Pedroza Ochoa, reflejado en una de las obras que expone en Portalea.FÉLIX MORQUECHO
«Juego con el rechazo y la atracción, y con ese espacio que es espacio vacío»
Miguel Ángel Pedroza Ochoa, artista ·
El artista mexicano cruza el océano para presentar en la casa de cultura Portalea la exposición 'Norosur o)(o', abierta hasta el 4 de febrero
FÉLIX MORQUECHO
EIBAR.
Viernes, 26 de enero 2018, 00:16
La sala de exposiciones de Portalea acostumbra a mostrar el trabajo de valores emergentes del entorno, pero es menos común que lleguen artistas desde otros países. Es el caso de Miguel Ángel Pedroza Ochoa (México, 1986). Su paso por la UPV le llevó a establecer contactos en Euskadi, y precisamente el contacto es uno de los puntos de interés de su obra. Eibar acoge una exposición de escultura sin peanas. Los imanes ejercen de nexos de unión y desunión entre piezas en una exposición magnética que se puede visitar hasta el 4 de febrero en horario de 18.30 a 20.30 horas de martes a domingo.
-¿Cómo llega un autor mexicano a exponer en la casa de cultura Portalea de Eibar?
-Hace unos años estuve estudiando en la Universidad del País Vasco en Leioa, en el máster de investigación y arte titulado 'Creación e investigación en arte'. Pasé un año aquí y cuando terminé regresé a México. Fue allí donde empecé a crear esta obra escultórica. En este tiempo tenía claro que quería regresar al País Vasco pero con la condición de exponer. Ahí tuve la colaboración de mis compañeros, ya que nos ayudamos a la hora de enviar los portafolios. Esa presentación de mi trabajo llegó a Portalea hace dos años, hubo que esperar el tiempo oportuno y precisamente ahora me llegó la oportunidad.
«Me reconozco en vascos del siglo XX como Oteiza y Chillida y en su obra»
-¿En qué consiste el trabajo que se puede ver estos días en la sala Portalea de Eibar?
-Este trabajo parte de una investigación que empecé en los años de licenciatura, en la que me enfoqué en la idea de lo leve en lo escultórico. Me interesa mucho este tema y todas las relaciones que puede tener la levedad con otras ideas. Por eso en estas obras utilizo el magnetismo como material y como procedimiento del mismo. Juego con el rechazo y con la atracción, y con ese espacio que es un espacio vacío, algo que para los vascos del siglo XX como Oteiza y Chillida es un tema recurrente. Yo me reconozco en ellos y en su obra. Juego con eso, es un vacío dinámico. Tiene movimiento, son piezas ligeras que al mismo tiempo son muy frágiles.
-Usted se trasladó desde su país expresamente para montar esta exposición. ¿Cómo han llegado esas piezas ligeras y frágiles de México a Eibar?
-Los imanes no se pueden transportar en avión, por eso tuve que comprar la mayor parte del material aquí, pero el trabajo de montaje no fue especialmente complicado.
-¿Cómo se ha encontrado a la hora de instalar su trabajo en una sala de estas características?
-Ha sido muy agradable, la sala me parece estupenda. La luz que tiene en la claraboya de la cúpula durante el día es impresionante y el espacio da justo para la obra. Hay piezas más pequeñas en las que trabajo con estructuras de alambre que van situadas en la zona de columnas, y las otras piezas con un formato más grande se pueden ver en la zona de la claraboya. Son piezas grandes que dan juego, se activan con un poco de viento, con el paso de una persona...
«Tiene movimiento, son piezas ligeras que al mismo tiempo son muy frágiles»
-¿En qué momento de su carrera llega esta exposición?
-Actualmente estoy estudiando en la UNAM, la Universidad Nacional de México, llevando una maestría que supone un apoyo para creación. Tengo una beca de creación y por otra parte el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes me tiene becado durante un año para presentar un proyecto en el que estoy trabajando, que tiene que ver con el viento, el aire y el alma. Tengo que agradecer a este Fondo de la Secretaría de Cultura su apoyo para hacer realidad este proyecto. Precisamente esta exposición me llegó en un momento de vacaciones en México, fue una suerte.
-¿Había estado en Eibar antes?
-Había estado en un par de ocasiones en Eibar, de paso, y también en Ermua porque allí tengo familia y un par de amigos.
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