Eibar
El árbitro que se 'secó' los pulmones de pitarJESÚS GUTIÉRREZ, HISTORIADOR
Sábado, 15 de febrero 2025, 19:25
La estrategia de que los clubes de fútbol utilicen los medios de comunicación para denunciar lo que consideran perjuicios causados por los árbitros, o que ... sean los propios periodistas cercanos al equipo quienes escriban crónicas con los supuestos agravios es una práctica muy vieja.
Donde anteriormente se utilizaban los periódicos en la actualidad a este medio se le unen las televisiones, las redes sociales y un largo etcétera.
Hoy contaremos lo acaecido en un Mirandés-Eibar en 1965, pero hay múltiples ejemplos al respecto, ningún club ha dejado de ejercer su queja en algún momento al sentirse perjudicado por los arbitrajes.
El 7 de febrero de 1965 en una tarde de intenso frío se enfrentaban en Anduva el Mirandés, que era el farolillo rojo en la clasificación, frente a un Eibar que luchaba con el Alavés por el liderato. El Eibar alineó a Murguiondo, Lozano, Muñoa, Castillo 'Chichia', Patxi Aranegui, Larrabeiti, Ocáriz, Baqué, Gárate, Pinedo e Iceta. En la alineación figuraban por tanto tres eibarreses de nacimiento, 'Chichia', Patxi Aranegui y Baqué, además de otros dos vecinos de la villa, casos de Larrabeiti y de José Eulogio Gárate.
Las crónicas relatan que el Mirandés fue superior a los azulgranas y que el portero Ramón Murguiondo se convirtió en el jugador más destacado del Eibar. De hecho, esas crónicas destacan además del portero las buenas actuaciones de la línea defensiva del Eibar con jugadores como Muñoa, Castillo y Lozano, con el mando en el centro del campo del joven de veinte años Patxi Aranegui.
Cuando el partido estaba cerca de la finalización una jugada individual iniciada en el centro del campo por el rápido extremo zurdo Jorge Iceta, que tras sortear a varios defensas en su cabalgada batió al portero del Mirandés de tiro raso y permitió el triunfo del Eibar por cero a uno. Esa jugada tras lo que consideraban una actuación muy parcial del árbitro provocó el enfado del público local, que agredió al colegiado navarro Altuna cuando se retiraba a los vestuarios.
En las crónicas se relata que el árbitro hizo cuanto «pudo» por perjudicar al equipo local, y a fe que lo hizo en gran escala, ya que casi se dejó los pulmones secos de tanto «pitar»... pero siempre en contra de los «pobres» mirandeses que por lo que se tienen «pocos» adeptos entre los árbitros y como son la mayoría, duro y a la cabeza con los «rojillos» que tienen que «bajar» como sea.
En otros periódicos la valoración de la actuación del árbitro fue muy diferente, al calificar su labor como muy buena, lo define como enérgico y autoritario y opinan que sigue el juego muy de cerca.
Las estadísticas dicen que el Mirandés sacó seis córners por dos de los eibarreses, pero lo más llamativo fue el número de faltas que señaló el árbitro navarro Altuna, al sancionar a los burgaleses nada menos que con veintiún faltas mientras los eibarreses fueron sancionados con falta en solamente dos ocasiones.
Al final de liga el Eibar fue subcampeón tras el Alavés y jugó la promoción de ascenso a Segunda siendo eliminado en la eliminatoria definitiva por el Cádiz en el partido de desempate.
Por su parte el Mirandés consiguió por dos puntos librarse de jugar la promoción para evitar el descenso.
Por lo visto la 'confabulación' del colegio de árbitros por la que los rojillos tenían que bajar como sea acabó en fracaso, descendiendo finalmente el Aurrera de Ondarroa, Beasain y los navarros del Azkoyen, siendo el puesto de promoción para el Mondragón, que finalmente logró mantenerse en la categoría tras derrotar al Tudelano.
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