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Contentos.Egoitz y su amigo Ekaitz degustaron unas buenas opillas.
El buen tiempo y las opilas se dan cita en el día de San Marcos

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El buen tiempo y las opilas se dan cita en el día de San Marcos

Opila Eguna. El sol animó a miles de irundarras a bendecir y disfrutar en familia y con amigos del regalo de las madrinas.

X. DE LA LINDE GARCIA

Viernes, 25 de abril 2025, 20:52

La plazoleta de la Iglesia de Santa María del Juncal se quedó pequeña ayer para acoger a las numerosas familias que acudieron con ganas y puntualidad a la tradicional bendición de las opilas del día San Marcos. Bajo un sol que a ratos picaba, muchos optaron por resguardarse en la sombra a la espera de la aparición del párroco, Fernando Jiménez, que hizo acto de presencia cinco minutos después del toque de campanas de las 11.00 horas para dar «un margen de espera» a los más rezagados.

Como viene siendo habitual cuando el tiempo acompaña, el párroco se subió a un pequeño escenario colocado junto a la fachada de la parroquia para dar una breve misa que duró algo menos de un cuarto de hora. En un tono cordial ante la presencia de una audiencia mayoritariamente infantil, Jiménez comenzó dando las gracias por tener un día «tan formidable», e hizo un llamamiento a compartir la opila con los seres cercanos y a no dejar residuos en las campas de Guadalupe o de San Marcial.

Sabedor de que algunos ya le habían hincado el diente de antes, el párroco admitió entre risas que las «opilas saben igual sin bendecir», aunque dio importancia al acto mismo de la bendición haciendo referencia a la función de las madrinas, con las que Jiménez aseguró que «hay que ser agradecidos».

Más allá del carácter religioso, para Mari Carmen el acto de la bendición sirve de «unión familiar»

Con el repique de campanas de las 11.15 horas, cientos de personas que extendían hasta la calle Escuelas y la Avenida Navarra alzaron sus opilas al cielo azul para recibir el agua bendecida durante el Sábado Santo.

Unión familiar

Para Mari Carmen, que presenció la bendición desde un lado del escenario junto a su nieto Aimar, destacó que más allá del carácter religioso, el acto tiene un significado especial para la «unión familiar». De hecho, numerosas familias aprovecharon la espléndida mañana para comer las opilas en los bancos de la plazoleta y en las zonas aledañas. Otros tomaron la dirección de las campas de San Marcial y Guadalupe, lugares típicos donde hacer una comida informal cuando el tiempo, como ayer, acompaña.

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