Una semana después, el Carnaval vuelve a brillar en Irun

Tras los nubarrones, y el traicionero viento que obligó a suspender el desfile, una semana después volvió a salir el sol, y con él, las comparsas que tomaron el centro de Irun para lucir disfraces, bailes y sonrisas que contagiaron al público que les aplaudió desde la acera. Este sábado no era Sábado Regular, pero casi como si lo fuera: desde luego, las comparsas pusieron todo su empeño en revivir la fiesta, y los irundarras se sumaron a ella. Volvió a haber muchísima gente siguiendo el desfile, y bastante disfraz entre el público.

El protagonismo, en cualquier caso, fue de esas comparsas que hace una semana se quedaron con las ganas y este sábado se tomaron la revancha. Sólo se echó de menos a un componente habitual del desfile: Zanpantzar ardió el pasado martes, junto a la sardina, pero le tuvieron muy presente sus compañeros de Bidasoako Erraldoiak, que encabezaron el desfile. «Es diferente, porque Zanpantzar ha pasado a mejor vida, aunque el año que viene resurgirá de sus cenizas», comentaba Jose Irigoyen, al frente de Bidasoako Erraldoiak. «Formamos parte del desfile de Carnaval desde hace 35 años, le damos ese arranque festivo al recorrido», y tampoco podían faltar a la cita. La tropa de gigantes y cabezudos volvió a encargarse de abrir el camino a las comparsas.

A ellas hay que reconocerles el mérito de repetir un evento de esta magnitud una semana después, algo logísticamente complicado. Son muchos detalles a tener en cuenta y mucho trabajo de organización, pero lo consiguieron. Álex de las Heras, de 22 Academy, explicaba que «nosotros, por ejemplo, tenemos equipo propio, pero para los que lo alquilan es complicado. Pero nos hemos ayudado entre comparsas y, al final, hemos podido salir todas». Una muestra de compañerismo que, sin duda, es de aplaudir. Ese esfuerzo se vio correspondido con el favor de la meteorología: «estamos viviendo el desfile con muchas ganas, sobre todo porque el sol nos acompaña. ¡Firmaríamos por este tiempo todos los años!», aseguraba Álex.

Así, recorrieron el centro de la ciudad los indios y vaqueros de Aurreratu Elkartea. Los bailarines y bailarinas de Academia de Danza Ainhoa impregnaron el recorrido del espíritu fiestero de los 80. 22 Academy hizo rugir los motores de su Fórmula-1. La samba brasileña de Jazzarte dio ganas de bailar hasta al más tímido. Las hadas de hielo de Elatzeta hechizaron al público, y los coloridos insectos de El Pilar hicieron desear la llegada de la primavera. Trikuharri trajo a Irun la fantasía del mágico mundo de Oz, y la Academia Carlos Zapirain volvió a deslumbrar con sus bailes de la Inglaterra de 1813. Santiagoko Deabruak celebró el Año Nuevo chino a su estilo, y Pauso-K llenó de rosa Barbie las calles. Gazte Landetxa recreó el clásico Pinocho, y la AMPA San Juan Harri el mundo de Fraggle Rock. La AMPA San Vicente de Paúl desfiló un solo Batman frente a todos los villanos, y gracias a My Dance Studio bailaron zanahorias y conejos de Pascua.