Lasarte
Ixabel Zuaznabar, una vida de servicio desinteresadoCompromiso y dedicación. Esta lasarteoriatarra, fallecida recientemente, deja como legado una fecunda obra social, humana y cristiana dentro y fuera del municipio
J.M.E.
Sábado, 19 de agosto 2023, 21:29
El pasado 11 de agosto, la localidad despedía a Ixabel Zuaznabar Irulegi, una mujer excepcional, muy querida y reconocida en el pueblo. «Apenados, sí, pero, a la vez, muy agradecidos por haber tenido la dicha de contar y compartir tanto amor, cariño y convivencia que ofreció a tantas personas. Siempre con un espíritu de servicio desinteresado, desde la humildad, la empatía, la dulzura, y en el anonimato más dignificante, que la caracterizaron en su largo peregrinar por esta vida terrenal», detalla Jesus Mari Eguizabal, de Danok Kide.
Ixabel nació en 1938 en el caserío Sasoeta Aundi, en el seno de la familia Zuaznabar. Se incorporó al trabajo en Victorio Luzuriaga S.L, momento en el que inicia una vida intensa y fructífera. Adolescente todavía, ya despertó en ella un sentir cristiano que requería su participación en la iglesia: con su espiritualidad; la frecuencia eucarística; la lectura del evangelio; el interés por igualdad de las personas, incrementó su fe en Cristo, y con ello, el compromiso humano y social.
Transcurría el año 1957 cuando la familia Mendiluze-Goñi fija su residencia en Lasarte-Oria. Juan José, uno de los hijos, de espíritu dinamizador, contacta con un grupo de jóvenes con inquietudes por la defensa de una paz social y la promoción de una clase obrera impregnada por una vivencia cristiana. Su compromiso personal le marca una línea de apostolado seglar. Esta integración de Joanjo Mendiluze en la sociedad lasarteoriatarra, propicia la intercolaboración con Ixabel Zuaznabar, inmersa en compromisos afines.
Parecían estar predestinados el uno para el otro y, como no podría ser de otro modo, decidieron contraer matrimonio. Uno ejemplar, vivido con amor y responsabilidad, con un compromiso intenso, preocupándose siempre por el bienestar de los demás.
Corría el año 1961 cuando Ixabel y Joanjo, ya casados y a los 22 años de edad, tomaron una decisión trascendente: a través de la correspondencia entrecruzada entre Joanjo y su hermano Antonio, sacerdote y misionero en Venezuela, fue calando en ellos una inquietud, sintiendo la necesidad de ayudar a aquellas personas. Por lo que decidieron consolidar su matrimonio en tierras de misión, en los Valles el Tuy (Venezuela), lejos de su casa y su familia, como un proyecto basado en un ideal cristiano y humano. Conocieron la miseria y la inquietud de muchas personas por superarla, tuvieron la oportunidad de vivir en una sociedad, en la que a pesar de padecer necesidades de todo orden, disponían de unos valores humanos envidiables, como la sensibilidad y la generosidad. Siete años de trabajo en labores de capacitación técnica y humana, con jóvenes y adultos, en el ámbito rural y en el femenino, conviviendo en sus casas y a su manera. «Compartir con aquella gente esos años les descubrió que el destino del hombre no consiste en procurarse una vida de opulencia material, sino el compartir con los demás, tanto lo bueno como lo malo», aseguran los que les conocieron. Durante su estancia en Venezuela, nacieron sus dos hijos. Ion y Arantza, lo que les involucró más en la comunidad.
A su vuelta a Lasarte-Oria, no tardaron en integrarse en la vida social del pueblo. Joanjo se incorporó a la fábrica Michelin, a la vez que contactaba con los movimientos sociales operantes e Ixabel colaboró en distintas acciones sociales y de pastoral parroquial. Visualizaron problemas y necesidades que exigían ser abordados. Sin duda, el entusiasmo que transmitía el matrimonio resultó contagioso y así fueron comprometiendo a más personas, muchas, que se involucraron en la materialización y consecución de propósitos.
En la década de los 80, como en otras localidades, Lasarte-Oria sufría el problema de la droga, con muchas personas afectadas. Abordar esta lucha movilizó a un grupo de padres y personas sensibilizadas con el tema, tratando de contrarrestar el incremento de la drogodependencia y ayudando a recuperar a los afectados. Así surge 'Zain Berri', bajo el auspicio legal de Padres de Familia-Danok Kide. El grupo de trabajo atendía a drogadictos, alcohólicos y familias afectadas, gestionaba mejoras sociales, promovía la solidaridad entre afectados y el pueblo. La entrega del matrimonio Joanjo-Ixabel fue excepcional, hasta el punto de convertir su hogar en lugar de acogida de personas que se encontraban en proceso de rehabilitación. Por otro lado, 'Errainu Elkartea' y 'Azke Gazte', posibilitaron la creación de un lugar de encuentro, de ocio y entretenimiento asistido para los jóvenes entre los 8 y 14 años. Una vivencia que suscitó el interés de los padres por adquirir una formación para mejorar la relación mutua con sus hijos, con notoria implicación de la pareja.
La Pastoral Penitenciaria, en línea con los Derechos Humanos en las Prisiones, mereció una dedicación muy especial por parte del grupo parroquial, consolidada con la participación de Joanjo e Ixabel. Como creyentes, les preocupaba la persona del preso, sin juzgar los actos que les llevaron hasta allí.
El año 1996, a la edad de 58 años, fallece Juan Jose Mendiluze, un trance muy difícil para Ixabel. Fue objeto de un reconocimiento popular por su trayectoria social y humana, desde el voluntariado. En el parque de Atxobakar se dispuso un monolito con la dedicatoria: «en memoria a quienes dedican su vida desinteresadamente al servicio de los más necesitados».
Este repaso a toda una fecunda obra social, humana y cristiana de Ixabel resulta imposible disociarla de la memoria de Joanjo Mendiluze, ya que en su peregrinar juntos, el uno fue el fundamento del otro, no cabiendo disgregación alguna. Ixabel, con la memoria de Joanjo siempre presente y no queriendo defraudarle, prosiguió su misión evangelizadora, su compromiso cristiano de ayuda al prójimo: en la Pastoral Penitenciaria; ayudando a financiar proyectos en tierra de Misiones; en la Pastoral de Liturgia y la catequesis; en la asociación Danok Kide; apoyando y colaborando en la Revista Lasarte-Oria de forma puntual. Pacifista de convicción, también colaboró en Elkarbizi, en la búsqueda de consolidación de la paz y la normalización social de la convivencia sobre bases sólidas y democráticas. Resaltar su implicación en las 28 ediciones del Concurso de Belenes, una celebración de la Navidad de mucho significado cristiano para ella.
«Quienes hemos conocido a Ixabel Zuaznabar le debemos el más sincero reconocimiento y agradecimiento por haber sido una persona ejemplar, admirada, seguidora incondicional de Cristo de quien entendió su doctrina y, obediente, pasó su vida haciendo el bien por doquier, amando y ayudando. ¡Te tendremos en nuestra memoria! ¡Descansa en Paz, Ixabel!», concluye Eguizabal.