Una mirada urbanística a la Oñati del siglo XIX
Xabier Zelaia ha buceado en más de 13.000 actas y creado una completa base de datos que aglutina en un libro
MARIAN GONZALEZ LIZARRALDE
oñati.
Domingo, 5 de junio 2022, 00:19
Las trazas y decisiones urbanísticas son parte de la intrahistoria de un municipio. Otra forma de acercarse a actividades, proyectos y formas de vida que, ... el que fuera durante 31 años aparejador del Ayuntamiento, Xabier Zelaia, pone en valor en el libro 'Oñati XIX. mendean, Hirigintza eta Etxegintza'.
Tras bucear durante años en más de 13.000 actas, configuró 1.400 expedientes que ha ido trabajando de manera minuciosa, asignando códigos a edificios, lugares y más de un centenar de actividades, y completándolos con anécdotas, historias y planos detallados de los años 1845, 1871 y 1900 creados tomando como referencia trabajos existentes de Lizaur, Coello y Laskurain.
Así sabemos que hasta 1848 no había licencias de obras, «pero como las casas se hacían de madera y estaban en montes públicos, había que solicitar al Ayuntamiento el material necesario, lo que permite obtener datos de interés. El siglo XIX fue además muy convulso, las guerras carlistas, la decadencia de la Universidad oñatiarra, los inicios de la industralización... y la documentación en los libros de actas es numerosa y bastante precisa».
«Un archivo bien organizado, permite tener una visión general de la evolución urbanística de un municipio, y como en Oñati no había un archivo de proyectos hasta 1940, empecé a consultar la documentación general existente y a crear un archivo virtual, para facilitar el registro de los datos que obtenía y su consulta» relata Xabier. Un hobby al que dedicaba sus ratos libres y que, tras jubilarse en 2011, cogió velocidad de crucero.
El ejemplar que el miércoles presentó en el salón de plenos, es el primer fruto de ese inmenso trabajo. Un volumen centrado en el urbanismo y construcción de viviendas en el siglo XIX, que podría completarse en un futuro con otros tres: infraestructuras viarias, administración del territorio y enseñanza no universitaria, temáticas en las que también ha profundizado.
Zelaia puso su base de datos a disposición del Ayuntamiento y éste ha querido reconocer su trabajo con la publicación de un libro que puede adquirirse a 20 euros. Un ejemplar que recoge desde las obras realizadas en ese periodo, a la disposición de los barrios y sus fiestas, los materiales de construcción, las actividades productivas, datos del padrón o conflictos varios.
Rifi-rafes como cuando se denegó a la casa que lindaba con la ermita de Santa Marina construir un piso más. Capilla que luego sería demolida para edificar en 1864 la escuela, que inicialmente tenía una planta con porche lateral y en el siglo XX sumó una segunda, reformándose totalmente el edificio.
Plaza, Agustinos y Casablanca
Entre los hitos urbanísticos del siglo XIX estarían, a su juicio, la obra de la plaza (entre 1848 y 1871), la construcción del convento de los Agustinos en 1886, y la transformación que sufrió Casablanca a partir de 1842.
En lo que respecta a la plaza, que estrenó arkupes y viviendas, hay anécdotas como que en 1883 se pidió demoler los pisos anexos a la parroquia, por el peligro de incendio que suponían para el templo. Una propuesta que no prosperó, pero que en el siglo XX volvería a la palestra con un objetivo más patrimonial. Así, el Plan General de 1958 las dejó fuera de ordenación con el objeto de visibilizar toda la fachada de la parroquia. Proyecto que al final, tampoco salió adelante,
En cuanto al entorno de los Agustinos, una singularidad es que la fisonomía actual de la torre no es la original, ya que el revestimiento de pizarra se quitó en 1943. En una foto coloreada de Valentín Hervias de 1.907 se aprecia como era, así como edificios ya desaparecidos como el chalet 'Goizeko Izarra' o 'Gorrinetxe' el hospital para enfermos que fue demolido para construir la línea de ferrocarril que funcionó de 1923 a 1967.
Casablanca también se transformó en el siglo XIX pasando de albergar el molino y la ferrería de Olalde y poco más, a la fábrica de cerillas (1886) que sería el germen de la actual Garay. Además, desde 1807 hasta 1866, acogió el primer cementerio junto a la ermita de Santa Catalina.
Curiosidades, que como el periplo oñatiarra del dibujante francés Emilio Picholi, autor de la vista general de 1887 que abre esta información, y buen número de datos, fotos y planos ofrecen otra mirada del siglo XIX. Un siglo en el que había 10 barrios en la calle y 15 rurales y el núcleo urbano iba de Kurtzetxo a Kurtzebaltz.
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