Eibar

El presidente de fútbol as del volante

La obra comenzó en agosto de 1914 con la ayuda económica de la Diputación y el endeudamiento del Ayuntamiento. Pero la situación grave de paro cambió radicalmente debido al transcurso de la guerra, y ambos bandos se volcaron en pedidos de armas para los talleres de Eibar desde 1915, momento en el que la carretera solamente estaba construida hasta Ixua cuando se abandonó temporalmente el proyecto, y así siguió durante varios años.

Pese a ello el ocho de septiembre de 1927, fiesta de la Patrona de Arrate, pasaría a la historia por una hazaña automovilística. Iñashio Paguaga era el presidente de la Unión Deportiva Eibarresa, entidad fundada en 1922 que tenía diversas secciones pero que destacaba especialmente por su equipo de fútbol, que mantuvo su actividad hasta 1936 y que en 1940 junto al C.D. Gallo serían el germen de la actual S.D. Eibar. En esa significada fecha de 1927 el presidente del club de fútbol se subió a su descapotable de 5 H.P. con matrícula de San Sebastián 4002 y ascendió por la carretera hasta Ixua, para posteriormente por pistas atravesar el empedrado camino sin construir entre los caseríos Akondia, Txabola y Krabelin para llegar junto al Santuario de Arrate. Pero no acababa allí el reto, ya que con aquel pequeño coche de cinco caballos de fuerza afrontó la empinada subida hasta la cruz de Arrate, símbolo construido en 1652 y que se puede ver desde diversos lugares de Eibar. La ascensión desde Eibar le llevó a Paguaga un tiempo de veintisiete minutos, y tras llegar a la cruz el chófer realizó diversos giros alrededor de la cruz con los faros encendidos, facilitado porque en esa época todavía no existían los escalones de piedra que actualmente circundan la cruz. Mientras tanto desde el casco urbano varias personas seguían sus evoluciones con prismáticos.

A continuación el fotógrafo Indalecio Ojanguren inmortalizó las imágenes del coche que por primera vez en la historia llegó a Arrate y también a su cruz. Paguaga y Ojanguren bajaron con el coche hasta la campa de Arrate donde muchas personas que disfrutaban de la romería les ofrecieron una fuerte ovación por la hazaña, y seguidamente comenzó el descenso por Zesterokua y por los caseríos Güenetxe, Iñarre y Arikitza. Ya cerca del casco urbano de Eibar el coche terminó la peligrosa bajada y accedió a la carretera general en la zona de Apalategui.

Hasta hace muy pocos años junto a la cruz de Arrate existía una pequeña placa de latón que recordaba la hazaña de Paguaga, el presidente del club de fútbol que también era una habilidoso piloto de coches, y que por estrechos y peligrosos senderos fue el primero de la historia en llegar a Arrate y a su cruz en automóvil hace casi cien años.