta iniciar el muro que sube a Igeldo. Demasiados para la aventura si por detrás tira un grupo organizado. No tantos si los gregarios han quedado abrasados por el ritmo de la subida. Un ataque de Evenepoel (Deceuninck) entre Usurbil y Donostia hace dos años planteó un 'jaque mate' al grupo de favoritos donde los compañeros de los líderes no tuvieron la fuerza como para acercarse lo suficiente al bravo ciclista belga (no está hoy entre los participantes). Eso que hizo solo el último ganador de la Clásica aspiran a hacer hoy otros corredores en grupo, aunque para eso deberán conseguir el mismo efecto fatiga que provocó entonces la primera ascensión a Murgil.
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¿Y en caso de que no lo consigan? El guion cobrará vigencia. Toda la autenticidad de la carrera se descorchará en un kilómetro y medio de alto voltaje, donde se concentrará también la adrenalina de una afición vasca deseosa de oler de cerca el ciclismo de primer nivel. Entre el bullicio saldrán uno, dos, tres... a lo sumo cuatro aspirantes. Siete kilómetros de tira y afloja y final. Tampoco es mal guion.
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