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Una treintena de estadounidenses que vinieron a estudiar a Oñati en 1974 (media docena echaron raíces aquí) disfrutando ayer de un animado pintxo-pote repleto de anécdotas y recuerdos. MARIAN

Oñati

Simbólico reencuentro 50 años después

Boise-Oñati. Un libro, una exposición y la celebración de la 'Día de la Diáspora Vasca' recuerdan el primer programa de estancias de estudiantes de la Universidad de Boise (EEUU) en Oñati

Viernes, 6 de septiembre 2024, 20:42

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Oñati es este fin de semana la capital de la diáspora vasca. El lunes se cumplió medio siglo del primer programa de estancias que estudiantes y profesores de la Universidad de Boise (EE.UU) llevaron a cabo en Oñati durante un lustro con la historia, la cultura y la lengua vasca como principales señas de identidad.

Y aprovechando la conmemoración, y que Oñati ha sido durante siglos pueblo de migrantes, los alrededores de Eltzia acogerán mañana el 'Día de la Diáspora Vasca' con la presencia del lehendakari Imanol Pradales, la alcaldesa Izaro Elorza, y una nutrida representación de estadounidenses que vinieron a Oñati en el curso 1974-1975.

Una intensa y simbólica jornada que ayer calentó motores con la presentación del libro 'Abentura bat baino askoz gehiago' que Iñaki Galdos ha escrito sobre una experiencia sociocultural que «supuso un punto de inflexión en la historia de la relación de Euskal Herria con la diáspora vasca de Estados Unidos».

El lehendakari Imanol Pradales presidirá mañana al mediodía en Eltzia los actos festivos del 'Día de la Diáspora Vasca'Iñaki Galdos presentó ayer en Santa Ana el libro 'Abentura bat baino askoz gehiago' que se completa con una exposición

El propio Galdos, Sheila Fritz, Debora Outsen y Juli y Patxi Lotra, que echaron raíces en Oñati, integran la comisión organizadora de un fin de semana que paralelamente a los dos actos oficiales ( la presentación del libro y el día de la diáspora) está ofreciendo un buen número de citas y celebraciones a la expedición americana.

«Hemos organizados visitas turísticas, pintxo-pote, excursiones a Urbia, Arantzazu y Araotz, y por su puesto citas gastronómicas» explicaron ayer tras disfrutar de un lunch en Pake Leku y un animado poteo.

Les acusaron de ser de la CIA

Él fue uno de los 76 alumnos que el 2 de septiembre de hace 50 años cruzaron el pueblo hasta el edificio de los agustinos en Larraña (ahora Eltzia) escoltados por la Guardia Civil «desconociendo que la 'cortesía', no obedecía a ningún protocolo por ser visitantes ilustres. La realidad era que pocos días antes, 'El Cabra', y su gente habían colocado unos explosivos donde se instalaría el campus» recuerda Iñaki Galdos en el libro.

Esas detonaciones fueron «la expresión más dura de un movimiento contrario a la llegada de los que eran incluso calificados como intrusos por ciertos sectores. La acusación más severa era la de ser una tapadera de la CIA, pero cuestiones como las drogas, el sexo, la especulación inmobiliaria y el riesgo de ser utilizados por el régimen de Franco flotaban en el ambiente, e incluso fueron motivo de debate en las conversaciones y negociaciones que Pat Bieter y su entorno tuvieron durante casi dos años en la Euskadi peninsular, pero también en la Euskadi continental con personas refugiadas. Lógicamente, el proyecto estuvo a punto de suspenderse varias veces en aquel convulso periplo» relató Galdos en la presentación.

Afortunadamente los recelos y las sospechas desaparecieron pronto y la integración del grupo en Oñati fue tan rápida como fructífera. De hecho el campus tuvo continuidad cuatro cursos más, hasta que nuevas realidades como la creación de la UPV y convenios de intercambio se fueron imponiendo. «Pero la huella que dejó en Oñati pervive aún» destacó.

El ejemplar, ya a la venta, recoge testimonios de quienes participaron en el pionero programa universario vasco-americano, documentación, fotos y recortes de prensa que podrán disfrutarse también en una exposición de diez paneles que se abrirá mañana en Eltzia, en el marco del 'Día de la diáspora'.

Dia de la diáspora vasca

El 'Día de la Diáspora' fue instaurado en 2018 y sirve para homenajear y recordar a los vascos que viven fuera de los límites fronterizos de Euskadi pero que siguen divulgando su cultura, su lengua y su espíritu.

Se trata, por un lado, de dar a conocer la gran comunidad vasca existente en distintas partes del mundo y servir de punto de encuentro y, por otro, incidir en que Euskal Herria fue y sigue siendo un pueblo emigrante.

En la presentación de la jornada se resaltó en que «el corazón de Euskal Herria también late en el exterior». Rincones como Boise, la capital del estado de Idaho, son un claro ejemplo. Y aquellos jóvenes que estuvieron viviendo en Oñati, dan fe de ello.

Boise cuenta con una manzana entera dedicada a la cultura vasca, restaurantes con productos y platos típicos, frontones y hasta un colegio que ofrece educación en euskera.

El compromiso de la diáspora se constata también en los dos centenares de Euskal Etxeak que se encuentran repartidas por un total de 25 países funcionando como motor de la colectividad vasca y tejiendo redes. Por eso, aunque mañana Oñati vaya a convertirse en epicentro de las celebraciones, los ecos de la jornada resonarán en otros muchos lugares del mundo gracias a que las Euskal Etxeak tienen el 8 de septiembre marcado en rojo en el calendario.

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