El primer satélite vasco despegará de Cabo Cañaveral el 25 de mayo en un Falcon 9

El satélite es un 16U CubeSat, una composición de 16 cubos de 10 centímetros de lado o CubeSats. Mide 20 centímetros de ancho y 40 de alto, y dispone de paneles solares deplegables. Está equipado con una cámara iSIM-90, un telescopio binocular de alta resolución desarrollado por Satlantis en sus instalaciones del Parque Científico del campus de Leioa de la Universidad del País Vasco, ahora mismo en proceso de ampliación.

El proyecto del satélite vasco, que orbitará nuestro planeta a 500 kilómetros, nació hace dos años. Urdaneta tiene «un altísimo porcentaje» de desarrollo propio de Satlantis, que ha liderado una iniciativa en la que ha contado con socios tecnológicos vascos y europeos. «No se trataba de hacer un satélite, sino un sistema completo de observación: tienes que disponer antenas por el mundo, necesitas calibrar las imágenes, un contrato de servicio para bajar los datos...», indica Hernani.

La ingeniería vizcaína mantiene su especialización «en cámaras, en sensores», eje alrededor del cual se ha construido el satélite, pero aspira a más que eso en un contexto de generalización del uso de satélites. «Nos queremos colocar como integradores de soluciones pequeñas y trabajamos para ello con socios como Vicomtech, Tecnalia y otros», explica el consejero delegado de Satlantis. Urdaneta será «un satélite plenamente funcional» que observará todo el planeta. Las conversaciones con clientes están «muy avanzadas», según Hernani, quien apunta que tienen en mente un modelo de negocio más ágil que el habitual en el sector. «Pretendemos que la venta al cliente final sea muy fácil. Que no tenga que esperar un año ni dos, sino que pueda hacerse hasta en vuelo».

Una iSIM-170 -la cámara de mayor resolución de Satlantis- voló por primera vez a la Estación Espacial Internacional (EEI) en la nave japonesa HTV-9 en mayo de 2020. Y el pasado 21 de diciembre viajó al complejo orbital, en una nave de carga Dragon de SpaceX, una gemela de la del satélite vasco que funciona desde entonces en el laboratorio europeo Columbus.

La iSIM-90 de Urdaneta es la cámara más ligera y compacta de Satlantis. Pesa menos de 5 kilos, cubre desde el espectro visible hasta el infrarrojo cercano y tiene una resolución de 2 metros, «más que Ingenio», apunta Hernani en referencia al satélite que se perdió el 17 de noviembre de 2020 al fallar el cohete Vega que lo iba a poner en órbita. Ingenio, el primer satélite 100% español, costó 200 millones de euros. Frente a eso, un CubeSat puede costar menos de 10 millones, aunque todo depende del equipamiento.

La ingeniería vizcaína tiene previsto lanzar Urdaneta 2 a finales de año y, ya en 2023, poner en órbita GEI-Sat, el primero de los satélites que va a desarrollar para Enagás, compañía que participa en Satlantis. GEI-Sat es un 16U CubeSat «muy parecido a Urdaneta», pero con algunas actualizaciones y mejoras, incluida la capacidad «para ver metano».

El satélite vasco debe su nombre a fray Andrés de Urdaneta (1508-1568), marino y cosmógrafo de Ordizia que descubrió el tornaviaje, la ruta desde Filipinas a Acapulco aprovechando la corriente de Kuro Shivo, que fluye desde la costa oriental de Taiwán hasta Japón y de ahí hasta California.