La noche de terror que precedió a un gran descubrimiento

A día de hoy, la tecnología gobierna sobre muchas de estas investigaciones, ayudando de primera mano en el trabajo de los arqueólogos. Sin embargo, hubo un tiempo no muy lejano en el que dichos trabajos se asemejaban más a pequeñas aventuras improvisadas que daban pie a historias de todo tipo. Fue precisamente una de esas aventuras la que dio pie al hallazgo arqueológico más importante de la historia de Oñati y, coincidiendo con el 55 aniversario de este hecho, el Ayuntamiento de Oñati ha publicado un libro escrito por Iñaki Zubeldia, uno de sus descubridores. El escrito titulado 'Lehoiaren atzaparretan galduta', está basado en la historia real que rodea el descubrimiento del león de Arrikrutz ocurrida durante el otoño de 1966.

La historia que Zubeldia narra en este libro es, cuanto menos, interesante: «Hace 55 años, en octubre o en noviembre no lo recuerdo bien, Jesús Manuel Maroto y yo entramos llenos de ilusión en la cueva de Arrikrutz con la intención de llegar hasta la lejana sala de Aranzadi que se encontraba en uno de los puntos más escondidos del sistema de galerías. En aquella época, ambos estudiábamos teología aquí mismo en Oñati por lo que contábamos con un permiso especial que nos permitía ausentarnos durante varias horas de la universidad. Sin embargo, los dos teníamos una cita con el coro a las 20.00 de la tarde y estábamos obligados a estar allí de vuelta».

Lo que ocurrió a partir de ese momento en el que ambos estudiantes se sumergieron en la cueva es historia: llegaron hasta la mítica sala de Aranzadi, dieron con los huesos del león y, apenas un cuarto de hora después, se perdieron: «¿Cómo es esto posible? En realidad la explicación es muy sencilla: durante todo el trayecto que realizamos desde la entrada de Arrikrutz hasta la galería Aranzadi íbamos muy preocupados de vigilar los agujeros que se abrían a nuestros pies en cada recodo del camino. Algunos de estos hoyos se precipitaban varios metros hacia la oscuridad y teníamos que estar muy atentos para no caer por ellos. Eso en realidad jugó en nuestra contra porque cuando quisimos mirar hacia atrás, ya no sabíamos por dónde habíamos venido».

Tan preocupados iban los dos amigos de no caer por alguna de las muchas aberturas que había en el camino que ni siquiera se dieron cuenta de que habían llegado hasta el gran salón de Aranzadi hasta que prácticamente llegaron hasta el fondo del mismo: «Para nosotros aquella era la entrada a la cueva por no podíamos saber cuál era exactamente la forma de salir de allí ahora que habíamos explorado la abertura hasta el fondo». Los estudiantes no se conformaron con llegar hasta allí y siguieron explorando hasta llegar al pequeño espacio en el que les esperaba el león de Arrikrutz.

Aunque en ese momento ninguno de los dos pensaba que fuese tal cosa. En un primer instante estaban absolutamente convencidos de que se trataba de un antiguo oso cavernario que había dado a parar con sus huesos a aquella zona tan recóndita de la cueva de Arrikrutz. Tampoco había mucho más tiempo para el análisis porque, en aquel mismo momento, se dieron cuenta de que tenían el tiempo justo para volver al coro y que debían regresar a Oñati. Fue entonces, al darse la vuelta y tratar de desandar lo andado, cuando se percataron de que no sabían por donde volver: «Pasamos doce horas allí metidos. Con el paso de los años he llegado a pensar que aquel hecho no era sino la venganza del mismo león de Arrikrutz por haberlo encontrado».

La historia que le sigue incluye miedo, alucinaciones y cientos de pensamientos funestos que pasaron por la mente de ambos protagonistas durante toda la noche hasta que fueron rescatados cerca de las 5.30 de la mañana. Doce horas que se convirtieron para ellos en una eternidad y que ahora se recogen en el libro escrito por el propio Iñaki Zubeldia 'Lehoiaren atzaparretan galduta', un testimonio de esa noche de terror que sirvió para dar pie a uno de los más grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos años. Y es que, el libro no se conforma con narrar los hecho que dieron pie al descubrimiento del león, sino que relatan también el gran número de expediciones posteriores a la cueva y las investigaciones que siguieron en torno a la figura del león.

A lo largo de las próximas semanas se han puesto en marcha una serie de actividades cuyo objetivo no es otro que seguir arrojando luz en torno al descubrimiento del león, así como su contexto. En primer lugar, es necesario recordar que el yacimiento del león puede ser visitado con cita previa (a través del número de teléfono 943082000), todos los días de la semana a excepción del lunes. Solicitando cita previa a través de ese mismo número de teléfono también es posible reservar plazas para los talleres que tendrán lugar el 29 de noviembre y el 8 y 26 de diciembre. Estos talleres tendrán lugar esos días a las 12.00 de la mañana en Arrikrutz y a las 16.30 en la oficina de turismo local.

Así mismo, también es importante recordar que el esqueleto del león ya no se encuentra en el propio Arrikrutz (su salida de la cueva se produjo en otoño de 1968 tal y como relata el propio Zubeldia en su texto), y que su esqueleto se encuentra en Gordailua (Centro de Colecciones Patrimoniales de Gipuzkoa), por lo que también se ha organizado una visita guiada a este espacio el próximo día 19 a las 18.00 en Irun. Las reservas para esta visita pueden hacer a través de los siguientes números de teléfono: 943783453 y 943718808.

Por otro lado, el 25 de noviembre el propio Iñaki Zubeldia estará en la Oficina de Turismo local a partir de las 18.00 para ofrecer a todos los vecinos que estén interesados en asistir, una charla en torno a este mismo tema. En la propia charla existirá la posibilidad de adquirir el libro de Zubeldia. El relato de un hecho histórico más que subrayable y que merece conservar en casa.

Las cuevas de Arrikrutz y el complejo montado a su alrededor para poder visitarlas de una forma adecuada se inauguró el pasado 7 de junio de 2007 y desde entonces es posible conocer la red de galerías a través de una muestra perfectamente adecuada para ello. Pero la importancia de la cueva no se reduce únicamente a su tamaño y al descubrimiento del león, sino que es una representación perfecta de la fauna de la prehistoria y una ventana abierta a cómo era la vida en tiempos en los que la civilización humana aún estaba lejana. El texto de Zubeldia se muestra por lo tanto como una historia de aventuras que sirve además para arrojar nuevos datos sobre el descubrimiento y, aún más importante que eso, para descubrir de primera mano el contexto histórico, social y cultural en el que se produjo dicho hallazgo.