«Eibar no necesita inventarse un relato turístico; ya lo tiene, y es potente, real y transformador»

El alcalde de Eibar, Jon Iraola, acompañado de la concejala de Desarrollo Económico, Vanesa Hortas, ha solicitado apoyo a las instituciones como la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco para promover el turismo industrial y cultural en la ciudad, dentro de su renovada estrategia turística municipal. Esta iniciativa se establece como una hoja de ruta que pone en valor la singularidad del municipio como destino auténtico, con una oferta estructurada en torno a cuatro grandes ejes: industria, deporte, arte-cultura-historia y naturaleza. Esta apuesta, desarrollada a lo largo del año 2024 y alineada con los planes estratégicos de Euskadi, Gipuzkoa y Debabarrena, busca posicionar a Eibar como un referente del turismo industrial, con un modelo sostenible, integrador y competitivo.

Iraola subrayó que «Eibar tiene una historia que merece ser contada y vivida. Nuestra ciudad no necesita inventarse un relato turístico: ya lo tiene, y es potente, real y transformador. Con esta propuesta, damos un paso decisivo para mostrar al mundo lo que somos: una ciudad de carácter, de valores, de innovación, de compromiso con su gente y su entorno. No voy a cesar hasta que las instituciones apoyen los proyectos encaminados a mostrar nuestro patrimonio».

La propuesta combina aspectos industriales, culturales, sociales, deportivos, de igualdad y urbanísticos para fomentar un turismo que, más allá del crecimiento económico, mejore la calidad de vida de la ciudadanía. A través de proyectos como la reutilización de espacios emblemáticos, o el impulso de eventos ligados al pasado y presente de Eibar, se persigue dinamizar la ciudad y posicionarse como un referente del turismo industrial de Euskadi.

El patrimonio industrial se convierte en otro eje central de una experiencia turística diferenciadora. Desde la ruta de la arquitectura industrial con visitas guiadas a antiguas fábricas, hasta la posibilidad de acceder a talleres actuales en funcionamiento, la ciudad se trata de presentar como un museo vivo.

La concejala Vanesa Hortas destacó que «el alma de Eibar está en su industria. Queremos que las personas que nos visiten puedan sentir cómo se trabaja y se innova aquí, ayer y hoy. Por eso apostamos por experiencias vivas, con tecnología, talleres, rutas, visitas guiadas y una aplicación digital que acompañe al visitante en todo momento». En esta dirección, el Museo de la Industria Armera será una pieza clave en este engranaje, que desembocará en un futuro museo que centre su discurso en la cultura industrial y deportiva, con un enfoque interactivo y educativo. A ello se suma el impulso a los Premios Toribio Etxebarria, en colaboración con BIC Gipuzkoa y otras instituciones, o el impulso de las vocaciones STEAM entre la juventud eibarresa.

La tradición deportiva es otro de los pilares de la propuesta. Desde el frontón Astelena hasta el estadio de Ipurua, pasando por la Itzulia Basque Country, la Subida a Arrate o actividades ligadas al ciclismo, el tiro olímpico, se tratará de poner en valor el deporte eibarrés y la industria ligada al sector. «Queremos que quienes vengan a Eibar sientan el orgullo que tenemos por nuestros clubes, infraestructuras y tradiciones. El deporte también es patrimonio, y merece ser visibilizado con fuerza, en colaboración con los clubes locales y mediante nuevos espacios museísticos», ha añadido Hortas.

La propuesta turística no se entendería sin poner en valor su historia y cultura. El Ayuntamiento, símbolo de la proclamación de la Segunda República, los palacios históricos, la red de edificios religiosos, el Centro de Interpretación del Frente de la Guerra Civil o el Teatro Coliseo son algunos de los recursos que se integran en esta visión conectada del pasado, presente y futuro.

Iraola insiste en que «la historia de Eibar no es solo local, es parte de la historia de este país. Fuimos protagonistas en momentos clave, y eso lo queremos compartir con quienes nos visitan. La propuesta cultural y de memoria democrática está pensada para reforzar nuestra identidad colectiva».