Legazpi

La Ikurriña 'al taller' tras partirse su mástil

Legazpi amaneció ayer sin la gran Ikurriña que preside su plaza desde el año 2012. El gran mástil de acero de 10 metros de altura que la sustenta cayó derribado al partirse desde la base durante la noche del lunes al martes, sin que, afortunadamente, alcanzara a nadie transitando por las inmediaciones. Se cree que un vendaval, unido al deterioro y la fragilidad de la propia columna debido al paso del tiempo, han sido las causas de su desplome. La Ikurriña se encuentran ya a resguardo en las dependencias municipales para su futura reposición sobre otro mástil nuevo.

La gran Ikurriña de la plaza de Legazpi fue izada por el Ayuntamiento en el año 2012, con motivo del 80 aniversario de la aprobación de su colocación, por primera vez, en el balcón del consistorio legazpiarra por parte de la joven Corporación Municipal de 1932. Ninguno de los miembros de dicha Corporación vivía ya para contarlo, pero fueron sus descendientes –familiares de quien entonces era alcalde Daniel Aranguren y de los corporativos Cayetano Elorza, Avelino Ciaran, Domingo Iñurritegi, Justo Urzelai, José Mari Agirrezabal, Valentín Agirrezabal, José Aztiria y Anselmo Zabaleta– los que tuvieron el honor de portar la Ikurriña en el momento de su izada en 2012, durante un emotivo acto.

Desde entonces, la Ikurriña ha formado parte del paisaje de la plaza con orgullo, habiendo sido su tela renovada en diversas ocasiones debido al deterioro que el tejido soporta en su permanente exposición a las inclemencias meteorológicas.

En fechas más recientes, en febrero del pasado 2024, la Ikurriña fue ligeramente desplazada de su lugar original dentro de las obras realizadas por el Ayuntamiento para mejorar la iluminación entre la plaza Euskal Herria y Plazaola. En el lugar que se encontraba se colocó una columna de 12 metros de altura, con 10 proyectores de tecnología LED. Con el fin de no restar visibilidad y protagonismo a la Ikurriña, esta última fue recolocada varios metros más allá, sobre una base rodeada de un pequeño jardín.

Ahora y por primera vez desde su colocación en 2012, es el mástil el que requiere sustituto para que la Ikurriña vuelva a lucir en todo su esplendor.