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Gure Bastarra, 50 años de orgullo y alma colectiva
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Gure Bastarra, 50 años de orgullo y alma colectivaLa sociedad Gure Bastarra' ha celebrado, el pasado 31 de mayo, los 50 años de su puesta en marcha. Surgida en un momento de vibrante tejido social de Eibar, siempre fue una sociedad que destacó por su pasión, compromiso y arraigo. Gure Bastarra, conocida popularmente como 'La furia roja', es más que una agrupación, puesto que representa un símbolo de identidad colectiva que fusiona tradición, cultura y solidaridad. Gure Bastarra nació del entusiasmo de un grupo de eibarreses decididos a canalizar su amor por la ciudad y su cuadrilla.
Desde sus inicios, la sociedad ha sido un punto de encuentro para quienes comparten valores de solidaridad, respeto y orgullo local. A lo largo de los años, Gure Bastarra ha evolucionado, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia. Sus miembros han sido testigos y partícipes de momentos históricos de la ciudad.
El sobrenombre de 'La furia roja' encapsula la energía y determinación que caracteriza a Gure Bastarra. Es una expresión de la actitud con la que sus miembros vivieron un momento de la historia. Es también un reflejo del espíritu indomable de Eibar, una ciudad que, al igual que su sociedad, ha sabido enfrentar adversidades con coraje y unidad.
Al final de la Guerra Civil, cuando las cuadrillas habían quedado diezmadas por la guerra o la cárcel, unos amigos eibarreses formaron la cuadrilla Vinet, más conocida como 'La furia roja', un nombre innombrable por razones obvias en aquella época, aunque en el grupo originario se encontraban personas de diferente ideología política. En esta dirección, aprovechando que un miembro de la cuadrilla (Arcelay) tenía un local en Errekatxu, se unieron para la apertura de un bar, de nombre Montecasino, en la parte alta de la calle, aunque luego se instaló en la parte baja, uniéndose sus miembros en torno a este establecimiento. Como no podía ser de otra manera, la bota fue su emblema.
En 1944 eran 34 los miembros de la cuadrilla y era tal la unión y el compromiso que tenían que crearon una comisión para informar de las acciones a realizar en base de ayudar económicamente a los que seguían en la cárcel o los que estaban de baja laboral. Para ello decidieron establecer una cuota y para llevar a cabo una correcta administración formaron una directiva.
La cuadrilla Vinet tenía un equipo de fútbol que participaba en las competiciones de Txantxa Zelai teniendo como máximo rival a la cuadrilla 'El Rifle'.
A partir de aquí, a finales de los sesenta y principios de los setenta, ya fueron gestionando la puesta en marcha de una sociedad, para lo que requirieron el nombramiento de un presidente que cumpliera las normas implantadas por el régimen del momento. El grupo de socios que asumió la responsabilidad se puso en contacto con José Ortiz de Zarate que los cumplía los requisitos comprometiéndose en ayudar conduciendo a su nombramiento como presidente.
Tras su elección hubo que constituir una directiva, compuesta por unos miembros que por sus oficios y trabajos fueran capaces de sacar el proyecto adelante. Gracias a ello y en base a los contactos del profesor de la Escuela de Armería, José Fernández, con sus propios alumnos se consiguió un local en la calle Bista Eder, libre de vecinos y sin problema de ruidos. A partir de aquí, socios como Ramón Laguardia, Ramón Egaña, J.Aguirre y otros profesionales de otros gremios dieron forma a la sociedad. Otros como Portu, García, Otxabiña, Brotons, Elorza, San Martín ayudaron en las tareas de organización, recaudación y captación de nuevos socios. Por su parte Firpo Mayora fue nombrado primer bodeguero. Con las obras finalizadas se remitió la documentación al gobernador civil y este, como no quería dos sociedades con el mismo nombre en Gipuzkoa, autorizó su constitución pero bajo el nombre de Gure Bastarra puesto que había otra que se llamaba Gure Basterra. Con todo en regla, el 7 de abril de 1975 se constituyó la Junta Directiva, en el bar Vista Alegre, y se llevó a cabo una inauguración provisional, la víspera de San Juan. Para ello, como no había mobiliario se tuvo que pedir prestados mesas, sillas plegables, a la Casa del Pueblo, siendo los propios socios los encargados de adecentar el local.
Fue cuando llegó el mobiliario nuevo cuando tuvo lugar la inauguración oficial, la víspera de San Andrés. A lo largo de 48 años la sociedad permaneció en el mismo local hasta que se produjo su demolición para llevar a cabo la regeneración de Errekatxu y posterior traslado a una nueva, llevándose a cabo su inauguración el 25 de noviembre del 2023. Ahora son 50 los miembros que disfrutan de su nueva sede también en Errekatxu.
Con la vista puesta en el porvenir, Gure Bastarra continuó su labor de fomentar el sentido de pertenencia y unión de sus integrantes. A través de nuevas iniciativas, busca involucrar a las generaciones más jóvenes, transmitiendo los valores que han sido su piedra angular desde el principio. Gure Bastarra no es solo una sociedad: es un latido constante en el corazón de Eibar. Una furia roja que sigue viva, cincuenta años después.
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