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El Salón Teatro estaba situado en la calle Calbetón lindando con Unzaga. ARCHIVO MUNICIPAL

El cine que se hundió en una proyección

Historia. El Salón Teatro de Eibar fue un centro de ocio que acogió mitines socialistas, tertulias y los mejores espectáculos

Domingo, 21 de junio 2020, 00:10

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La Torre de Unzaga fue construida sobre un solar que alojó el centro de ocio más importante que había en la comarca: el Salón Teatro. Edificado y construido en 1872 por Saturnino de Areitio, Trifón Bascaran e Inocencio Ortiz de Zarate, para su uso como 'Salón de Baile' se desconoce su arquitecto, fue el lugar que acogió a lo más granado del mundo del espectáculo. Sus muros exteriores eran de mampostería y sillería, y la cubierta y las dependencias interiores estaban construidas en madera con armazón metálico. Medía unos 11 m de altura por casi 30 metros de largo y 18 metros de ancho. Al norte, su simétrica fachada principal recaía en la calle Calbetón nº2 (antiguamente calle Unzaga).

El investigador eibarrés, Javier Martín Lapeyra, en un estudio realizado sobre la Plaza de Unzaga, habla que el edificio sufrió alteraciones a lo largo de sus 80 años de existencia, a fin de adaptarse a los sucesivos usos que se le requirieron (salón de baile – teatro - cinematógrafo).

Originalmente, la totalidad de la planta baja estaba ocupada por el café, y era en el primer piso donde se encontraba la pista de baile rectangular. En 1925, el arquitecto Augusto de Aguirre proyectó una reforma por la que se le dotó de un escenario, cuya boca medía unos 6 metros de anchura, se eliminó el forjado o suelo de la pista de baile a fin de que la nueva sala del Teatro fuera un único gran espacio que constaba de: patio de butacas en planta baja, anfiteatro en forma de herradura con palcos privados en planta primera y el 'paraíso' o 'gallinero' en la planta segunda. El número total de localidades rondaba las 750.

Acogió múltiples actividades desde 1872 a 1952, año en el que la cubierta cedió cuando se emitía un film mexicano

También se levantaron una altura más las fachadas laterales, a fin de crear camerinos para los artistas en el lado este y una dependencia al oeste que fue utilizada por varias sociedades a lo largo del tiempo. De modo que en la nueva planta reformada del edificio podía distinguirse dos partes: el gran espacio central de la sala y el resto de las dependencias que la rodeaban.

Gran volumetría

En 1932, el arquitecto Urbano de Manchobas realizó otra reforma en la que se añadía la cabina para el proyector de cine, junto al 'paraíso'. A consecuencia de estas dos reformas, la cubierta del edificio adquirió una volumetría compleja en la que parece no estaba bien resuelta la evacuación de las aguas, lo cual fue el origen del siniestro acaecido 20 años más tarde. Los antepasados coincidían en que el Salón era un lugar elegante y entrañable, con el suelo y las butacas de madera, el techo de yeso con motivos ornamentales y el escudo de Eibar presidiendo la boca del escenario (al igual que el Coliseo, estrenado en 1953). En su interior alojó acontecimientos importantes como la conferencia sobre Armería, en Diciembre, de 1896 y el primer mitin socialista en 1897. Fue la sede de la Juventud Republicana. Como ejemplo de espectáculos musicales congregó la ópera Katiuska, con Celia Gámez y a Pacita Delgado -una niña que tocaba el violín-, y revistas después de las diez de la noche para adultos. También se organizaban fiestas benéficas. Con el paso del tiempo, la popularidad del Salón Teatro acabó desbancando al salón Cruceta de la calle Estación, otro de los centros de ocio. En los años 30, había una sesión contínua que comenzaba a las 8:15 y duraba hasta las 11 de la noche. El precio de la entrada eran 65 céntimos. No había limitaciones de edad para acceder a la Sala, ya que todas las películas eran para todos los públicos. En sus espacios se pudo disfrutar de la Tertulia Taurina y de las primeras reuniones Sociedad Deportiva de Eibar. En los últimos años del edificio algunas personas lo utilizaron como vivienda, de lo cual dan fe algunas fotos que muestran ropa colgada desde las ventanas a la Plaza.

Sufridos acomodadores

El salón teatro tiene su particular historia en cuanto a los acomodadores que prestaban su labor. Antes de la guerra era muy conocido 'Sillerua' (su familia hacía sillas) que era el que ponía orden en la sala, sobre todo en el 'paraíso', donde se juntaban los más jóvenes.

Este rincón con gradas de madera, en el que podían sentarse unas 60 personas, estaba tan próximo a la techumbre que, cuando había que alzar el brazo al inicio de la sesión, los jóvenes lograban apoyar en la viga superior. En los años 40 había otro acomodador a quien los niños llamaban despectivamente 'Txorikeixa'. Contaba con dos porteros, uno de los cuales era Valentín Munozguren y otro Julio Garate, y dos proyeccionistas, uno de los cuales era Viteri. Estos empleados obtenían su salario principal en la jornada diurna en bicicletas BH, siendo éste un trabajo complementario.

El hecho más reseñable que su último propietario José Miguel Zubillaga había venido observando que la cubierta de madera se encontraba en mal estado, a causa del deterioro de un canalón zinc. Así que apuntaló la cubierta colocando un poste en el interior de la sala con tal infortunio que durante la proyección de la película 'Yo también soy de Jalisco', el 3 de junio de 1952, toda la estructura se vino abajo. Gracias a que la salida lateral a la Plaza era fácilmente accesible, la evacuación fue rápida y se evitaron víctimas, aunque sí hubo heridos por atropellamiento. Sólo se conoció la identidad de una de las heridas. Entre ellas, estaba la pescadera Juana 'la Gorda' y a un testigo directo del desastre -Julen Zabaleta-. Los propietarios trataron de obtener el permiso del Ayuntamiento, para reparar el tejado en 1952 y reabrir el Salón, pero el Ayuntamiento no se lo permitió hasta que la propiedad presentó expediente de ruina produciéndose su demolición en 1954.

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