«Visibilizar y eliminar prejuicios es clave para atraer a más niñas a las carreras científicas»
La irunesa Ainhoa Mielgo Iza, que lidera un equipo de investigación contra el cáncer, ha sido nombrada catedrática de la Universidad de Liverpool
Irun
Sábado, 10 de febrero 2024, 01:00
Este domingo, 11 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Ainhoa Mielgo Iza, en su Irun ... natal, fue una niña a la que siempre le gustó la biología, «desde pequeña», recuerda. Ahora, acaba de ser nombrada catedrática de la Universidad de Liverpool, donde desarrolla su trabajo en su laboratorio, el MielgoLab.
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Ainhoa Mielgo lidera un equipo que lucha contra el cáncer investigando el microambiente de los tumores: en estos no sólo se encuentran células tumorales, sino también «una variedad de células no cancerígenas», también llamadas «células inmunes», explica. Todas ellas conforman ese «complejo» microambiente, y la interacción entre los distintos tipos de células influye de diferentes maneras en la progresión del cáncer.
«Algunos de los grandes desafíos para derrotar al cáncer están influenciados por el microambiente del tumor», y el equipo de Ainhoa Mielgo se centra en investigarlo para, comprendiendo cómo interactúan entre ellas las distintas células de un tumor, desarrollar terapias «que puedan ayudar a nuestro sistema inmune a reconocer mejor esas células cancerígenas y a eliminarlas antes de que provoquen una metástasis».
¿Existen razones para la esperanza en la lucha contra el cáncer? «Ha habido grandes avances en muchos tipos de cánceres, con nuevas terapias y diagnósticos más precoces», explica la investigadora. No obstante, recuerda que «cada cáncer es distinto. Yo trabajo con el cáncer de páncreas, muy difícil de tratar y donde todavía no ha habido muchos avances. Esto es como una escalera: poco a poco».
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Esa es una de las claves de la investigación científica porque, además de que se precisan recursos económicos suficientes para desarrollarla, «un experimento puede no salir bien a la primera; hay que volver a diseñarlo, repetirlo en distintos modelos hasta estar convencida... Como les digo a mis estudiantes de doctorado, esto es como un maratón con varias etapas. Algunas pueden no ir bien, pero hay que seguir y seguir hasta llegar a la meta».
Irun, Navarra, Madrid, Suiza...
El camino de Ainhoa Mielgo hasta llegar a su nombramiento como catedrática también guarda similitudes con esa metáfora del maratón: empieza con esa niña a la que le encantaba la biología, y que a los 18 años empezó a cursar esos estudios, «en la rama biosanitaria», en la Universidad de Navarra. Consiguió una beca para cursar un máster en el Centro Nacional de Biotecnología de Madrid. «Después, fui a hacer un doctorado a Suiza, en el departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea».
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Tras cuatro años allí, inició su postdoctorado en la Universidad de California, en San Diego. «Estuve allí siete años», y tras obtener su postdoctorado, «empecé a buscar plazas en universidades de Europa. Como mi marido también es científico no buscábamos una, sino dos plazas». Las encontraron en Inglaterra, en la Universidad de Liverpool, donde «estamos muy contentos. Hay fondos para la investigación y es un buen sitio para hacer ciencia», explica Ainhoa Mielgo.
Referentes y liderazgo
En su infancia, las niñas tenían pocos referentes de mujeres científicas, pero «la cosa ha mejorado mucho, aunque aún queda camino». Las diferencias se acentúan entre quienes llegan a «puestos de liderazgo» en el ámbito de la investigación, donde la presencia de mujeres sigue siendo menor que la de los hombres: «visibilizar y eliminar prejuicios es clave. Pertenezco a Aseica, la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer, que todos los años, en estas fechas, hace campañas para visibilizar a las mujeres científicas y, así, atraer a más niñas a esta carrera». En este sentido, es fundamental eliminar estereotipos: se puede ser científica «y tener una vida normal, formar una familia si es lo que deseas, tener tus hobbies... Se puede compaginar», subraya Ainhoa Mielgo, y cuantas más mujeres accedan a puestos de liderazgo en la ciencia, más se allana ese camino para las próximas generaciones.
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A ellas, a esas niñas o adolescentes que sueñen con dedicarse a la ciencia, la investigadora les anima a que «persigan ese sueño. Habrá obstáculos, siempre los hay, pero seguir tu pasión es lo que te va a hacer más feliz».
Desde Liverpool, Ainhoa Mielgo mantiene el vínculo con su ciudad: «me encanta volver a Irun e intento hacerlo siempre que puedo, unas dos veces al año. Mis aitas siguien viviendo allí. Y mis amigas de la infancia, con las que iba al colegio, seguimos manteniendo nuestra cuadrilla».
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