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Locomotora. Jorge Iván Castro muestra algunas de las castañas que asa en su puesto. M.F.
¡A la rica castaña asada!

¡A la rica castaña asada!

Jorge Iván Castro atiende el puesto ubicado en los jardines Clara Larrañaga | «Lo mejor de este trabajo es el trato con la gente y lo peor, los días de lluvia», afirma el castañero

MARISOL FERNÁNDEZ

ZUMARRAGA.

Sábado, 8 de diciembre 2018, 00:20

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«Lo mejor de este trabajo es el trato con la gente y lo peor, los días de lluvia», afirma Jorge Iván Castro mientras comienzan a caer unas gotas en Zumarraga. De procedencia colombiana y afincado en Vitoria, el castañero llega cada día a nuestra localidad sobre las cuatro de la tarde para poner en marcha el puesto que atiende en los jardines Clara Larrañaga.

Lo primero es «hacer el fuego. Funciona con carbón. Esto es una parrilla, una especie de barbacoa», comenta. Si bien el proceso es sencillo, también tiene su truco. «Hay que conseguir un fuego intenso, pero sin que las llamas sean muy altas porque las castañas se queman. Más que fuego es brasa, pero tiene que ser viva porque las castañas cuanto menos tiempo estén en el fuego, mejor, porque pierden demasiada agua y se secan. Yo las suele tener alrededor de diez minutos», explica. Además, antes de asar las castañas hay que «hacerles un corte; lo llamamos picar. Lo hacemos por la mañana y las traemos ya picadas. Es para que no exploten», continúa.

Castañas de Galicia

Las castañas que se venden en el puesto de Zumarraga son gallegas. «Según le he escuchado al jefe en Galicia es donde más cantidad hay y le proveen de allí». En cuanto a las características para que garanticen calidad, «tienen que tener un tamaño medio, que no sean ni muy grandes ni muy pequeñas. Tienen que tener sabor dulce y que una vez asadas se pelen bien. Aunque todo depende de la cosecha, creo que la del año pasado fue bastante mala».

En Zumarraga las castañas asadas tienen «muy buena aceptación. A la gente le gustan porque son muy saludables», dice Castro. En su puesto suele vender «entre diez y doce kilos los días de labor y los fines de semana se puede llegar a catorce o quince kilos, aunque depende mucho del tiempo. Para nosotros es bueno que haga frío, pero no que llueva porque cuando llueve no para nadie. No me gustan los días de lluvia, se me hacen muy largos. De todas formas cuando más se vende es a principio de temporada, por la novedad».

En cuanto a la clientela, «las que más compran son las personas mayores y los niños; los jóvenes, muy poco», afirma el castañero. Se venden a «2,40 euros la docena o a un euro, cinco castañas. Este año han subido, antes estaban a dos euros la docena, pero llevaban varios años sin subir y también ha habido escasez...»

El puesto de castañas se instaló «el 18 de octubre y estaremos hasta el 15 de enero». La atención es diaria, «desde las cuatro y media de la tarde hasta las nueve o nueve y media de la noche». La 'locomotora' está ubicada en los jardines Clara Larrañaga. El lugar «lo asigna el Ayuntamiento. Este es un sitio de tránsito y después de las ocho de la tarde ya no pasa nadie. A mí me gustaría más que estuviese en una zona de bares porque a los que andan de poteo les gusta comprar... Es mi opinión».

Jorge Iván Castró llegó a Euskadi «hace diecisiete años» desde Medellín. Esta es la tercera temporada que está en Zumarraga atendiendo el puesto de castañas. «Estuve también hace tres y cuatro años. Esto no es algo que haga todos los años», aclara. Cuando termine la temporada de castañas comenzará «la de los helados, el 1 de marzo. Eso sí que lo hago todos los años, vender helados en una furgoneta». Hasta entonces todavía hay tiempo de disfrutar de las ricas castañas asadas.

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