Irun
Fuego y humo para despedir el CarnavalEntierro de la sardina. El efímero pez y Zanpantzar protagonizaron un desfile fúnebre desde la plaza del Ensanche hasta San Juan, donde ardieron en la hoguera
Joana Ochoteco
Martes, 13 de febrero 2024, 21:27
La sardina y Zanpantzar se despidieron a lo grande de los irundarras. Ambas figuras ardieron ayer simbolizando el final de un Carnaval que, este año, tendrá un epílogo festivo el fin de semana con la repetición del desfile que el Sábado Regular tuvo que suspenderse.
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A diferencia de ese día, cuando llovió y el aviso amarillo por viento motivó que se anulase la salida de las comparsas, ayer la climatología fue benigna: cielos despejados y una temperatura tibia para el mes de febrero, incluso cuando ya se había puesto el sol, permitieron a la ciudadanía disfrutar del entierro de la sardina. La gente abarrotó la plaza del Ensanche y el paseo de Colón para ver el paseíllo mortuorio: abrían la comitiva, solemnes, los músicos de la Banda de Música Ciudad de Irun interpretando la marcha fúnebre. Inmediatamente detrás, integrantes de Santiagoko Deabruak haciendo arder unas espectaculares bengalas cada pocos metros. Les seguían Zanpantzar y Bidasoako Erraldoiak: en contraste con los alegres giros y bailes que efectuaron el Jueves Gordo y el Domingo de Carnaval, ayer marchaban siguiendo la pausada cadencia de la música.
Y cerrando la comitiva, la afligidísima Cofradía del Entierro de la Sardina: personajes un tanto siniestros portaban al pez, ataviado este año como un llamativo marlín azul que supo dejar su impronta durante su breve existencia. Le seguían un grupo de llorosas plañideras que, por cierto, fue especialmente numeroso: decenas de personas quisieron acompañar a la sardina en su despedida.
Despacio, dando tiempo suficiente para lucir el pez por el paseo de Colón y las calles Fueros y Mayor, la comitiva llegó hasta San Juan. Antes de dar paso al doloroso desenlace se retiró la cabeza del Zanpantzar, que este año, con su disfraz de moai de la Isla de Pascua, es especialmente llamativa y la de mayor tamaño que ha lucido el gigante hasta ahora. De Zanpantzar quedará esa testa como recuerdo; de la sardina, apenas cenizas. Tras colocar una cabeza de cartón al gigante, se procedió a prender fuego a ambas figuras. Ardieron con rapidez, entre los acongojados llantos de los presentes. La tristeza no tardó en tornarse alegría cuando los gigantes de Bidasoako Erraldoiak comenzaron a bailar alrededor de la hoguera. Una espectacular traca de fuegos artificiales, a cargo de Santiagoko Deabruak, puso fin a la despedida oficial del Carnaval.
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