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El Alardealdia vuelve a firmar una edición multitudinaria
La jornada festiva del Alarde tradicional ha recibido el apoyo de miles de irundarras desde la mañana hasta el anochecer
La emoción previa a los sanmarciales va inundando cada rincón de Irun, y el Alardealdia, celebrado este domingo, fue ejemplo vivo de esa recurrente expresión ... irundarra que dice que «ya huele a pólvora». Miles de personas se sumaron a la jornada festiva que promueve el Alarde tradicional cada último domingo de mayo. Esta iniciativa supone la principal fuente de financiación para la organización del desfile, como recordaba este domingo el general, Asier Etxepare.
La máxima autoridad del Alarde tradicional tenía clara la definición del día de este domingo: «impresionante». En la salida del recorrido que inaugura, a las 9.00 horas, el Alardealdia, «ya había una marea de gente. Todo el paseo daba la impresión de ser como el río Bidasoa, fluyendo continuamente». Otras tantas se sumaron al filo del mediodía a la degustación de pintxos que acogió la plaza Urdanibia. 900 personas, «otro récord», acudieron a la comida popular que se celebró en Ficoba y que colgó el cartel de 'no hay entradas'. A la sobremesa festiva que acogió el ferial, y que se prolongó hasta el anochecer, se sumaron muchas más.
El general destacaba «la unión popular, que al final es el Alarde» como uno de los rasgos característicos de la jornada: «aceras, balcones y tropa, todos unidos». Asier Etxepare quiso transmitir su agradecimiento a esas miles de personas que apoyaron el Alardealdia y les animó a «disfrutar, disfrutar y disfrutar» de lo que irá llegando en las próximas semanas: ensayos de las compañías, encuentros festivos y un buen número de actos que tendrán su culminación el 30 de junio.
600 voluntarios
Poner en marcha y celebrar con éxito una jornada de estas características no es tarea sencilla: los organizadores del Alardealdia estiman en alrededor de 600 los voluntarios y voluntarias que colaboran en la cita. Entre ellos se encuentran los homenajeados de esta edición, Lorentxo Villaverde y Patxi Etxaide: aportan sus camiones para facilitar el montaje y traslado de puestos, txosnas y otros elementos que se utilizan durante la fiesta. Ante ellos se bailó el aurresku de honor con el que empezó el Alardealdia.
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