«Estuvimos en el bar pero no creo que estemos contagiados»

Las instalaciones vieron pasar en el primer día a 300 personas, que acudieron a su cita para realizarse una PCR, según detallaron fuentes de Osakidetza. El Ayuntamiento de la localidad fronteriza, junto con el equipo de rastreo de Osakidetza, habilitó el local, que se encuentra junto al Centro de Salud del municipio, para realizar el cribado y detectar posibles casos positivos. Las pruebas continuarán hoy, cuando se esperan otras 300 citas.

López y su marido llevaban sin salir de casa tres meses: «Salimos el sábado, día 26 y fuimos a Casa Manolo», lamenta. Se han llevado un susto, aunque espera «que sea negativo». A Nerea Fernández, que vive cerca del bar, también le pilló por sorpresa la noticia: «No esperaba ni de casualidad que surgiera un brote en Casa Manolo», confiesa sorprendida. «Es el bar del barrio. Estuve el sábado», explica. Fernández señala que es un bar «pequeño que complica las distancias, aunque la terraza es grande».

Patxi Fernández también frecuenta el bar habitualmente: «Es un bar que está debajo de mi casa, voy bastante a menudo», señala. Al hondarribitarra, al igual que a sus vecinas, le sorprendió que se produjera un brote en el local, pues «se respetaban las normas y hay una terraza muy grande en la que se cumplen las distancias». El joven se mostró «preocupado» y admitía que «no sabes dónde puede pasar» pero «cuando pasa, te toca». Por suerte, Fernández tiene «la fortuna de poder teletrabajar», por lo que «el impacto laboral será menor». Su mujer y su hijo también se realizaron la prueba. Los tres, como el resto, tienen que confinarse en casa hasta conocer los resultados, a lo largo del día de hoy.

El pasado jueves hubo pintxo-pote en el restaurante Casa Manolo, aunque «no fue mucha gente», según recuerda Maite Figueroa, que acudió al bar aquel día. «Hizo mal tiempo aunque los días anteriores sí que hubo más gente», apunta. Figueroa vive al lado del bar, por lo que acostumbra a ir. Se enteró de la noticia el pasado sábado: «Vi que el bar estaba cerrado, pregunté y me lo contaron».

Tras el llamamiento de Osakidetza, la hondarribitarra acudió por responsabilidad. Admitía que ha «mantenido todas las normas», por lo que cree que no estará contagiada: «Creo que daré negativo». No obstante, ante la duda, le «preocupa» su madre, «que es población de riesgo». Figueroa sabe lo impredecible que es el virus: «Desde luego que no sabes por dónde puede llegar».

A las 15.30 horas tenía su cita Carmen Romero. También se mostraba sorprendida, pues aseguraba que «se veía que la gente mantenía distancia y no dejaban pasar más de dos personas al bar». Romero está muy familiarizada con los procedimientos sanitarios: «Mi hija es enfermera y estamos acostumbrados a llevar una serie de medidas. Tengo muy asumido todo lo que conlleva», reconoce. La hondarribitarra cree que «tarde o temprano, lo pasaremos todo el mundo». No obstante, Txomin Sagarzazu, alcalde de la localidad fronteriza, aclara que «en caso de surgir algún improvisto actuaremos en consecuencia» junto con Osakidetza. De momento, se mantienen «expectantes».