Vermut y selfie ante la casa de Iparragirre

Es lo que tiene estar de aniversario: Urretxu está siendo destino de quienes desean conocer los lugares de interés histórico en torno a la figura de Iparragirre. Sobre todo en los días que no son de playa asoman por el casco viejo visitantes que se plantan ante la casa natal de Iparragirre para hacerse un selfie de recuerdo en el año del bicentenario. «Ya empieza a ser cosa de todos los días. Llegan con mucha calma de a poco y se sacan unas fotos ante la placa y luego se dirigen a la plaza para visitar la estatua y el resto del casco viejo», nos afirman desde cafetería Ezkurra, ubicada ante el número 8 de la calle Iparragirre.

Y es que Urretxu, empieza a ser para muchas personas un destino turístico distinto: sin aglomeraciones, histórico y cómodo donde pasar una tarde o una mañana, ubicado a menos de una hora de cualquier capital de provincia de Euskadi y Navarra.

El número 8 de la calle Iparragirre muestra una placa que conmemora la fecha de nacimiento y fallecimiento marcando el lugar donde nació el bardo universal. A unos pasos se encuentra la plaza que lleva el nombre de Iparragirre, presidida por una estatua con su figura. El espacio se cierra en cuadro, con edificios del casco antiguo, que le sirven al visitante para completar su visita.

En primer lugar señalaremos la parroquia de San Martín de Tours, una joya arquitectónica, cuyo interior sorprende al visitante, que podrá disfrutar de la imaginería del siglo XVI donde destaca el escultor Domingo de Mendiaraz.

Otro edificio que cierra la plaza es el Palacio Corral Ipeñarrieta, donde se ubica la Casa Consistorial, cuya construcción data de principios del siglo XVII y ofrece una fachada post herreriana de caliza rosa donde destacan dos escudos de mármol de la familia. En la entrada se puede leer la leyenda 'En la casa del que jura no faltará desventura'. El edificio cuenta también con balcones de hierro forjado y un excepcional alero de madera tallada. En su interior, el primer piso acoge la sala capitular, donde se pueden observar varias obras pictóricas que muestran a hijos ilustres de la villa (Iparragirre, Gaspar de Jauregi, Nekolalde, Ipeñarrieta, Areizaga, Labeaga, Zenon Aranburu, Diego Corral y Arellano y Antonia Ipeñarrieta) del pincel de artistas como Iceta, Lekuona, Vaqueriza, Velazquez...

El casco viejo ha conservado algunas casas del siglo XVI como Bikariokoa, Galdosenea, Barrenetxea o Faktorekoa, todas ellas en la calle Iparragirre.

La Casa Aizpurunea ubicada en calle de homenaje al general Gaspar de Jauregi alberga la Casa de Cultura y un museo de Minerales, Fósiles y Rocas muy concurrida por escolares y aficionados a las Ciencias de la Tierra durante el curso escolar. Fuera del casco antiguo, en su cercanía podemos ver la fachada de lo que fue el palacio del Varón Areizaga con su escudo, el mejor de los que se conservan en la villa.

Los bares del casco antiguo de Urretxu (Navarro, Goiko Kale y Ezkurra) comercializan un vermut ideado ante la llegada del bicentenario con el nombre y foto de Joxe Mari Iparragirre en la etiqueta, que no pueden dejar de degustar. Procede de la bodega Arlini en Murcia y la idea surgió del vendedor de bebidas Alberto Busca.

Para el rato de esparcimiento y reposición de fuerzas contamos con diferentes restaurantes que van desde el menú del día hasta la comida más exigente, así como las terrazas donde pasar un buen rato charlando. Zonas de esparcimiento con entidad propia como la Campa de Santa Bárbara, ubicada en el antiguo camino real a Francia. Allí está el Palacio de Ipeñarrieta y la ermita de Santa Bárbara, rodeados de sombras con mesas para pasar un buen rato en plena naturaleza. El palacio se mandó construir en 1605 por Cristóbal de Ipeñarrieta. Los escudos familiares están labrados en mármol blanco de Carrara con el lema 'Soli Deo Honor et Gloria', que también se puede leer en el escudo de la villa.

Tampoco hay que abandonar Urretxu sin visitar su cementerio, donde se encuentra el mausoleo a Iparragirre donde descansan los restos del bardo desde el año 1981. 'Askatasun egarria', que es como se llama, es obra de José Vicente Lasa, los moldes fueron realizados en Ezguba y la fundición en la desaparecida empresa Sarralde. Representa un dolmen con siete pies, uno por cada herrialde de cuyo techo sale la silueta de Euskal Herria tensada por una cadena a punto de ceder. En la inauguración asistió el entonces lehendakari Garaikoetxea. Retoños del Árbol de Gernika flanquean el dolmen y es frecuente que las personas recojan los frutos de los árboles para sembrarlos por todo el mundo.