Legazpi
Una Ezpata Dantza de las mujeres que no pudieron bailarlaSecciones
Servicios
Destacamos
Legazpi
Una Ezpata Dantza de las mujeres que no pudieron bailarlaEn plenas celebraciones de su 50 aniversario, el grupo de baile Sustraiak ha ofrecido este mediodía una Ezpata Dantza insólita y llena de emoción para muchas generaciones de mujeres en la localidad. El gran baile del 3 de mayo ha sido interpretado por las legazpiarras que en estos cincuenta años fueron componentes de Sustraiak pero no pudieron bailarlo, al haber sido este honor exclusivamente reservado a los hombres hasta el año 2015, a partir del cual, la Ezpata Dantza de Legazpi pasó a ser mixta. En 2011 solamente la bailaron las mujeres como primer guiño a la apertura y antes, en torno al año 1950, existen imágenes antiguas de tres jóvenes legazpiarras interpretándola, pero fueron hechos puntuales.
La reivindicativa Ezpata Dantza de mujeres de este sábado ha sido escenificada con gran fuerza y esplendor en la plaza Euskal Herria. En lugar de los habituales 16 ezpata dantzaris que protagonizan el baile ha sido ejecutado por 34 mujeres. En vez de construir una figura de la rosa o degollada han erigido dos, que han sido coronadas por las dantzaris veteranas Aitziber Gine y Leire Makibar. Lurdes Garate, de 67 años, ha sido la dantzari más veterana. Fue integrante de Sustraiak desde los 15 hasta los 19 años. Hoy señalaba que poder bailar la Ezpata Dantza le producía una «emoción indescriptible».
Los txistularis de Goiz Deia también han estado acompañados de los veteranos que tocaron la Ezpata Dantza para Sustraiak en el pasado.
Otro de los momentos emotivos de esta mañana del día grande de las fiestas de Legazpi ha sido la entrega del premio Olaria a los trabajadores que colaboraron con Eduardo Chillida en la creación de sus obras en la fábrica de Patricio Echeverría. Abel Araguzo, Josu Romaratezabala y Agustín Beloki han recogido la preciada estatuilla en nombre de todos ellos, dedicando unas palabras de recuerdo especial a los que ya no están entre nosotros. «Chillida soñaba esculturas, pero fueron nuestros trabajadores quienes imaginaron cómo sostenerlas, quienes calcularon, cortaron, doblaron, ajustaron... una y otra vez hasta que la belleza se sostuviera en el viento, quizás no eran artistas, pero lo que hicieron fue arte», ha puesto en valor el alcalde, Eric Gálvez.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.