Paul Jansen
Experto en distritos urbanos innovadores
«Es importante tener un primer edificio para mostrar que es un proyecto tangible»El urbanista neerlandés ha sido el ponente de la segunda sesión colectiva de impulso a Vía Irun que se ha celebrado en Ficoba
Tras la intervención de Josep Mª Piqué, el ciclo de sesiones colectivas de impulso a Vía Irun ha tenido como segundo protagonista a Paul Jansen, ... experto en distritos urbanos innovadores. El neerlandés es director de Arup, una de las firmas líderes en arquitectura e ingeniería a nivel mundial, y cuenta con 24 años de experiencia en el desarrollo de campus, parques científicos y distritos de innovación.
–¿Qué debilidades y qué fortalezas ha percibido en el proyecto Vía Irun?
–En cuanto a las fortalezas, creo que el perfil alrededor de la movilidad, la logística y el transporte es muy bueno: tiene mucho sentido para el ecosistema regional de innovación. La ubicación es otra de las fortalezas del proyecto: distritos de innovación ubicados en el centro de las ciudades son lugares bien conectados y con muchos servicios. Una debilidad es que es algo que va a tardar diez, veinte o treinta años: es importante tener un primer edificio para que la gente vea que algo está ocurriendo, que es un proyecto tangible.
–Ha hablado sobre la importancia del relato y de la marca. ¿Se debe definir la historia que se quiere contar a través de Vía Irun?
–Es importante saber cuáles van a ser esas tecnologías facilitadoras que van a conectar esos tres temas que citaba, el transporte, la logística y la movilidad. Si tenemos esa tecnología, el perfil se vuelve mucho más claro y definido, y en base al mismo, se puede construir una propuesta de valor. Están también los actores, la pespectiva socieconómica... Tiene que haber un relato, una narrativa que cubra todos esos aspectos.
–Ha destacado, también, la importancia de la implicación de empresas y universidad. Entiendo que en una transformación urbana de este calado no basta sólo con la participación institucional.
–Correcto. Y es importante formalizar esa participación, no sólo hablar con los agentes sino también conseguir un acuerdo de colaboración, algo sobre el papel. Es una manera de formalizar la cooperación.
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–Dejando el debido espacio a la flexibilidad, ¿cuáles deberían ser los mimbres fijos del proyecto?
–El perfil en general es de suma importancia, porque es el comienzo de todo. Podemos cambiarlo de forma ligera, pero no del todo. Por otra parte, está la estructura de los edificios que vayan a resultar del proyecto, en los que la flexibilidad tiene que estar incorporada; por ejemplo, que se puedan ir cambiando los usos de los diferentes espacios. Y esto no tiene que ver sólo con los edificios y el diseño del espacio público, sino también con la programación. Si partimos de unas directrices flexibles, todo será más viable.
–Ha hablado sobre el Leiden Bio Science Park de Países Bajos, un parque tecnológico que incluye espacios para el ocio y la interacción. ¿Qué valor pueden aportar?
–Son cruciales. Sabemos que los distritos de innovación tratan de la cooperación, del encuentro, de un encuentro fortuito con alguien. Nosotros solemos utilizar un término bastante sofisticado, la gestión de la serendipidad. Una serendipia es un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual, si bien hay que gestionarlo hasta cierto punto y, para ello, la clave son esos espacios comunes. He mencionado Leiden, y también el Campus de Alta Tecnología en Eindhoven: allí, no todas las empresas tienen sus propios comedores o sus salas de reunión individuales. Tienen un espacio común, una zona central con cafeterías, restaurantes, espacios de encuentro... Esos sitios compartidos son la clave para la innovación en general.
–¿Qué papel deben jugar los jóvenes, los estudiantes, en el desarrollo de Vía Irun?
–Son muy importantes, porque el combustible principal es el talento joven. Sin gente que quiera aprender, trabajar, sin jóvenes emprendedores y su talento no se puede hacer nada. Sin su figura no tendremos un distrito de innovación, sino un contenedor hueco. Pero no debemos olvidar a los mayores: las personas de 40, 50 años también pueden ser emprendedores, o querer aprender cosas nuevas. Lo importante son las actividades que vamos a facilitar y, a través de estas, tendremos un impacto social y económico.
–Vía Irun es un proyecto a largo plazo. Teniendo en cuenta que con esa característica es más difícil, ¿cómo puede generar ilusión entre la ciudadanía?
–Es importante tener un primer edificio para mostrar que realmente va a ocurrir algo. También hay que trabajar con los diferentes actores, unirlos, sobre todo en la fase temprana. Hay que celebrar los pequeños éxitos, todos juntos. Eso es importante sobre todo al principio. Si no se hace nada, los agentes implicados pueden volverse un poco críticos.
–Hablando de ese primer edificio, tengo entendido que el de la Antigua Aduana le ha parecido prometedor.
–A título personal, no querría que un distrito de innovación fuera un edificio nuevo, de cristal, con una fachada súper moderna. Hay que hacer hincapié en la conectividad con el barrio y el tejido ya existentes. He visitado la zona y auguro un futuro prometedor como distrito urbano innovador para la ciudad.
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