Arantxa Azpiroz ante las fotos de sus clientas que forman ese 25 gigante. A.D.C.

Irun

Arantxa, la guipuzcoana que se lanzó a la aventura con 21 años y cumple un cuarto de siglo en su peluquería: «Es muy especial cuando hay relevo generacional»

Arantxa Azpiroz Hidalgo continúa atendiendo a clientas que tiene desde hace 25 años en su peluquería en Urdanibia Berri y también a sus hijas, de niñas y ahora, de adultas

Alicia del Castillo

Baztan/Bidasoa

Jueves, 26 de septiembre 2024

Ese 25 gigante que ha colocado en el escaparate de su peluquería está formado por fotografías de sus clientes durante todos estos años, una manera ... de agradecerles que formen parte de su vida. Arantxa Azpiroz recuerda cómo fueron los inicios y algunas anécdotas de los 25 años que lleva ofreciendo sus servicios de peluquería y estética en Urdanibia de Irun.

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– ¿Cómo fueron los comienzos? ¿Cómo llegaste a Irun?

– Soy de Donosti, pero como siempre digo, soy irunesa de adopción. En su día mi padre trabajaba en el BBVA y la promoción de Urdanibia Berri la sacó el banco. Me comentó que la zona estaba muy bien y que viniéramos a verla. Lo vi, me encantó y me lancé con su ayuda, porque hace 25 años poca ayuda había para los jóvenes emprendedores. Fue una apuesta un poco inconsciente, viéndolo con perspectiva, porque tenía 21 años. Iba con la mentalidad de que no tenía mucho que perder.

Peluquería

«El estilo de la mujer ha cambiado y se valora más un buen corte y poderse arreglar día a día»

– Entonces fue una apuesta laboral y también de vida...

– Sí, sí, para vivir también.

– ¿Y este mundo de la estética te había gustado desde siempre?

– Pues la verdad es que no era algo que yo buscaba desde txiki. Yo era muy buena estudiante y hace 30 años cuando eras buena estudiante nadie te hablaba de la formación profesional, la verdad. La inercia me llevó a pensar en estudiar medicina, enfermería, el tema sanitario, que me gustaba. Terminé hasta COU y tuve como un revoltijo, porque me di cuenta de que no quería pasar los siguientes diez años de mi vida estudiando. Así que al terminar COU empecé a trabajar en una peluquería ese verano, antes de empezar en la Academia. Fue una suerte, estuve trabajando y vi que me gustaba de verdad. En septiembre empecé por las mañanas peluquería, por las tardes estética y fines de semana y vacaciones, a trabajar. Estuve trabajando unos años y después ya me vine para aquí.

– ¿Y recuerdas cómo fue el primer día, alguna clienta?

– Fueron días de mucha actividad, que si las obras, el papeleo, Bidasoa Activa, que por aquel entonces empezaba también aquí en Irun y que me ayudaron un montón. Me hicieron el plan de viabilidad, me ayudaron con todos esos trámites del comienzo. Todos los días había algo que hacer. El 22 de mayo hicimos la inauguración, el 24 de mayo abrimos y ahí fui consciente de todo. El primer corte de pelo fue a mi padre, pero ese no cuenta, y luego recuerdo a una clienta que casualidades de la vida, 25 años después vino el mismo día. Esa semana revisando la agenda me di cuenta de que venía justo el 24 de mayo. Es una mujer que ya no vive en el barrio, pero que sigue viniendo. Ese día lo celebramos, nos sacamos una foto, fue muy bonito.

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Solidario

«Colaboramos con Mechones Solidarios desde hace años y enviamos cabello para pelucas»

– Ese 25 tan grande lleno de las imágenes de tus clientas...

– Se me ocurrió y lo hicimos. Es poliespan y con mi hermana, Noelia que es mi compañera de trabajo y yo, lo hicimos. No tenía fotos desde hace 25 años, porque sacar una foto implicaba sacar, revelar... Son las fotos desde que tengo facebook. Pero bueno, no me gustan mucho las redes sociales y hay veces que se me olvida que tengo que sacar la foto... Así que con las que tenía.

– Y gracias a esas fotos, el que las vea, también va a saber que también recogéis cabello.

– Colaboramos con Mechones Solidarios desde hace muchos años. Mandamos el cabello que cortamos nosotras porque sabemos que cumple con los requisitos que ellos piden para hacer las pelucas. No recogemos. Envío cuando tengo 15 ó 20. Con ellos hacen las pelucas para mujeres y niñas en procesos, normalmente de quimioterapia, pero también de alopecias severas y crónicas. Y van un pasito más allá y además, las mujeres que hacen esas pelucas suelen estar en riesgo de exclusión social.

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– Y luego también tenéis la parte de estética.

– Sí, nosotras nos lanzamos con todo y hacemos también maquillajes de fantasía para carnavales, algo de posticería, algún tocado... No nos dedicamos a eso, pero nos gusta el salseo.

– ¿Ha cambiado mucho cómo vamos a la peluquería?

– Antes era más de cita semanal para peinarse y cuando tocara, el corte y el color. Ahora el estilo de la mujer ha cambiado y se valora más en general un buen corte y el color, y podernos arreglar nosotras en el día a día. Es mucho más informal, no son peinados tan estructurados. Ha cambiado como la ropa. Yo sí que sigo teniendo clientas que vienen todas las semanas. Trabajamos desde siempre con horas, porque valoramos el tiempo de la gente y lo agradecen un montón. Muchas clientas desde la pandemia, cada vez que vienen a la pelu cogen ya la cita para el mes siguiente. En eso también hemos visto una evolución estos años. Antes se llamaba y ahora a la gente le gusta organizarse la agenda. Y luego tenemos precios muy competitivos, porque prefiero más servicios con menos margen. Prefiero que esas clientas sigan viniendo todos los meses, prefiero el servicio de cercanía.

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– ¿Y has heredado hijas?

– Sí, claro. Para mí son especiales esos trabajos en los que peiné a una chica el día de su boda, luego peiné a su hija para su comunión y luego la eligen de cantinera y también la peino. A mí ese relevo generacional de clientas me encanta. Trabajos importantes son todos, lo importante para mí es que la gente vuelva. Hoy en día lo difícil es mantener los clientes.

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